A pesar de que tenía ciertos lapsos en los que se sentía sólo, puesto que el alfa se ocupaba en sus asuntos, trataba de mantener la mente ocupada.
Había aprendido muchas cosas con los betas que eran los escoltas de su alfa.
Sinceramente estos tenían miedo de que se llegara a lastimar, puesto que si algo le pasaba, apuesto a que el alfa los mataba.
Ciel era consciente de que el azabache tenía enemigos que no se iban a detener sólo porque el era un omega y por ningún motivo se podía enterar de que estaba en cinta.
Había algunas personas que llegaban a casa, principalmente alfas que se veían muy mal encarados y a demás que le veían con ojos extraños.
Otros simplemente lo ignoraban. Además el alfa pasaba por un momento crítico, en el cual era buscado por otro pirata que llevaba por nombre William T. Spears. Este pirata para nada quería a Sebastián.
Por alguna razón que nadie conocía, quería acabar con la vida del alfa, así que el azabache ya instalado en la mansión, era presa fácil.
Eso le preocupaba bastante al omega, pero debía mantenerse en calma. Primero porque eran los primeros meses y aquel. Pequeño chícharo era muy sensible y en segunda porque el también estaba de un humor muy difícil de entender.
La peor parte se la llevaban los betas que le tenían que aguantar todas sus rabietas y niñerias, cosa que jamás había hecho en su vida, pero que en su estado salían a cada rato.
Cada día los antojos eran más frecuentes y no salía de la cocina y de la sala, a veces paseaba por el jardín pero nada era igual, porque su alfa no estaba con el aunque se encontraba en la misma casa.
*** 6 meses después ***
Pará fortuna del omega sus hermanos habían ido a verlo, sabía que algo extraño pasaba porque tanto Bard como Claude ahora estaban en casa y pasarían una larga temporada.
El momento más preocupante llegó porque William llegó a la mansión, obvio sin una invitación, lo cual preocupo mucho a todos y era obvio que todos estarían a la defensiva comenzando por el omega oji-azul.
Además, el peli-azul había aprendido a manejar armas que ningún otro omega además de los escoltas de su luna sabía usar o se arriesgaría a usar.
Sin pedir permiso se puso a lado de él, tocando le el hombro y sonriendo. Era obvio que el embarazo debía notarse pero gracias a las vestimentas que el usaba no se notaba absolutamente nada.
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El alfa estaba a punto de hacer que le llevarán a la habitación, pero ya no dio tiempo, lo peor fue que William no venía solo, venía con el pelirrojo, el aquel omega llamado Grell.
Tanto Claude como Barde, tenían unas miradas serias, secas, como si no si nada les afecta, frías e insensibles.
Por otro lado se encontraban los omega Trancy y Finny, los cuales también estaban mirando al frente de la misma manera.
Por otro lado Ciel trató de esconder ese brillo que era inconfundible ante un omega en cinta pero al parecer lo estaba logrando porque ni Grell ni Williamnse dieron cuenta de nada.
—¡Wow! ¡Que guapo omega en turno! —dijo William cuando vio al oji-azul.
—espero que no hayas venido aquí solo a ofenderme, estas es mi casa. —dijo Sebastián al escuchar eso.
—lo siento es que el estar acostumbrado a verte cambiar de cama en cama... Se me hace difícil pensar que ya hayas sentado cabeza.
—no deberías subestimar me... En ningún sentido. —se escucho un gruñido que salía de la garganta de él azabache.
—pues... Si, afortunadamente ese omega soy yo... Y debo decir bastante afortunado... Ya que el suyo no se ve muy contento. —dijo Ciel dejando ver su marca y evidenciando al pelirrojo detrás de William. Además por cómo veo las cosas usted... No ha perdido las costumbres que... Gracias a mi Sebastián ya dejo.
—¡eres un insolente! —replicó aquel alfa enfadado a las palabras del oji-azul. —todos se alertaron y el alfa se aproximó rápidamente hacia su omega.
—¡si viniste solo a eso, larga te! —grito ya enfadado Sebastián. Obvio había reconocido al omega pelirrojo, pero le ignoro, quedaba claro que lo que había dicho anteriormente era por culpa del pelirrojo que sólo. Irá a serio detrás de él otro alfa.
—sólo una cosa más... Señor. Sebastián no está solo y se que tampoco es como si se fuera a morir si algo me pasa... Se que no es del tipo de persona que hace eso, pero... Tampoco es como si dejara que usted, o cualquiera se me acercara. Vaya se de nuestra casa y no regrese. —Ciel los miro tan fijamente, que no les quedo más de otra que irse.
Por otro lado los otros omegas casi se desmaya por lo que habían visto y si Sebastián fuera de esos, también se hubiera desmayado, ya que quizá si se acercaba un poco más, hubieran descubierto que estaba en cinta y eso hubiera arruinado todo.
Además, Ciel había llegado a la conclusión de que todos estaban ahí para protegerlo, ya que sabían que todo esto podía pasar, sin embargo no esperan la reacción del omega.
El cual de un momento a otro tuvo que ser detenido por el azabache. —¿estas bien? —preguntó el alfa.
El omega intentaba calmarse para no alarmar a nadie y no podía engañar a nadie, había sido un momento de tensión, más aparte si se puso algo celoso pensando en cuántos chicos o... chicas habían pasado por la cama del alfa y por obviedad se molesto.
—si, estoy bien.
—¡agua! —exclamó el alfa a la servidumbre que acababa de llegar a el lugar, la cual salió corriendo y en menos de un minuto ya estaba de regreso con el pedido del alfa.
—no la trates así. —contestó el oji-azul algo molesto con el alfa. Este solo estaba preocupado por la salud del omega y mandó a llamar al doctor, por más que el peli-azul le dijo que no hacía falta.
Al parecer lo que habían visto anteriormente del paciente de Ciel hacia algunos meses le provocaba de alguna forma miedo al alfa de perder a su pareja.
(hola chicas, la verdad no siento que este capitulo estuviera muy... Interesante. Una disculpa de ante mano y si lo disfrutaron hagan me lo saber me agradaría mucho)