Hasta el día en que conocí a Peter Lanzani, mis sueños estaban llenos de nubes blancas y preciosos vestidos de color rosa, sabrosas tartas de manzana, y, por supuesto, también aparecía en ellos el hermano mayor de nuestra vecina, Gara.
—No quiero oír ni una palabra más al respecto, Peter... Cariño, puedes quedarte aquí siempre que
quierasEstaba a punto de bajar para ayudar a mi madre a poner la mesa cuando aquellas voces llegaron hasta mí haciendo que me detuviera en seco.
—¿Ves? Ya te he dicho que no pasaba nada. Venga, vamos a mi habitación
—Espera, Nico. No vayas tan rápido
Oí el apagado tintineo de la taza de café de mi madre cuando la dejó en la encimera de la cocina unos segundos después.
—Peter... —volvió a hablar de nuevo mi madre—, ¿estás seguro de que no quieres que llamemos a nadie? Quizá deberían examinar a tu madre para asegurarse de que esté bien, o podemos avisar a tu padre y decirle que pasarás la noche en casa con nosotros. Estoy segura de que se preocupará si llama a tu casa y no logra hablar con ninguno de ustedes dos
Mi madre era una mujer tierna y compasiva, tan buena que parecía que tenía el corazón de brillante oro líquido. Había oído cómo mi abuelo se lo decía innumerables veces por soportar a mi padre, así que debía de ser cierto; o eso pensaba con mi mente infantil. Aunque mi madre tenía también una parte que la hacía volverse salvaje, ya que protegía ferozmente a los que consideraba
parte de su familia. Dejando eso a un lado, era una novia feliz, como a mi padre le gustaba llamarla, pues tenía el don secreto de hacer sonreír a cualquiera, incluso cuando estaban tristes por algo. Lo sabía porque siempre me hacía reír cuando íbamos al dentista, que era el lugar más aterrador para una niña de siete años. Si estabas con ella, no tardaba en conseguir que sonrieras en poco
tiempo. No solo tenía ese efecto en mi hermano y en mí, sino que conseguía lo mismo con mis amigas. Cada vez que era ella la que venía a recogernos al colegio, todas la miraban con una enorme sonrisa tonta en la cara. En realidad, ahora que lo pienso, me recordó a Nala, la cachorra que
Gara tenía desde hacía unas semanas. ¡Oh, me encantaba ver al hermano de Gara, Thiago jugando con esa cachorra! Siempre imaginaba que acabaríamos teniendo algunos cachorros como ese después de que me pidiera que me casara con él.Suspiré…
De todos modos, no me permitían tener un cachorro, y, por supuesto, nunca se me habría ocurrido introducirlo en casa cada vez que mi madre saliera. En general, en aquella época creía que era difícil ser niño, pero tener una madre como la mía hizo que todo me resultara un poco más fácil. Por eso siempre he querido ser como ella. Quería hacer felices a las personas, que se olvidaran de sus preocupaciones durante un tiempo, ser su sol como ella era el nuestro. Había habido solo un pequeño problema…: el hecho fundamental de que yo no tenía un corazón de oro y tampoco que nunca se me había dado bien ser pacífica o elegante. Sin embargo, no era culpa mía; siempre era Nicolás el que me molestaba y sacaba lo peor de mí. Si hubiera que repartir culpas, éstas caerían directamente sobre los hombros de él, no sobre los míos.
Nicolás era mi hermano mayor, el que seguía molestándome, y lo había hecho, probablemente, desde el día en que nací. Por desgracia, no recordaba los primeros años de mi existencia, pero estaba segura de que él también se había pasado conmigo en esa época. Según me habían contado
mis padres unos días después de que me trajeran del hospital a casa, les había dicho que habrían tenido que devolverme al lugar en el que me habían encontrado, junto a los contenedores de basura con ratas... ¿Se lo pueden creer? Así era mi querido hermano mayor. Pero ni siquiera había terminado de decir todo eso sin una inteligente amenaza mía. Me recordé a mí misma el día que se había puesto a correr con mi cochecito por el parque, conmigo dentro. ¿Por qué? Seguramente para matarme de un infarto.
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AMOR DE INFANCIA
Short StorySe enamoró de él cuando tan solo tenía 7 años. El mejor amigo de su hermano, pero también 4 años mayor que ella. Ella seguía enamorándose de él día tras día, año tras año, pero para él, ella era solo su "chiquita", la hermana pequeña de su mejor am...