Capítulo 10

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Nos encontramos haciendo el amor en el sofá para revivir aquel sueño que tuve. Jean Paul parece disfrutarlo, yo sigo pensando en tener un hijo con él. Una vez que acabamos, él se sienta a un lado para descansar. En eso me toma de la mano y me ve a los ojos algo nervioso.

—Oye Antonio, ¿has pensado en ser algo rudo?

—¿Rudo? ¿Te refieres al trabajo? — le pregunte algo confundido.

—No, yo hablo de que seas rudo a la hora de hacer el amor— me responde Jean Paul.

Su respuesta me deja sorprendido. Amo a Jean Paul, por eso me preocupo por él y me aseguro de que se encuentre bien. Recuerdo que en una misión alguien lo atacó y yo maté al tipo para protegerlo. Por eso no dudo en abandonar una misión con tal de protegerlo.

En VILE nos enseñan a enfocarnos primero en la misión antes que en los demás. Antes de que Carmen se diera a conocer, las cosas estaban tranquilas. Recuerdo que yo estaba ocupado con un trabajo de la misión. Le avisé a Jean Paul, pero él no respondía. Sin respuesta comencé a preocuparme. ¿Le habrá pasado algo? Esa pregunta rondaba por mi cabeza en aquel momento. Tenía que decidir si abandonar la misión o seguir. Decidí ir con Jean Paul.

Lo encontré amordazado por dos sujetos. Intenté ayudarlo, pero alguien me golpeó por detrás, al parecer había un tercer sujeto. Dos comenzaron a golpearme mientras uno sostenía a Jean Paul que gritaba que se detuvieran. Yo estaba tendido en el suelo, pude ver como tocaban el cuerpo de Jean Paul. Yo me enfadé y los maté con la fuerza que me quedaba.

Jean Paul me sostenía, pude ver que él estaba llorando. Sus manos se mancharon con la sangre de mi cabeza provocada por el golpe. La misión había fracasado. Sabía que yo tenía la culpa por haber abandonado la misión por ir a ayudarlo. Le pido disculpas a Jean Paul por haberle fallado.

—No, no digas eso. No me defraudaste. Por favor no digas eso, tú eres el mejor en las misiones— me dijo Jean Paul con lágrimas.

Él siempre aparenta ser alguien frío, pero es alguien vulnerable y frágil. Si los profesores se enteraban de este fracaso, era obvio que me iban a borrar la memoria. Jean Paul me abraza.

—No te preocupes, todo estará bien— me dice Jean Paul abrazándome con cariño.

—No es verdad. Esta claro que los maestros se molestaran— le dije sin querer abrazarlo.

—No lo harán porque nunca lo sabrán— me dijo Jean Paul con seriedad.

—Pero tenemos que decirle. ¿Cómo explicaríamos la sangre y mis heridas? — le pregunté.

—Tan solo diremos que hubo tres ladrones que se metieron en nuestro camino. Les diremos que pensábamos que eran solo dos pero el tercero salió de sorpresa y te atacó por detrás— me explicó Jean Paul para que coincidiéramos con la historia— Al final los matamos y resolvimos el problema.

—Supongo que tienes razón. Después de todo la regla es no dejar testigos— le respondí.

—Así es, solo fue un pequeño percance que se solucionó— me dijo Jean Paul abrazándome con fuerza— No quiero perderte.

Escuchar esas palabras me consolaron. Yo lo abrazo sintiéndome feliz de que yo sea alguien importante para él. Quería confesarle mis sentimientos en caso de que no funcionara, pero temía que eso lo atormentara más.

—Eres mi mejor amigo— me dijo Jean Paul.

Esas palabras me ayudaron a entender que solo me veía como un amigo por lo que no le dije mis sentimientos. En ese momento solo quería besarlo, pero no quería perder su amistad. Al final los profesores se creyeron la historia y nos perdonaron ese fracaso.

Romance secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora