Pink Kryptonite - Supercorp

XXVIII. Hogar

Sin siquiera percatarse, Kara comenzó a derramar algunas lágrimas.

—Yo la amo...

—Lo sabemos —Alex le sonrió—. Así que deja de llorar y ve a por tu mujer, invítala a pasar el día juntas.

—¿Y si tenemos alguna emergencia?

—Nosotros nos encargaremos —la naltoriana aseguró—. Tú preocúpate por tu familia.

Familia... aquella palabra hizo sonreír a la superhéroe.

—Tienen razón, chicas. Gracias —las abrazó—. ¡Las amo!

—Nosotras a ti —contestaron al unísono.

La kryptoniana se quitó su ropa de civil, dejando su traje al descubierto, y abandonó el departamento volando.

Kara llegó a L-Corp vestida de Supergirl. Atravesó las instalaciones, siendo admirada por los allí presentes.

—Supergirl, buenas tardes. ¿Busca a la señorita Luthor? —una de las secretarias de la mujer dijo—. Ella está ocupada ahora mismo, pidió no ser interrumpida por nadie.

—Buenas tardes, por favor dígale que soy yo. Estoy segura que entenderá —la otra iba a objetar, por lo cual siguió hablando—. Ahórreme el tiempo de llamarla —agarró su móvil.

La secretaria finalmente obedeció y se comunicó con la CEO. La rubia agudizó el oído para escuchar la conversación.

—Pedí explícitamente que nadie me molestara —la voz de Lena resonó en el teléfono, se oía cansada y frustrada.

—Señorita Luthor, discúlpeme. Supergirl está en la entrada del edificio, pide verla —la empleada habló con algo de temor.

—Oh... —la pelinegra se quedó en silencio unos segundos, procesando la información—. Dile que se acerque a mi laboratorio, ella sabe donde es.

—Está bien, señorita Luthor —la secretaria dijo y cortó la llamada.

Le informó a Kara lo dicho por la CEO, sin saber que la kryptoniana ya había escuchado. La superhéroe le agradeció como respuesta y se alejó de allí.

Tomó aire al encontrarse frente al laboratorio, en el subsuelo del lugar. Observó que delante de la puerta había un panel, allí debía escribir una clave para acceder. Tecleó la combinaciòn, la fecha en la que ella y Lena iniciaron su noviazgo, y esperó. Pero nada sucedió, frunció el ceño.

Momentos después, la puerta se abrió.

—Hey —Lena la observó con cansancio—. ¿Qué pasó?

—¿Has cambiado la contraseña?

—No. He sumado seguridad, además de la contraseña hay un escáner de rostro y huellas digitales. Por lo tanto solo yo puedo entrar y salir de la habitación.

—Entiendo...

—¿Qué pasó? —repitió para después dejarle lugar para que pase.

Kara pasó y Lena cerró la puerta.

—Necesito hablar contigo —observó el lugar.

—No hay nadie —aclaró—. Al saber que estabas aquí, le di una hora de descanso al resto del equipo.

—Gracias, necesitaba hablar a solas —habló lentamente.

Ver tantos papeles, carpetas, tablets, tubos de ensayo y recipientes cilíndricos agobiaron a Kara. Y solo había estado allí tan solo unos segundos.