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Perdonen chicos, en el capítulo 9 puse que eran dos hermosos bebés y en los demás solo hablo de uno. Eso pasa cuando pasas mucho tiempo sin escribir.

Bueno, dejando claro que son dos niños. Se puede seguir.

Habían pasado mucho tiempo desde que aquel Omega había regresado a casa de su alfa Sebastián, el cual estaba perdidamente enamorado de el Omega que le había dado dos hermosos hijos, los cuales crecían y ya tenian algunos años de edad.

-papá! Papá, ven a jugar con nosotros. -decian dos vocesitas idénticas por el otro lado del teléfono, el cual era todavía sujetado por el Omega que hablaba de negocios con el alfa.

-amores sus padres están hablando de cosas importantes, pronto regresara papá. -decian el ojiazul tratando de no sonar duro con ellos.

-dejalos mi bochan querido, yo los extraño a los tres por igual, estar aquí en Londres solo, no es lindo. Los extraño de verdad. En especial el aroma de mi Omega.

-sebastian, tienes que tener en cuenta que los niños deben tener modales y no interrumpir a los adultos, además tu los conscientes demasiado, no me gusta que lo hagas, tienen que aprender que a pesar de tener dinero y riquezas deben aún así ganarse las cosas. Además son hijos de alguien muy importante no pueden hacerte quedar mal. -los menores escucharon todo aquello y se pusieron tristes.

-no seas tan duro con ellos, ellos adoran jugar Y además yo te amo. -ciel solo sonrió del otro lado del teléfono Y les hizo señas a los niños para que guardarán silencio.

Los niños se quedaron callados y tristes mientras ciel acababa de hablar con el azabache sobre diversos asuntos.

Después de todo el querido bochan había aprendido todo lo referente al negocio del mayor y en parte le ayudaba con las partes económicas y administrativas que se presentarán.

Por otro lado también tenia cierta molestia porque ahora eran dos niños que acaparaban la atención de el azabache cuando llegaba a casa. Era extraño pero... El ojiazul estaba celoso de sus hijos! En fin aquella situación era totalmente absurda y tenía que cambiar.

El Omega sabía que tenia que cambiar pero al ser alfas ambos niños su padre estaba fascinado y les daría todo para que fueran unos alfas sumamente fuertes e igual de importantes que el.

Además tenía que contemplar que al ser el único Omega en la familia seria sobreprotegido tarde o temprano.

-papá!papá! -de nuevo iban los dos al mismo tiempo con el ojiazul, como si lo que acabará de pasar con la llamada no hubiera pasado, no había nada que llegara a apagar esa energía que tenían, era interminable y aunque a veces el bochan terminaba exhausto y con ganas de no querer saber nada más de mundo, les tenía una paciencia muy grande.

-que pasa niños míos!

-dejanos nadar un rato en la alberca. -al ver sus caritas, no podía negarse además aún no finalizaba el día.

cuando llegaba el final del día y los niños ya estaban dormidos y no estando el azabache, se ponía a ver películas y comer palomitas y una soda.

Además ahora no podía hacer mucho ya que le tenía una... Nueva sorpresa al alfa cuándo regresara de viaje, no había querido decir nada porque la gente de la mansión es algo chismosa y muy comunicativa pero aquella sorpresa lo dejaría más sorprendido que nunca.

El azabache había informado que el viaje demoraría un par de semanas más allá de el mes que había pasado en aquel país, así que ya todo el mundo estaba impaciente por verlo, sus empleados, sus hijos y mucho más el ojiazul.

Por otro lado le parecía imposible que el mayor le haya dejado involucrarse en sus asuntos además de atender a todos los enfermos que tenían ya que pues el ojiazul ahora era un excelente doctor que incluso había llegado a asistir uno que otro parto y enfermedad mortales no siempre teniendo la fortuna de poderlos salvar o quedarán en completa salud.

Había veces que tenía que ser fuerte para dejar ir a pacientes con los cuales se había encariñado mucho, otras para no sentir lastima por gente que debía adaptarse a una nueva vida sin alguna extremidad o sin algún sentido como la vista pero había aprendido bien y ahora se había dedicado a cuidar de los escoltas que quedaban mal heridos y de sus familias.

-señor... -mensiono un sirviente desde la puerta de la sala.

-que pasa?

-yo... Nunca le he pedido nada... Pero... Estoy desesperado mi mujer no deja de quejarse, dice que le duele la cabeza...

-no se preocupe vamos. -la paz se había ido y el buen corazón del bochan, (si en este fic tiene un corazón muy bueno) no podía permitir que alguien sufriera si tenía solución.

Reviso a la mujer, en efecto iba a ser uno de esos casos pesados en los que incluso la muerte podría hacerse presente, pero no era casi nada imposible para aquel Omega que había pasado por muchas cosas.

Reviso a la mujer, dio las malas nuevas con algo de pesar y se dirigió nuevamente a estudiar el caso de la señora ya que era complicado.

-bien, creo que he avanzado un poco, quizá deba consultar a algún colega pero...

-papi?! -era uno de los pequeños, pero ahora estaba solo.

-que pasa pequeño?!

-am... Mi hermano... Dice que se siente mal.

-como dices?! Vamos! -en efecto, el pequeño tenía fiebre y escalofríos, al parecer después de la piscina se comenzó a sentir mal. -santo Dios! Trae mi maletín pequeño, porfavor tu hermano estará bien.

-si! -el pequeño fue corriendo y cuando el ojiazul tuvo su maletín en las manos el pequeño alfa solo miraba lo que hacía y al igual que bochan el menor no pego ojo hasta que vio a su hermano mejor. -wow! Ese maletín tuyo es mágico!

-shhh dejemos descansar a tu hermano. Dormirás conmigo hoy.

-esta bien. -siguio al Omega pero sin dejar de ver a su hermano esperaba que se recuperará pronto.

(Bueno chicos, chicas, saludos a todos y que la estén llevando leve en esta pandemia les comento. No me acuerdo si los niños tienen nombre ustedes díganme, de verdad no me acuerdo. Si no, sugieran uno plisss)

I LOVE A PIRATEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora