KagomePOV.
Nieve...Fría y solitaria nieve cae suavemente sobre mi rostro.
-Si tan solo fueras lluvia.- Le hablo a la sutil y muerta nieve. -Si fueses lluvia borrarías fácilmente las lágrimas de mi rostro.-Suspiro.
A pesar de que hace cuatro años vencimos a Naraku, y por fin la maldición de la perla ha desaparecido, no logro comprender si volver a esta época fue mi mejor decisión. Inuyasha ha hecho las pases conmigo, y a pesar de sus deseos por estar siempre a mi lado, de vez en cuando llama a Kikyo en sus sueños, aún la extraña.
La noche se combina con la nieve, el frío azota fuertemente y la luna se alza en esplendor... Solo queda su luz en el lago, un pequeño claro que he descubierto, me ayuda a pensar, y olvidar el llamado de Inuyasha a su ya muerto amor...
No puedo contener las lágrimas, más mi sufrir no es por no tener su corazón, me duele su sufrimiento, su agonía, y daría mi vida por traer a Kikyo de vuelta, y ver a Inuyasha sonreír, creo que todo mi entrenamiento me ha ayudado a superar este amor imposible.
El viento trae consigo el aroma y presencia muy familiar de cierto Yōkai, más no osa aparecerse. Su odio contra los humanos solo excluye a Rin.-¿Vas a estar ahí husmeando?- Le digo suavemente.
-¿Me estás faltando el respeto, sacerdotisa?- Me dice frívolamente.
Sonrío y lo miro. -¿Vas a matarme entonces?-
Su rostro continúa tan apacible. Hay algo que me embelesa al mirarlo.
-Eres la mujer del idiota de mi medio hermano, y que también cuidas de Rin, aún si quisiera matarte, no sería conveniente.-
Me río ante su comentario y puedo ver en su semblante que no le ha gustado nada mi actitud.
-Yo no soy mujer de nadie.- Le digo sin dejar de mirarlo.
Me mira con cara de pocos amigos, ¿Está buscando una respuesta?
-Sí, volví de nuevo a esta época porque creí que mi destino era Inuyasha, y mucha cuenta me di que tan erróneo ha estado todo eso.- Resoplo.
Sesshōmaru continúa absorto en mí. Debo parecerle muy estúpida.
-Entonces vete.- Dice en seco.
Le arqueo una ceja. -El pozo está cerrado y creo que para siempre.-
-¿No se supone que eres una especie de sacerdotisa poderosa?-
Auch. Golpe bajo.
-Oye, no me interesa cuanto desprecio tengas por la humanidad o que no tengas sentimientos.- Me levanto y me acerco a él. -¿Podrías tan solo no ser un dolor en el trasero esta vez?- Lo miro.
Mi corazón comienza a bombear rápidamente, ¿Qué demonios acabo de decir? Seguramente me va a matar.
-Hmph.-Me dice y asiente.
Siento que mis rodillas me fallan y lo único que tengo al alcance es su kimono. Rápidamente dos fuertes brazos me sostienen de caer, mi mirada se encuentra con la suya, y puedo jurar que desde aquí se escucha mi corazón queriendo explotar de mi pecho. Puedo sentir su respiración, siento que el mundo se congeló.
-Tus mejillas están rojas.- Me dice.
Siento una explosión de calor subir por todo mi cuerpo, me aparto de él rápidamente.
-Lo...¡Lo siento muchísimo Señor Sesshōmaru !- Hago una reverencia.
Dios mío, que vergüenza, de seguro ninguna humana lo ha tocado así jamás. Desearía que la tierra se abriese en dos y me llevara a mi época de inmediato.
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Todo es lo que parece.
FanfictionUn año después de que Kagome volviera a la era Sengoku, debido a los acontecimientos de la pelea contra Naraku, ahora se respira paz y felicidad. Nuestro grupo de amigos ha crecido, Miroku y Sango han tenido tres hijos; Inuyasha continúa increment...