LIAM
Habían pasado seis días desde la última vez que supe algo de ella. Seis sin tener noticias de Jenna. Desde que se filtró el vídeo del rescate en la piscina, donde la salvaba de su posible ahogamiento, ella no había respondido a ninguno de mis mensajes y eso comenzaba a preocuparme.
La incertidumbre me carcomía por dentro, me preguntaba si su falta de comunicación tenía que ver con los comentarios en redes sociales que nos vinculaban como novios, cuando en realidad solo éramos amigos.
Esa tarde, me encontraba recostado en mi cama; abatido y sumido en mis pensamientos. Meditando una y otra vez lo sucedido.
"Sólo amigos..."
Pensé.
Mi habitación parecía un refugio donde me podía esconder de las preocupaciones del mundo exterior. No tuve ánimos de salir de allí más que para comer, ir al instituto y a las prácticas. Me pasé toda la semana encerrando viendo series, adelantando deberes y haciendo cualquier cosa que me distrajera del hecho de que ella no quería hablarme.
—Sólo amigos. —Dije esta vez en voz alta.
Mi tranquilidad se vio perturbada cuando mi hermano, Logan, irrumpió en la habitación con su típica actitud enérgica y socarrona.
—¡Hey, prisionero de Azkaban! ¿Sigues vivo por aquí? ¡Pensé que habías desaparecido del mapa, cuatrojos! Ya empezabas a preocuparme.
Suspiré con cansancio sin despegar mis ojos del techo.
—Sí, sí, aquí sigo, atrapado en mi calabozo personal, sangre sucia. —Dije sin ánimos.
—Vaya, esperaba que tu insulto sonara un poco más dramático ¿Dónde quedó tu chispa? —Logan me miró confundido— ¿Estás enfermo?
Me encogí de hombros como respuesta. No me sentía de humor ni siquiera para decirle que se largara. Encendí la pantalla de mi móvil con la esperanza de encontrar una notificación de ella. Nada.
—¿No has salido de aquí desde el día de la fiesta? Hasta parece que te has olvidado de que el mundo existe afuera. —Insistió Logan tratando de hacer conversación.
—No te burles. No ha sido una semana fácil. —Me limité a responder con tono cansado.
Ambos compartimos una breve mirada antes de que Logan cambiara su tono bromista por uno más preocupado. Muy pocas veces lo había visto así.
—Lo siento, hermanito. No lo sabía. —Dijo con sincero arrepentimiento. Cosa poco usual en él— ¿Algo anda mal? —Insistió.
Dudé por un momento en si contarle o no lo sucedido, sin embargo, sabía que debía de hablarlo con alguien o perdería la cabeza. Logan siempre estaría allí para mí, a pesar de sus juegos y bromas. Aunque no lo admitiera él me quería, al igual que yo a él. Finalmente decidí confiar en mi hermano.
—Es Jenna. —Dije con simpleza mirando el techo nuevamente. Sentía que de esa forma sería más fácil contarle todo sin parecer un idiota—. Desde que se filtró el vídeo del rescate, no ha respondido mis mensajes. Me preocupa que haya sido por todos esos comentarios y suposiciones de que somos novios. Quiero aclarar las cosas, pero no sé cómo.
Logan se sentó a mi lado serio, sopesando mis palabras.
—Entiendo. Esos chismes pueden ser un dolor en los huevos. Pero, ¿has intentado hablar directamente con ella? Tal vez solo necesita aclarar las cosas contigo, quizás esté igual que tú.
—No, no he tenido la oportunidad. Parece estar evitándome. —Miré nuevamente la pantalla de mi teléfono. Nada. Lo tiré a un lado y me froté los ojos con cansancio y frustración.
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A través de tu mirada.©
Teen FictionEl amor y las citas están prohibidas en la vida de Jenna Varley. A sus 17 años, cerca de graduarse del instituto y con la lista de fracasos amorosos que tiene a su corta edad, decidió que este último año el romance no formará parte de sus planes. Si...