VI. ¿Hechizada?

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Tras abandonar el bar, Lena se apresuró en llegar a su auto. Se subió y apretó el volante, exhalando con fuerza. Momentos después, encendió el motor. Miró por el espejo retrovisor, esperando ver a la superheroína, pero no fue el caso. De todas formas ¿Por qué Kara iría tras ella? No tenía sentido.

Llegó a su departamento y se sacó los zapatos. Miró su outfit y sonrió sarcástica; Se sentía patética.

Se dirigió al mini bar que tenía en la sala de estar y se sirvió una medida de whisky. Tragó del tirón, permitiendo que la bebida escociera su garganta.

No podía borrar aquel momento de su mente. Las manos de aquella mujer, Kara apretándola contra ella... el beso. Sintió como su pecho se agitaba y como su corazón se apretaba de dolor.

Sabía que gustaba de Kara, hace ya un tiempo lo había asumido. Al menos para sí misma. Pero, después de ver ese beso, supo que no solo le gustaba. La amaba. Se había enamorado de su mejor amiga. Y dolía, dolía muchísimo.

Reprimiendo las lágrimas, Lena abandonó la sala. Una vez llegó a la habitación, se desvistió. Se puso su pijama de seda y, sin demorarse más, se acostó.

Apenas cerrar sus ojos, el beso volvió a su mente. Inspiró y exhaló con lentitud, ¿Cómo olvidaría aquél estúpido beso? Realmente dudaba poder hacerlo.

Después de dar innumerables de vueltas en la cama, Lena se durmió.


El sábado llegó, aquel día la CEO entraba a la empresa a las 14hs. Los sábados en L-Corp solían ser tranquilos, solo los empleados esenciales asistían y el trabajo no era tan abrumador.

Pero Lena siempre iba, ya sea para despejar su mente o adelantar trabajo. Y aquél sábado, sin lugar a dudas, necesitaba despejarse. 

Tras almorzar al mediodía, se duchó y vistió: Pantalón de vestir negro y una camisa celeste de lino. Se calzó con unos zapatos negros y, cuando se disponía a buscar su bolso negro, el timbre sonó.

Se dirigió a la puerta alarmada. Pues, nadie había llamado a su piso para autorizar el pase al lugar, ¿Quién había entrado de forma directa al edificio? Pensó en que Kara tenía acceso directo y su corazón dio un vuelco. ¿Acaso podía ser ella?

Al abrir, se encontró con Alex, Kelly y Nia.

—Chicas, ¿Pasó algo? —Habló desconcertada.

Las recién llegadas jamás habían ido a su domicilio sin antes avisar. Dedujo que la agente había usado su tarjeta del "FBI" para pasar, aunque no era la primera vez que iban al departamento de la CEO.

—Es sobre Kara —Contestó Alex. El rostro de Lena se desfiguró, no quería hablar de la kryptoniana.

—Alex, en una hora entro a trabajar. Estoy ocupada —Amagó a cerrar la puerta pero las mujeres entraron a su piso—. Y ahora entran sin permiso —Rodó los ojos.

—A Kara le sucede algo ¿Está bien? —Danvers tomó la palabra—. No sabemos cómo ayudarla. Antes estuvimos en su departamento y no nos quiso abrir.

—Pues, no lo sé. No soy adivina —La empresaria se encogió de hombros.

—¡Kara ligó conmigo! —Kelly exclamó, de golpe. Lena pestañó varias veces.

—¿Disculpa? —La pelinegra preguntó, atontada por aquella confesión.

—La delicadeza se le perdió al nacer —Acotó Nia—. Lo que Kelly está tratando de decir es que Kara está actuando raro. Por un motivo que no sabemos, nuestra amiga está ligando con toda mujer que camine.

Pink Kryptonite - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora