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Cuenta Peter

Meses después

—¡Peteeeeer! —levanté la cabeza y vi a Lali corriendo hacia mí.

Mi corazón se aceleró, y me junté con ella a medio camino.

—¿Qué pasa, Lali? ¿Qué ha pasado?

Ella se agarró el pecho y trató de recuperar el aliento.

—¿Cómo no... me dijiste que…? —se agarro el pecho intentando normalizar su respiración— Dame un segundo… Creo que estoy teniendo un ataque al corazón —se inclinó y apoyó las manos en las rodillas. La agarré por los hombros y la enderecé.

—Lali háblame, ¿qué pasa? —agitó la mano con desdén.

—Dame un minuto, estoy enfadada
contigo

—¿Qué he hecho?

—¿Cómo has podido no decirme que Jamie Dornan, ¡Jamie Dornan!, se ha mudado a la casa de al lado? ¿Por qué me lo ha dicho Euge y no tú? ¿¡Eh!?¡Confiaba en ti, maldición!

—Chiquita, no espío a los vecinos. No sabía que Jamie se había mudado a la casa de al lado

Sus ojos se abrieron lentamente, haciéndola parecer todavía más graciosa mientras me miraba.

—¿Lo conoces? Has dicho «Jamie», como si lo conocieras —murmuró— ¿Conoces a Jamie Dornan?

Estaba haciéndome sentir pequeño. De nuevo. Incliné la cabeza a un lado y le lancé una mirada aguda.

—Intenta no desmayarte por otro chico delante de tu marido, chiquita. No causa buen efecto

Me puso las manos en los hombros y dejó caer la frente contra mi pecho. Aproveché la oportunidad, y la abracé inmediatamente para acercarla a mí.
Me miró con una sonrisa tonta.

— ¿Puedes presentárnoslo? Me refiero a mí. Y sí, quizás también a Euge. A las dos. ¡Es el mismo Jamie Dornan el que va a vivir al lado de nosotros con su precioso niño y su esposa, tienes que hacerlo! ¿Lo harás? ¡Ay, sabía que te amaba por una buena razón!

—Lali… —suspiré— Tu marido también es una estrella de cine. ¿Vas a abandonarme tan rápido por otra? ¿Acaso me ves persiguiendo a otras autoras? —pregunté y ella solo me dio unas palmaditas en la mejilla y suspiró.

—¿Cuándo puedes presentárnoslo? No quiero encontrarme a Euge escondida entre los arbustos tratando de espiarlo por encima del muro —negué riendo con la cabeza y la obligué a darse la vuelta.

—Venga, vamos… —resopló, pero comenzó a andar delante de mí.

—Cuéntame otra vez por qué tengo que formar parte de esta broma que le van a gastar a Jennifer

—¿Porque así nos eres útil?

La estaba conduciendo hacia la caravana donde las maquilladoras le pondrían una peluca para que pudiera mostrar un parecido a Jennifer. Sin embargo, lo que no sabía era que la broma era en realidad para ella.

—¿Cuándo van a rodar la última escena? —preguntó mientras buscaba mi mano— Quiero verlo. Quiero escuchar gritar «¡Corten. Es esto es todo, muchachos!»

—Será justo después de la broma

—¿Y cuándo van a decirle que es una broma? ¿Me voy a poner una peluca y a hacer qué exactamente? ¿Saltar sobre ella o algo así?

—No tienes que hacer nada, cariño; que te quedes allí quieta será suficiente para que la broma funcione —le levanté la mano, y le besé el dorso.

AMOR DE INFANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora