Capítulo 5

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Despierto en la cama algo mareado, Jean Paul está ahí para cuidarme, o eso creo. Él parece preocupado. Intenta decirme algo, pero yo aún estoy mareado como para entenderle por lo que pierdo el conocimiento. Vuelvo a despertar sin saber cuánto tiempo ha pasado, no hay nadie en la habitación, pero al abrirse la puerta entra Jean Paul que al verme despierto se acerca a mí para tocar mi frente. Ahora si puedo escucharlo.

—¿Estas bien, mon amour? — me pregunta Jean Paul— ¿Puedes decirme quién soy?

—Eres Jean Paul, mi novio— le respondo con una sonrisa. Él suspira del alivio.

—Menos mal, pensé que era algo grave— me dice Jean Paul tocándose el pecho.

—¿Qué me pasó? — pregunté algo mareado.

—Eso mismo te iba a preguntar— señala Jean Paul— Te encontré tirado en la cocina y me preocupé. ¿Acaso no recuerdas?

—Creo que sí. Recuerdo que estaba haciendo la comida, luego todo se tornó oscuro para luego despertar aquí en la cama— le explique con un dolor de cabeza.

—Esto es raro. ¿Acaso alguien te atacó por detrás? — preguntó tocándome detrás de la cabeza— ¿Te duele algo?

—Solo me siento algo mareado.

—Tal vez sea mejor que descanses. Déjame a mí la comida — me dijo con dulzura.

Él se retira dejándome descansar. Yo soy alguien que disfruta de la comida, siempre solía llevar bocadillos para Jean Paul en las misiones. Necesito recordar lo último que hice. Al menos si lo recuerdo a él, por lo que VILE queda descartado. No hemos sabido nada de VILE desde que inicio la epidemia.

Escucho ruidos provenir de afuera, tal vez sea Jean Paul cocinando. Desde que él se mudo mi vida ha sido más alegre. Por alguna razón no le prestó atención a lo que sucede afuera, creo que tenerlo aquí conmigo me ha hecho olvidar las malas noticias.

Intento dormirme, pero a mi mente solo se me viene la imagen de Jean Paul por lo que me es difícil atrapar el sueño. Mi corazón se acelera por lo que intento calmarme. Amo a Jean Paul, pero no quiero hacerlo todos los días con él. Bueno, en realidad sí, pero una parte de mí siente que solo me estoy aprovechando de él. ¡Eso es! ¡Ya me acorde!

Comienzo a recordar. Yo quería hacerle una comida especial a Jean Paul para demostrarle cuanto lo amo y que no siempre busco tener relaciones. Recuerdo que intente hacer un especial de caracoles, pero como me dio asco me termine mareando golpeándome la cabeza con la caída. Que vergüenza, no puedo creer que me hubiese desmayado por caracoles. Ahora que lo pienso, ¿Qué habrá pasado con los caracoles?

Jean Paul toca la puerta entrando con un plato de comida. Estoy emocionado por comer su comida. Esta vendría siendo la primera vez que cocina algo especialmente para mí. Pongo la mini mesa para luego ver que lo que me preparó fue caracoles cocidos, o algo así, el punto es que eran caracoles.

Yo estaba asqueado, pero intentaba ocultar aquella emoción, pues Jean Paul estaba muy ansioso por probarlo. Al parecer él encontró los caracoles y no quiso desperdiciarlos. Intento disuadirlo.

—Creo que me vendría bien un caldo de pollo.

—Lo sé, pero comer caracoles también es saludable. Los caracoles proporcionan muchos nutrientes...— él me daba un largo discurso mientras mis ojos solo veían con asco los caracoles.

—No te hubieras molestado— exprese con una sonrisa falsa.

—Para nada. Anda, come, también pueden ayudarte a bajar de peso— dijo Jean Paul en broma.

—¿Me estas diciendo gordo? — pregunte algo ofendido.

—No, pero últimamente estas ganando algo de peso— responde Jean Paul tocándome la panza.

Él sigue insistiendo en que lo coma. Yo intento probar un caracol, pero el asco me gana haciéndome vomitar. Esto provoca que el plato se tire al suelo. Miró a Jean Paul que esta algo deprimido, pues creo que le hice entender que no me gustó lo que cocinó. Yo le pido disculpas y le digo la verdad. Él escucha con atención y una vez de haber terminado de contar la historia, él limpia el desastre para luego retirarse sin decirme nada más.

Ha pasado una hora desde aquel desastre, Jean Paul no ha vuelto, creo que la he arruinado. Tan solo quería darle algo especial. Él entra para darme una lata de rodajas de piña. Se retira sin decir ninguna palabra. Yo estoy deprimido, tal vez me esté castigando haciéndome comer solo piña.

Llega la noche, solo comí piña durante todo el día. Tengo hambre, pero me da pena pedirle comida a Jean Paul. Él entra para sentarse en la cama, observa la lata vacía y me pregunta sí me la comí. Es obvio que me la comí, pero por lo sucedido antes es normal que piense eso. Yo asiento con la cabeza. Él se acerca a mis labios para besarme. No entiendo lo que sucede. ¿Esta enojado o feliz? ¿O acaso esto es un juego sucio?

—¿Quieres hacerme feliz? — me preguntó. Yo asentí con la cabeza— Pues, quiero hacer el 69 contigo.

—¿¡Que dices!? — exclame de la sorpresa. No podía creerme lo que decía— ¿Por qué de repente quieres hacerlo? ¿Acaso sabes hacerlo?

—¿Sabes lo que es el 69?

—Sí, lo he escuchado por ciertas personas, y tal vez internet me mostró unas cuantas imágenes— respondí de forma nerviosa.

—¿Te mostró? — me pregunta algo incrédulo.

—De acuerdo, lo admito, si he sentido curiosidad, ¿contento?

—Pues ya viene siendo hora para intentarlo— responde comenzando a bajarme los pantalones. Yo lo detengo.

—Jean Paul, no estoy listo para esto. ¿Qué pasa si lo hago mal? — pregunté muy nervioso.

—Descuida, también es mi primera vez— responde acariciándome la mejilla.

—¿Acaso no estas nervioso? ¿Acaso ya lo has hecho antes? — pregunté.

—Como te dije, es mi primera vez haciendo esta postura. Y sí estoy algo nervioso, pero estuve investigando en internet y creo que ya estoy listo— me explica algo apenado— ¿Por qué crees que te di piña?

—¿Acaso la piña tiene algo que ver con el 69? — le pregunté algo confundido. Él solo me calla con el dedo.

—Dejemos esa pregunta para después— me responde con una sonrisa.

No quiero entrar en muchos detalles, pero tan solo diré que al menos Jean Paul pareció haberlo disfrutado, solo hicimos esa posición, tal vez era algo que él venía pensándolo desde hace mucho pero nunca supo cuando darse esa oportunidad. Al menos nuestra relación sigue intacta.

Romance secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora