A ciel le daba mucha pena y tristeza lo que estaba pasando y que todo aquello no tuviera solución.
«ojalá hubiera una medicina para revivir a los muertos y otra para la felicidad» pensaba aquel omega mientras caminaba.
De repente y sin querer, la idea de que le pasara algo a su alfa le pasó por la mente llenándolo de miedo y pasando al terror.
«si a Sebastián le pasa algo... Yo me muero»
Cuando por fin Sebastián y Ciel se encontraron solos dicho omega corrió a los brazos de azabache. Una pequeña lagrima se logró escapar por la mejilla del menor.
—¿que pasa mi luna?
—no soportaría que algo te pase. —lo abrazo con más fuerza como si se le fuera a escapar.
—no, no, no, nada me va a pasar. Nada.
—¿me lo juras?
—te lo juro. —el alfa sonrió tiernamente para el omega que se encontraba consternado por lo que había visto.
Fueron a la habitación del omega, este le pido a Sebastián que se quedara hasta que el logrará dormir.
El alfa con gusto lo hizo dándole un beso en la frente, lo cual significa confianza, protección y por supuesto amor.
Al alfa no le gustaba ver mal a su amado, pero lo vería más triste si le decía que su profesión le había dado más razones para preocuparse que para ser feliz.
Aun así, el azabache solo vigilaba lo que sucedía con su omega, el cual se veía que le apasionaba su profesión.
El siguiente día fue tranquilo, pequeñas gripas que no tenían mayor complicación que prescribir un buen antibiótico, niños con cortadas, o raspaduras que no había más que ponerles una vendita y darles un chupete para que se fueran felices a seguir jugando.
Por otro lado, Sebastián no podía dejar de pensar en el porque Ciel se había puesto de esa manera la noche anterior.
No perdía nada con preguntar, pero no le gustaría ver mal de nuevo a su luna, pero tenía que hacerlo, no se podía quedar con la curiosidad.
—Ciel. —dijo entrando en el consultorio de este.
—¿mande? —el oji-azul terminaba de ordenar algunas cosas y posteriormente le puso toda su atención al alfa.
—¿porque ayer... Te pusiste así?
El menor suspiro, no quería recordar aquel suceso, pero debía contestar.
—porque el omega de ese hombre murió. —El alfa se quedó callado, esperaba que el joven oji-azul continuará. —es seguro que cuando aquellos bebés seas adultos, el ira con su amado, si es que logra soportar aquel dolor y soledad.
El omega se había puesto de nuevo triste, no podía olvidar la cara de ese hombre. Estaba destrozado y aún así tenía que cuidar a tres cachorros.
—entiendo... Pero ni a ti ni a mi nos va pasar nada. Para eso estoy yo, para evitarlo. Mira, estaba pensado en regresar a casa, comprar una bella mansión y vivir ahí juntos y que mis hombres se encarguen de mis negocios.
Sinceramente esas palabras tranquilizaba más al omega, ya que no le gustaba que el alfa anduviera de aquí para allá con hombres tan peligrosos como lo eran sus enemigos.
El omega salto de gusto y aceptó enseguida. Mientras hablaban de sus planes, el menor volteo la mirada al calendario, dándose cuenta de que había pasado bastante tiempo con el alfa y que su temporada de celo se acercaba.
Era demasiado penoso como para emocionarle abiertamente al alfa lo que estaba pasando, pero según el aun tenía algo de tiempo para decirle al hombre que ama la situación.
Según el para que tal día llegará faltaban dos semanas, pero lo que no se fijo era en el mes, y si el día estaba correcto, pero el mes, no.
Quedándose tranquilo, con la idea de que aún faltaba regreso a su habitación con la intención de tomar un baño, el cual le vendría bien, ya que ese día había sido un día muy caluroso, así que pensó que un baño era lo indicado.
Para cuando llegó a su habitación, ya no podía con el sofocamiento, aparte de eso, se dio cuenta de que un bulto se comenzaba a formar entre sus piernas y que no dejaba de crecer.
Tuvo que deshacerse de sus pantalones como pudo, ya que sus piernas tampoco ya le respondían muy bien.
—Sebastián... —su respiración se comenzó a entre cortar.
Se quedó a los pies de la cama, porque no pudo subir, ahora estaba templando, semidesnudo y con un dolor intenso. —S-Sebastián.
Comenzó a llorar, al parecer el azabache iba a tardar en regresar y el ya no sabía que hacer.
El agua de la bañera se estaba tirando y los minutos incluso los segundos al peli-azul le parecían eternos.
de un momento a otro, la puerta sonó, el omega no contesto, ya que no sabía quién era y era una vergüenza para el que lo vieran en aquellas condiciones.
—¿Ciel? Soy yo Sebastián. Ábreme. —siguió tocando la puerta y sabiendo que el omega estaba adentro y no respondía, comenzó a tocar con desesperación.
—sebas... tian. —alcanzó a susurrar el menor, el azabache se preocupo más y abrió la puerta de golpe.
—Ciel... —vio el agua saliendo se de la llave y la cerró, pero no veía al omega hasta que volteo y lo vio tirado, temblando y con un gran dolor y sufrimiento. —¡¿que te paso?!
El alfa no sabía que hacer, instintivamente cargo al omega consiguiendo que un gemido saliera de la boca del menor.
—S-Sebastián... Ayudame. —el omega quito las manos de su entrepierna sonrojado por la situación, pero el alfa no podía evitarlo, se había dado cuenta del excitante aroma del omega y entendió todo.
Corrió a poner el seguro a la puerta y aproximarse lentamente al omega.
—apurate... No puedo más.
Sin pensarlo el omega fue al punto más débil del omega que era su cuello y así, ir bajando poco a poco hasta su estómago, haciendo que el omega se estremeciera con cada toque de sus labios y sentir su lengua pasando por la comisura de su ombligo cintura y cadera.

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I LOVE A PIRATE
Fanficme encanta hacer estos fics para ustedes, espero que les guste.