Capítulo 22: ¿Ultrasonido?

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La cena ha terminado, y la lluvia se ha convertido en tormenta eléctrica. Mi familia no aparece aún y ya la noche ha entrado en sus horas altas.

-Kagome, me gustaría ir a descansar.- Rin se talla los ojos.

-Yo también, por favor.- Kohaku bosteza detrás de ella.

-¿Necesitan que los acompañe?-

Ambos me niegan con la cabeza, Rin parte al cuarto de Mamá y Kohaku al de Sota. No puedo evitar sentir alegría por el día de mañana. Me giro y mi Yōkai favorito está mirándome mientras ladea su cabeza.

-¿Y ahora qué estás mirando?-

-Nombres.-

-Vayamos al balcón de mi habitación, allí estaremos cómodos.-

Me asiente y caminamos juntos a mi habitación, se sienta en el balcón y me atrae a él, me siento sobre sus muslos. Coloca su mano derecha en mi pequeño bulto.

-Kashim.- Me dice.

-¿Cuánto llevas pensando ese nombre?-

Su mirada se dirige hacia la intensa lluvia. El viento mueve algunos mechones de su cabello.

-Desde que leí el pergamino.-

No puedo evitar reírme, se ha tomado totalmente en serio el pergamino.

-¿Qué habría pasado si ese pergamino no existiese?-

-No te habría dejado con el idiota de Inuyasha, desde aquel sentimiento que moviste en mí cuando nos conocimos.-

-¿Y si yo no hubiese querido o peor si hubiese terminado en mi época por siempre?-

-¿Te habrías resistido a este Sesshōmaru?- Me arquea una ceja.

Exploto en carcajadas. No se había referido así mismo en tercera persona desde hace mucho. Él me mira con los ojos entrecerrados, pero puedo ver que hay un destello en su mirada.

-De verdad que tu ego es impenetrable.-

-¿Qué habrías hecho?-

-Ya te lo dije, te elegiría siempre.-

Me toma el rostro y me besa dulcemente. Hay tantas emociones y sensaciones que me transmite. Me separa un poco y me sonríe. Como amo cada vez que me regala momentos así, este frío y perfecto asesino es mío, yo soy quien posee su corazón y merecedora de toda su felicidad.

-Karin.- Le susurro.

-¿Es una niña?-

Niego con la cabeza.

-No lo podemos saber, pero tampoco puedo esperar que sea un niño.-

Él solo asiente. Observamos la tormenta un poco más… Hasta que mis ojos no dan más y caigo dormida en sus brazos.

A la mañana siguiente.

Desperté debido a las lamidas de Sesshōmaru en mi rostro. Me encanta cada vez que lo encuentro feliz… Al menos así será más fácil para Kohaku. Me levanto y me tallo los ojos.

Sus manos viajan al bulto en mi vientre, puedo sentir algo extraño. Es como si una palomita reventase levemente en mi estómago… Sesshōmaru ladea su cabeza y coloca su cabeza en mi bulto, abriéndome la pijama. Nuevamente esa sensación de una palomita reventando aparece.

-Es leve, pero el pequeño está dando sus primeros movimientos.-

Mis ojos se abren como platos. Apenas son unas semanas. En un embarazo humano esto sería imposible.

Todo es lo que parece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora