JENNA
Bajé las escaleras con una sonrisa de oreja a oreja. Por fin, había terminado el castigo impuesto por mi madre y estaba emocionada por salir de casa nuevamente. Bonnie me había llamado para encontrarnos en el centro comercial y sin dudarlo le dije que sí. No podía esperar para verla.
Al llegar a la sala, le di un beso a Jhonny en la frente; se encontraba sentado en el sofá jugando videojuegos. Estaba tan concentrado en la partida que no se dió cuenta que me despedí de él, sin embargo, le di un último abrazo. Hoy me sentía feliz, a pesar de todo.
Entré a la cocina y traté de saludar a mi madre, pero ésta me ignoró por completo. Estaba recostada en la ventana tomando su respectiva taza de café. Mi teléfono se encontraba en el mesón que estaba a su lado.
—¿Puedo tenerlo de regreso, por favor? —Pregunté cautelosa sirviéndome un vaso con jugo de naranja. Ella asintió con frialdad—. Bonnie me llamó al teléfono fijo para que la acompañara al centro comercial. Serán sólo unas horas. —Dije avisándole de mi salida y tratando de generar alguna conversación, no obstante, ella seguía indiferente ante mi presencia.
Tomó mi teléfono y lo extendió hacia mi, le agradecí que me lo devolviera. Tampoco me respondió.
Respiré hondo conteniendo las ganas de llorar por sus actitudes ¿Por qué seguía molesta? Había hecho todo lo que me pidió durante todos estos días. Me sentía de nuevo como aquella niña de doce años que trataba de complacerla y nunca le era suficiente.
Decidida a no dejar que eso arruinara el día, me dispuse a dejarlo pasar y un poco resignada me dirigí hacia la puerta de entrada. Antes de salir, la voz de mi madre me detuvo:
—Llega a tiempo para la cena. —Dijo de manera cortante y autoritaria. Rápidamente asentí y pronuncié una triste afirmación y salí de casa. En el camino, tomé los audífonos y comencé a escuchar mi playlist favorita, pensando en qué podría hacer para que mamá dejara de estar molesta conmigo.
Ya en el centro comercial, me encontraba esperando en una cafetería a Bonnie. Encendí mi teléfono y vi una gran cantidad de mensajes que me había perdido durante el castigo. Entre ellos había varios de Liam preguntando cómo me encontraba y si estaba bien. Me sorprendió y me preocupó en partes iguales el notar que en algunos mensajes, además de preguntar mi estado, también se disculpaba conmigo.
Liam:
Lunes 16 oct.
—Hola enana, buenos días.
—Sólo quería ver cómo estabas, no he sabido nada de ti desde el viernes en la noche ¿Todos va bien?
"Para nada bien".
Martes 17 oct.
—Hola enana, hoy no te vi en el instituto. Estoy preocupado por ti. Hablé con los chicos y ninguno te ha visto.
"En realidad, estaba evitándolos a todos".
Miércoles 18 oct.
—Hola, Jen ¿Cómo has estado? Hoy pasé por tu casa y vi a tu mamá llegando de hacer la compra. Quería preguntarle por ti, pero no quise molestarla. Se veía un poco estresada.
—Solo quería decirte que sigo al pendiente de ti, si necesitas algo solo llámame.
"Si hubiese tenido mi teléfono, sin dudas te habría llamado".
Sábado 20 oct.
—Hola Jen, sé que puedo parecer como todo un intenso escribiéndote. En realidad, había decidido dejar de hacerlo y darte tu espacio. Pero siento que algo no anda bien.
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A través de tu mirada.©
Teen FictionEl amor y las citas están prohibidas en la vida de Jenna Varley. A sus 17 años, cerca de graduarse del instituto y con la lista de fracasos amorosos que tiene a su corta edad, decidió que este último año el romance no formará parte de sus planes. Si...