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Había pasado una semana más, en la cual el omega y sus pequeños estaban esperando con ansias el regreso de su padre.

Los pequeños habían notado que su madre no estaba bien de salud pero no sabían exactamente que hacer, ya que eran muy pequeños.

Por otro lado, el ojiazul había sido tan astuto como para hacer que Rin no se diera cuenta de lo que estaba pasando, hasta que a uno de los pequeños se le ocurrió hablar.

El otro pequeño era más reservado, Benjamin llamo entre dieses a su hermano para que se callara, pero a el otro no le importó.

Rin se acercó a el y escucho lo que tenía que decir y cuando Rin se entero de lo sucedido, no podía dejar de llamar al médico, también intento localizar al alfa pero este no se encontraba disponible.

Por mientras iría el doctor y revisará al omega, pero no serían suficiente. Sebastian había pasado demasiado tiempo fuera de casa y eso había afectado demasiado al omega ya que tanto por los problemas que había tenido de desnutrición y de maltrato su cuerpo aun no estaba disponible para poder estar en cinta nuevamente.

-señor, entiendo que ustedes también es un excelente médico, pero su salud esta conmigo, el señor Sebastian se molestara conmigo. -dijo aquel hombre que había atendido su parto anteriormente con excelente dedicación

-no te preocupes diré que es mi culpa. -vaya que el omega se sentía débil, había estado comiendo mucha chatarra la cual era obvio que no estaba ayudando.

-presenta un cuadro de ansiedad muy grande, puede ser porque el señor Sebastian no está aquí. Además de que su útero esta debilitado por el tiempo que paso fuera de casa. Lamento decirle que deberá guardar reposo absoluto y solo levantarse de la cama para tomar un baño o sus necesidades. -el hombre comenzó a escribir una receta, con todo lo que el omega debería tomar, era obvio que no debería tener ningún tipo de emoción fuerte por lo tanto, el trabajo y todo lo demás debería quedarse pendiente.

Días después de que esto paso, el alfa regresaba a casa, espera ver a sus niños y a su esposo en la puerta para recibirlo y ver todo lo que les había traído de Londres, pero la única que estaba ahí era Rin, con cara de preocupación.

El alfa dejo caer todo lo que traía en las manos, comenzó a sudar frío y cuando entro sorpresiva mente a la habitación del omega, vio a los tres sumamente divertidos jugando. Los niños tenían una risa que se escuchaba hasta las escaleras.

La cara de preocupación del alfa no se podía disfrazar y después de saludar a su padre los pequeños salieron de la habitación.

-podemos ir a la piscina? -ben se acercó con sumo cuidado a su madre parecía que ni quería tocarlo pues se rompería.

-no, la última vez me enferme. -Alexander se quedo con su papá un momento.

-ya te dijeron que no fue por eso. -vio a Alexander algo molesto ya que podría provocar que no los dejarán.

-si verdad... Podemos?! -Alexander ayudo a su hermano y se le quedo viendo al ojiazul.

-esta bien... Con cuidado. -dijo el omega y después les dedico una sonrisa y se fueron corriendo.

Cuando ciel y Sebastian se quedaron solos Sebastian beso la mano del omega.

-perdóname... No debí dejarte solo.

-no es tu culpa, fue mia, por no cuidarme. Pero tu hijo estará bien lo juro.

-mi hijo?! -Sebastian volteo a ver al omega con los ojos como platos.

-si, tiene dos meses. -sonrió y toco su pancita, el alfa también lo hizo y sonrió. -solo que debido al tiempo que pase fuera de aquí, estoy un poco débil y tengo que quedarme en cama por lo meno hasta que sea el tercer mes ya después será todo casi normal.

I LOVE A PIRATEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora