9. Yo la cuido, señora

121 23 4
                                    

JENNA

Después de un largo día de clase llegué a casa agotada, sin embargo, no podía descansar hasta solucionar mi problema con la dichosa fiesta, tendría que buscar ropa, un traje de baño, zapatos, maquillaje y lo más importante, tenía que conseguir el permiso para ir, cosa que no era fácil si tenías a una mujer como Jennifer Ann De Varley como madre.

—Hola, mamá. —Dije entrando a su alcoba.

Mamá estaba sentada en su cama matrimonial mientras pintaba una línea recta y delgada de maquillaje en sus ojos. Ella era una mujer sencilla, pero elegante. Nunca había dejado que el trabajo y el estar a cargo de dos diablillos como Johnny y yo la alejara de su estilo.

—Hola cariño, ¿Qué tal tu día? —preguntó ella mientras se maquilla.

—¡Excelente! Oye mamá, por cierto, ¿Hoy te he dicho lo mucho que te amo? Porque la verdad es que te amo muchísimo, ¿Te cortaste el cabello? ¿Ese es un nuevo tono de labial? —dije sosteniendo mi cara con las manos y mis codos sobre la cama.

—Jenna... —me respondió de manera acusadora, dirigiendo su típica mirada de "Sé qué tramas" hacia mí.

—¿Qué? ¿Acaso una hija no puede hablar con su madre y pasar tiempo de calidad con ella? —contesté falsamente ofendida.

Mamá se detuvo para mirarme arqueando una de sus finas cejas.

—Sí cariño, sé que tu amor por mí es de aquí a Plutón, pero soy tu madre y te conozco, sé que cuando Johnny y tú quieren algo comienzan a usar los mismos halagos que tu padre cuando olvida nuestro aniversario. —terminó de decir para embozar una sonrisa forzada.

—Yo jamás haría tal cosa, me ofende que pienses así. —dije cruzándome de brazos.

—Mientras más tardes en decime, menos voy a acceder a lo que me pidas. —canturreó mi mamá mientras se colocaba lápiz labial.

—Bien, bien, de acuerdo me descubriste, sí tramo algo. —dije con un suspiro de derrota.

—Gigi hará una fiesta en su casa mañana y enserio me encantaría ir. —dijo suplicante como un niño de cuatro años.

—¿Quiénes irán a esa fiesta? —preguntó.

—Sólo nuestro grupo de amigos y algunos familiares de Gigi, será muy tranquilo y privado. —dije confiada.

Las fiestas de Gigi siempre fueron así, desde que tenemos doce años han consistido en nuestro grupo haciendo tonterías o viendo un maratón de películas en su casa, algo simple pero muy genial.

—Bien, te dejaré ir si consigues quien te lleve.

—¡Sí! Espera ¿qué? —respondí aturdida—¿No me llevarás? Pero si comienza a las 4 de la tarde, mañana sales a las 3 así que no hay problema. —Señalé con obviedad.

—Sí, pero mañana tu hermano tiene partido y sabes que no puede faltar es el capitán. —dijo con tono de regaño, cosa que me hizo saber que esa condición no estaba sujeta a cambios.

—Bueno... — Me detuve a pensar ¿Qué voy hacer ahora?

"Rápido Jenna ¡Piensa!"

—Doris me llevará. —dije con simpleza.

—¿Doris tiene auto? —preguntó mamá con suspicacia.

—No, pero su novio sí, ella me dijo que sí quería podía ir con ellos.

"Mentirosa, yo no recuerdo nada de eso."

Me reprochó mi cerebro.

Mamá me miró entrecerrando sus ojos tratando de encontrar falsedad en mis palabras, sin embargo, me mantuve calmada y serena.

A través de tu mirada.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora