LIAM
Estaba caminando feliz junto a Jenna. Hace un rato mientras bailábamos Dan nos interrumpió obligándonos a volver con los demás, así que ésta era mi oportunidad de pasar más tiempo con ella. Sin embargo, de camino a los vestidores noté a Jenna muy callada. Me volteé para mirarle y se veía algo... ¿Extraña?
—Jen, ¿Te sientes bien? —Detuve la marcha para mirarla con más detalle. Al parecer ni siquiera se había percatado que me detuve pues siguió caminando y chocó contra mi pecho.
—Lo siento, ¿Pasó algo? —preguntó ella algo perdida ante la situación.
—Te he preguntado si te sientes bien. —dije de nuevo esperando poder descifrar su reacción.
—Sí, estoy bien ¿Tú lo estás? —preguntó con nerviosismo. Algo no andaba bien con ella.
—Si no quieres nadar o no te sientes cómoda podemos volver con los demás. —me adelanté a decir por mi mal presentimiento.
—¿Qué? —dijo captando al fin la situación— No, no, estoy bien, es sólo que... —Jenna miró hacia los vestidores a unos cuantos metros de nosotros.
—Creo que es mejor hacer otra cosa, en los baños hay demasiada gente.
—Vale, si es por eso puedo hacerte una cortina con alguna toalla y luego tú haces lo mismo por mí, así no tenemos que esperar tanto. —Propuse, pero su expresión me hizo notar que no está muy de acuerdo con seguir.
—O mejor nos vamos con los demás, lo que tú decidas para mí estará bien. —expuse con una sonrisa.
Ella me miró dudosa por varios segundos, así que decidí tomar su mano delicadamente y sonreír comprensivo.
—Volvamos con los demás. —dije dispuesto a irnos.
—Allí hay una toalla. —respondió con un tono agudo.
—¿Segura? —pregunté para cerciorarme de que en verdad quisiera hacerlo.
—Yo voy primero. —dijo dejándome no muy convencido por su tan repentino entusiasmo, no obstante, guardé silencio, sonreí y tomé la toalla.
—¿Lista, enana? —pregunté al pasar dos minutos cubriéndola y viendo hacia otro lado.
—Ya casi, deja de espiarme. —dijo haciéndome fruncir el ceño divertido.
—No te estoy espiado, no soy esa clase de chico, señorita. —Antes de seguir hablando sentí como Jenna jaló de la toalla para luego lanzarla a mi cara.
—Ya no tienes que espiar, estoy lista.
Cuando me quité la toalla del rostro para mirarla, sin duda alguna quedé boquiabierto por lo bien que le queda ese bañador negro.
"¡Joder, es preciosa!"
he visto mujeres hermosas, pero ninguna como ella, ahora no creo poder mirar a otra chica que no sea la que está frente a mí.
—Joder. —Susurré en un suspiro de sorpresa, no me había percatado que me mantuve inmóvil y en silencio durante casi un minuto admirándola.
"¡Contrólate, pervertido!"
Mi cerebro tenía razón, ¿Qué demonios me pasaba?
Ella se removió incómoda frente a mí al notar que no pretendía hablar.
—¿Me queda un poco grande, no? —dijo mirando al piso y cubriéndose por la vergüenza.
—Yo no tengo trajes de baño, si me queda un poco grande es porque Doris me lo ha prestado y no se me verá tan bien como a ella y se ve más llamativo de lo que debería, pero...
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A través de tu mirada.©
Novela JuvenilEl amor y las citas están prohibidas en la vida de Jenna Varley. A sus 17 años, cerca de graduarse del instituto y con la lista de fracasos amorosos que tiene a su corta edad, decidió que este último año el romance no formará parte de sus planes. Si...