seguía pasando el tiempo y no había vuelto a saber de los turistas que habían llegado hacia casi un mes.
el capitán de aquel barco no se había presentado por ningún lado, eso ya lo estaban tomando mal los lugareños al oji-azul le daba igual, nadie tenía las agallas para sacarlo de ahí aunque rogaba que alguien que viviera en otro planeta tal vez lo sacara de ahí y lo llevara al suyo.
a eso de las siete de la noche los tres alfas llegaron a aquel bar, ese día les tocaba trabajar a los tres omegas y, aunque el peli-azul se sentía muy mal tuvo que asistir.
al encontrarse los tres chicos los menores sintieron algo extraño, como si algo muy trascendental fuera a pasar en sus vidas.
el omega más grande se quedó viendo a un azabache de ojos cafés chocolate y de larga cabellera, que fumaba un cigarrillo muy extraño, largo y delgado.
este estaba a punto de aproximarse hacia el omega. se debe tomar en cuenta de que los piratas se acostumbran a tomar lo que quieren sin preguntar y el omega estaba dispuesto a dejarse llevar nada podía ser peor que vivir encerrado ahí.
pero el dueño del omega se interpuso en el paso del alfa, haciendo enfadar a este, pero para más detalle, daba la casualidad de que no era un pirata cualquiera, sino uno con educación y dinero... más del que incluso el dueño pudiera imaginar.
-no están en venta. -dijo de manera fría el dueño de aquellos omegas.
-pues... no he venido a saber si están en venta en realidad he venido a tomarlos porque me da la gana. a mi contramaestre le gusto el de ojos azules claros y pelo amarillo y a mi mejor amigo el que trae los prendedores rojos. así que... quítate o te mato.
¡no lo podía creer! todos sucumbían ante la imponente decisión del dueño y que decía que jamás los iban a dejar irse.
pero esta vez era diferente, aquel. hombre había conseguido liberarlos nada más así, sin soltar ni una pepita de oro por ellos.
sabían que ese día tenían que zarpar ya que si no lo hacía corrían el riesgo de que mataran a los omegas con tal de que no se los llevarán.
así lo hicieron zarparon de inmediato. el omega de ojos azules veia como el barco comenzaba a alejarse de la orilla y justo cuando se dejó de ver tierra y justo cuando el capitán del barco iba a presentarse el omega se desvaneció.
el alfa se movió de inmediato para atenderlo. el doctor del barco lo atendió.
el omega tanto con los otros estaba en total desnutrición, les faltaba dormir, tenían fatiga y demás cosas incluyendo que el omega más adulto sufría de una fuerte pulmonía a causa del invierno pasado que jamás se curo.
tenía que tener mucho descanso y muchas ganas de vivir cosa que le faltaba en lo absoluto.
quisiera o no quisiera, el hecho de que sus padres le hubieran abandonado lo tenia muy mal, no deseaba vivir y se notaba directamente en su semblante.
después de que durmió casi tres días enteros, por fin pudo levantarse de la cama pero los sirvientes del capitán no lo dejaron.
a cambio dejaron entrar a los menores que se morían por ver al omega, estaban asustado por el.
para su sorpresa, descubrió que estaban bañados y cambiados con las mejores ropas y que habían arribado a otra isla casi del otro lado del planeta.
Se asusto por un momento pensando que era la misma isla en donde vivían, pero cuando le explicaron lo contrario fue un total alivio para el.
—¿donde les compraron esas ropas mis niños? —dijo el oji-azul tranquilamente.
—onni-chan... Claude y Bard las compraron para nosotros ellos nos llevaron a la tienda más bonita y dejaron que nos compraramos lo que queramos.
—sus alfas... —susurro algo sorprendido el omega.
—¿como dijiste onni-chan?
—nada, ¿les pido un favor?vayan con ellos y hagan todo lo que ellos les pidan... sean agradecidos y acompañe los con sus presencias, les hará mucho bien.
esto lo hizo para que le dejara hablar con él alfa el cual no sabía su nombre pero era un alfa. con porte, clase y distinción no parecía cualquier pirata.
—¿puedo pasar? —dijo una voz casi angelical a los oídos el omega.
—claro. —contestó el peli-azul algo tímido.
—soy Sebastián Michaelis y soy el capitán y dueño de este barco así como tu... —en ese. momento interrumpió el omega dándole las gracias por lo que habían hecho en especial por los menores que se encontraban afuera.
—yo soy Ciel Phantomhive.
—bueno, Ciel... espero que algún día puedas contarme como es que terminaron ahí.
Ciel no dudo mucho en decile su nombre ya que quisiera o no, estuviera agradecido o no era su alfa, como cuando sabes que ese es tu lugar.
aparte de que instantáneamente sintió la confianza para contarle su historia y que supiera todo lo que había pasado.
—bien... no cuentes más, que soy capaz de nadar hasta allá y matar a todos los que hicieron eso. —dijo con voz fría al omega que lo miro algo asustado. —no te asustes, varias veces me oirás y me veras enojado, pero contigo jamás podría.
—¿porque? apenas me conoces.
—porque el tan solo escucharte me dio rabia. si hubiera sabido desde antes jamás lo hubiera permitido, pero vengo de Asia y...me tarde mucho en llegar.
—no es tu culpa. no sabias nada. —el omega le sonrió y en aquella sonrisa al parecer le estaba entregando parte de esa tristeza que sentía, pero como ya se había mencionado antes, la venganza se hacía presente en cada momento y esperaba tener tarde o temprano el apoyo del alfa para cuando regresara.
eso al parecer le dio vida, ya que todo lo que hacía lo hacía para mejorar.
incluso llegó a pedirle al alfa que si alguien. podía darle clases de dicción y esas cosas y que le. enseñará desde como sentarse en una mesa correctamente hasta como debería vestir.
el corte de cabello no podía faltar así como terminar de curar todas sus heridas y las cicatrices tratarlas de borrar todas.
esta última parte el alfa no sabía hasta que punto llegaban, ya que era demasiado y el omega siempre las ocultaba de él.
también poco a poco se iba dando cuenta cómo era Sebastián para los negocios, ya que una vez a Ciel solo le pasó unas gotas de sangre en la mejilla al ver como Sebastián le volaba la cabeza a un hombre.
no le sorprendió tanto, pero por ningún motivo dejaría que sus hermanos vieran tal acto, así que con toda la. amabilidad pidió que Bard y Claude cuidarán ese aspecto.
estos dos alfas, se daban cuenta de que sus parejas eran unos pequeños. niños tiernos, inocentes, ingenuos, que no merecían ver esas cosas y merecían ser tratados como príncipes.
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I LOVE A PIRATE
Fanfictionme encanta hacer estos fics para ustedes, espero que les guste.