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Cuenta Lali

Después de pasar casi todo el día sola porque Peter tenía cosas que hacer, estábamos en una limusina con Vanessa –quien iba hablando con Peter–, yendo hacia el teatro donde se realizaría la proyección del estreno.

—¿Recuerdas todo lo que te he dicho, Lali? —preguntó después de que terminara por fin de hablar con Peter.

—Sí, Vanessa. Dejaré que Peter hable la mayor parte del tiempo mientras yo me limito a sonreír y trato de parecer ideal de la muerte a su lado —levanté un dedo como si acabara de recordar
algo— ¡Oh, lo siento, casi lo olvido! También me aseguraré de mostrar el anillo de alguna manera sin que parezca que se lo estoy metiendo en las narices a todo el mundo

Peter se rio entre dientes y me tendió la mano con la palma hacia arriba.

—Vamos, ya casi hemos llegado

Sonriéndole con timidez, le agarré la mano. Todavía no podía enfrentarme a sus malditos ojos. Intenté no pensar en la conversación que había tenido con Euge esa mañana, pero fue inútil.

«¡He dormido en la misma cama que Peter!»

«¿Viste el miembro de oro y a sus acompañantes? Comienza a describirlos ahora mismo»

«No, Euge, no he visto su… nada. Y, si alguna vez tengo el privilegio de verlo no los llamaré "el miembro de oro y sus acompañantes”»

«Eres una aburrida. Entonces, ¿qué coño estabas haciendo en su cama? Dime que no te has limitado a verlo
dormir abrazada a él»

«A veces cuestiono nuestra amistad...»

«Se te pasará, ahora suéltalo todo»

«Resumiendo, había una fan loca esperándolo en su habitación, que resultó ser mi habitación. Después de que se la llevaran, él quiso que durmiera con él para que me sintiera sana y salva»

«Me he desmayado… ¿Has oído el golpe? Estoy en el suelo. ¡Te voy a llamar ya!»

Antes de que pudiera decirle que no podía hablar, su rostro ya iluminaba mi pantalla.

—se supone que tengo cinco minutos para arreglarme el pelo y maquillarme, no puedo hablar contigo ahora —le dije tan pronto como respondí a su llamada.

—Hola a ti también, mejor amiga mía. ¡Santo Dios…! ¿Dices que tienes que arreglarte el pelo y maquillarte? Dentro de unos días no recordarás ni mi nombre

—He sido yo quien te ha enviado un mensaje hace unos segundos

—Bueno, no podía mostrar mi entusiasmo a través de mensajes, era necesario que oyeras mi voz. Querías escuchar mi voz, ¿no? —abrí la puerta del balcón y salí para asegurarme de que nadie pudiera oírme.

—Vale, has hecho bien. Tengo que contarte algo más, pero no puedes asustarte, ¿de acuerdo? Porque si te asustas tú, me asustaré yo, y yo no puedo asustarme

—Madre mía, me estás volviendo loca con tantas conjugaciones del verbo «asustar»

—Es en serio, tengo que estar lista antes de que entren. No quiero que Vanessa se moleste. Vamos al grano: como te he dicho, hemos dormido en la misma cama —dije, dando saltitos en el sitio. Me estaba emocionando solo de hablar de ello.

—Sí. Sí. ¡Sigue, sigue!

—En medio de la noche, me desperté porque sentí algo en la pierna

AMOR DE INFANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora