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Hoy era un día cualquiera, igual que cualquier otro, lamentablemente, necesitaba tener un cambio radical en mi vida, lejos de mi familia, de mis amigos, de mis acosadores, sobre todo de ellos,...
Caminé hacia aquel tenebroso lugar al cual iba cinco veces por semana, el instituto, una mierda, lo sé.
Al llegar a este solamente opté por caminar directamente al aula donde me tocaba a primera hora ignorando a todo ser humano que se atrevía a hablarme ya de por mañana.
Y os estaréis preguntando ¿Atreviéndose porque? Pues es sencillo, digamos que con el paso del tiempo he cogido fama de ser una especie de pasota, pero que a la vez es una empollona total, entonces, la gente teme hablarme en varias ocasiones por cómo será mi forma de contestar a sus palabras dirigidas.
Fueron pasando la primera, segunda y tercera clase, cuándo...¡Por fin! El muy esperado timbre indicando el descanso empezó a sonar con gran potencia por todo el recinto escolar.
Me dirigía hacia el patio cuando una voz nombrando mi apellido hizo que frenara en seco, suspiré al reconocer aquella voz y volteé a mirar a aquella persona.

-Señor director... ¿Que se cuenta? ¿Algo nuevo por casa? ¿Su mujer e hijos están bien? Sea lo que sea que le han dicho sobre mi, no es cierta.-Empecé a hablar con cierto nerviosismo mientras que aquel hombre se limitó a negar con una mellada sonrisa.

-Mi querida (T/N) Smith, no me han contado nada interesante esta vez, sólo se limitan a decir las mismas cosas repetitivas, que has amenazado, que has mirado mal, ese tipo de cosas infantiles, no te preocupes por eso.-Contestó aquel hombre caminando hacia su despacho, por lo que para no quedarme atrás en la conversación decidí seguirlo.-Te he llamado porqué has conseguido una beca para estudiar fuera del país, debido a tus buenos estudios y aveces, muy pocas veces, buen comportamiento, el comité del ministerio de educación ha decidido otorgarte la beca para estudiar, así que dime ¿Dónde te gustaría ir?

No sabía que responder, pensaba muchas cosas que decir pero mi boca no hacía intención de abrirse y escupir aquellas palabras, simplemente lo miré atónita escuchando cada una de sus palabras ¿Enserio había conseguido la beca? ¿Acaso había una cámara oculta y me están gastando una broma? Cuando volví en si el director ya había impreso una serie de países donde podría ir a estudiar con la beca que conseguí, entre ellos estaban, Corea del Sur, Inglaterra, Estados Unidos, Australia, Francia, entre otros más.

-Em...señor, creo que me decidiré por Corea del Sur, tiene buena pinta, además de que saldré de mi habitual rutina.-Al fin logré formular las palabras y asentí reafirmando mi decisión.

-¿Segura? Después no puedes cambiar de opinión, lo sabes ¿No?-Al ver que estaba tan decidida en mi elección, asintió y rellenó unos cuantos documentos en los que tenía que firmar mi titular, es decir, mi madre, yo, y el director.

Sonreí al ver como firmaba en aquella ranura y colocaba el sello oficial del centro escolar, después firme yo y cuando llegó mi madre firmó ella. Sinceramente, a ella no le importa lo que haga, sea lo que sea, ella solo se fija en su nuevo novio treintañero y en su tan queridísimo hijo mayor, mi hermano.

Al finalizar todo el papeleo me informaron que debía prepararme pues mi vuelo salía esa misma noche, con suerte llegaría a Corea también sobre la noche, debido al cambio horario, me quedaría en los apartamentos para estudiantes que ya habían reservado para mí y estaría listo todo.

Pasé todo lo que quedaba de tarde empacando todas mis cosas, una cosa tenía clara, si me iba, no volvería a pisar este país, a poder ser nunca más, puede sonar cruel, y si, lo es, no lo niego, pero este país solo me ha dado hostias por todas partes, y ya estaba harta de ser pisoteada por todos. La noche llegó y un taxi apareció frente a mí casa, ya me había despedido de algunas personas, muy pocas, pero de algunas, entre ellas, mi hermano, algunos pocos amigos y mi madre. De camino al aeropuerto me puse a escuchar música con los auriculares y a empezar a leer cosas sobre Corea, lo que nadie sabía es que hacía tiempo quería ir a ese país, por lo que me dispuse a aprender el idioma, y ahora hablo el coreano con fluidez. Llegamos después de 30 minutos de trayecto y le pagué al taxista lo que debía darle por el viaje hasta aquí, agarré mis cosas del maletero del taxi y me adentré en el aeropuerto.

Caminé hacia una pequeña cafetería de allí y me senté en una mesa, dejé mis cosas allí por un momento y fui a pedir, no me las robarian,estaba segura de eso, siempre observaba mis pertenencias todo el rato, al final opté por ir a por las maletas y llevarlas conmigo a todos lados, me acerqué a la pequeña barra que había para pedir.

-Hola, disculpa, me gustaría un té helado porfavor.-Dije con una pequeña sonrisa a la camarera.

-Otro para mí, porfavor.-De repente un chico de aproximadamente 1'77 apareció a mi lado, se notaba que no hablaba el idioma, pues la forma en que lo dijo era bastante extraña.

-Lo lamento, pero solo queda para hacer uno.-Aquella camarera nos miro a ambos algo nerviosa.

Vi a aquel chico y fruncí el ceño, no iba a darme a mí ese té helado, nadie hacía eso, no hay que ser tonto para no pedir el único que queda.

-¿Enserio?-Escuché a aquel chico maldecir en un idioma que no logré reconocer al principio.

-Lo he pedido antes, me lo quedo yo, chaval.-Vi la cara de confusión del joven, no entendía nada de lo que le había dicho.

-No hablo tu idioma.-Y al fin pude reconocer ese idioma, era coreano, por suerte, lo hablaba.

-¿Coreano? No hay problema, he llegado yo antes, así que, me quedo la bebida.-Empezamos una discusión algo acalorada en coreano por un simple té helado.

Después de un rato cuando se distrajo porque lo llamaron otros chicos conseguí alcanzarlo de sus manos, pues lo estaba agarrando, lo pagué y salí de allí pitando.

Por suerte no volvería a ver a esa persona tan egoísta, una voz indicando mi vuelo empezó a sonar y caminé hacia allí para embarcar, dejé mis maletas en el sitio adecuado y me senté en el asiento asignado, por suerte me había tocado al lado de la ventana.

Cerré mis ojos intentando relajarme cuando sentí que alguien movía mi hombro intentando despertarme, alcé la vista y la azafata me indicó que ya habíamos llegado ¿Había dormido más de 14 horas seguidas? Esto es increíble.

Me levanté y observé que sólo quedaba una persona más en el avión, y como buena persona curiosa que soy me acerqué lentamente a observar.

-Disculpa...pero ya hemos llegado.-Empecé a moverlo levemente hasta que al fin abrió sus ojos mirándome molesto.

-¿Tú quién eres?-Se levantó de repente alejándose de mi.

-Ha, tranquilo, no te voy a hacer daño.-Sonreí levemente y me hice a un lado para que pudiera pasar.-Te he venido a despertar solamente, ya hemos llegado a Corea.

-¿Enserio?-Se asomó por la ventana para poder revisar que efectivamente estábamos en Corea.-¿He dormido durante 14 horas seguidas?

Reí levemente ante su comentario, le había pasado lo mismo que a mí, cerró los ojos y no volvió a abrirlos hasta que llegamos, aquel chico simplemente se limitó a apartarme aún más del camino y fue hacia la salida.

-Que gente más maleducada son los coreanos.

Fruncí el ceño una vez dicho esto y fui al aeropuerto para poder recoger mi equipaje. Llegué y espere a que saliera para poder agarrarla, a decir verdad, mi maleta era bastante discreta, simplemente era de color negro y con mis iniciales muy pequeñas grabadas en su parte derecha. Al verla estiré mi brazo rápidamente a por ella pero otro la agarró antes.

-Disculpa, esa es mi maleta..._Miré a aquel chico que la agarró y se giró para poder mirarme.

-No, esta es mía, ¿Ves? Tiene mis iniciales.--Alzo la maleta y apunto a unas pequeñas letras.-¿Ves? "T/N S V", alto ¿Porque pone T/N S V?-Se acercó a la maleta y observó de cerca aquellas letras.

--Es porque son mis iniciales.-Le arrebaté la maleta y la acerqué a mí.

-Tendría que poner C E W, no tus iniciales.-Observó una maleta negra acercarse a él y la tomó rápidamente.-Aish, está si es la mía, lo lamento.

Hizo una reverencia y se marchó, al menos había sido, educado, en cierta manera. Salí del aeropuerto y después de un largo camino entre taxis y autobús llegué a los apartamentos para estudiantes, entré al mío y empecé a ordenar todo, pues no iría muy lejos.

Cumpliendo mi sueño ( ASTRO y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora