7. No esta vez

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JENNA

Caminamos por la acera en silencio. Después de pasar toda la tarde hablando y riendo con el Abuelo Morgan, creo que necesitábamos un momento de tranquilidad. Sólo caminar y mirar el bonito paisaje a nuestro alrededor.

Las calles silenciosas con algún que otro coche pasando. Niños jugando por la plaza cercana. Parejas y familias entrando a las tiendas y de acompañante un atardecer que bañaba el cielo de un naranja rojizo.

—Oye, discúlpame por lo de hoy —dijo Liam rompiendo el silencio—. Mi abuelo es un poco... —Hizo una pausa formando una mueca pensativo— ¿Enérgico?

—Tu abuelo es genial. -—le dije tocando su hombro de manera reconfortante.

—A veces se pasa un poco de confianza, espero no te haya incomodado tanto. —dijo tocando su nuca. Se notaba que estaba avergonzado.

—Oye te he dicho que es genial, es más... —dije de manera animada— Quisiera un abuelo así en mi vida.

La verdad es que me hubiese gustado tener un abuelo así. El mío nunca lo conocí, murió hace años y el pasar esta tarde con Liam y su abuelo me ha hecho añorar tener una relación así con el padre de mi padre.

Después de mis palabras, Liam me regaló una sonrisa de boca cerrada.

—Pues ya has oído al abuelo, eres su nieta ahora. —Soltó una carcajada que me dejó embelesada mirándolo.

¿Cómo alguien podía verse tan guapo riendo?

Antes de poder decir palabra alguna, la campana de la tienda de helados me interrumpió nuestra llegada al lugar. Entramos al sitio y mis ojos no paraban de moverse admirando la linda temática con la que habían decorado el lugar.

Louie's era una heladería moderna cercana a parques y algunos restaurantes de la localidad. Su estilo divertido con adornos de dulces hacían que te sintieras como en un paraíso de azúcar. Sus mesas con colores de bastones de caramelos, los asientos en forma de malvaviscos, los mesones color chocolate, los pintorescos dibujos en las paredes que combinaban con los sabores y coberturas expuestas en el mostrador de cristal.

—¡Hey, chicos, por aquí! —gritó Doris desde una de las mesas cercanas a la barra de helados.

Liam y yo nos dirigimos a la mesa y nos disponemos a sentarnos junto a nuestros amigos. Doris nos dio una mirada pícara.

—Y... ¿Se la han pasado bien?

—Pues... —dijo Liam mirándome expectante a que terminara la oración.

—De maravillas. —concluí dándole una sonrisa sincera.

—¿Dónde está Paul, por cierto? —intervino Liam después de unos segundos.

No me juzguen, pero la verdad no me había dado cuenta de que hacía falta mi mejor amigo. No obstante, cuando logré captarlo con la mirada desearía no haberlo visto.

—Oh, allí está. —dije de mala gana al percatarme que estaba en la barra con una chica que, según su lenguaje corporal, no dejaba de insinuársele.

"No otra vez."

Desde que uso de razón, siempre había sido amiga de Paul. Un chico extrovertido, crudamente honesto y muy rebelde. Súmale a eso un cuerpo para morirse, un rostro de Adonis, unos ojos esmeralda y una melena rubia desordenada y tendrás una bomba sexy andante.

"Eso es Paul."

Un chico como salido de revista europea que cuando entraba a un lugar lo único que oías eran suspiros de ensoñación.

A través de tu mirada.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora