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Al final de cuentas ese descanso había sido necesario ya que después de varios días de sesiones llenas de amor, pasión y momentos de pareja ya les hacia falta el descanso.

Además, ya nadie iba a poder igualar el amor que sentían el uno por el otro. Ademas queda decir que el pirata más temido de los mares, al que ni una vez había sido arrestado por la marina u alguna otra autoridad, había sido atrapado por un omega de bellos ojos azules y piel tan tersa como la de un bebé.

Habían decidido iniciar su nueva vida juntos en una de las ciudades más bellas de él mundo. Inglaterra, era una ciudad que le causaba gran ilusión al omega conocer, por alguna razón que ni el mismo comprendía.

Todo era perfecto, era de ensueño, además de que la mansión a simple vista en fotos, parecía de los más hermosa y a la vez mágica para el oji-azul.

Jamás había vivido en algo así, además de que el alfa podía invitar gente importante y el con todo gusto les atendería.

Estaba todo tan bien que el azabache olvidaba un pequeño detalle que a simple vista parecía ser insignificante.

Además de que no pensó que nada pasaría y por eso ese detalle se lo guardo y siguió tranquilamente con el omega.

Quizá debió mencionar que había un omega de pelo rojo que se había obsesionado con el y que básicamente el alfa tuvo que huir ya que tampoco quería matarlo, al parecer no valían la pena.

Por lo que recuerda el azabache, ese omega aparte de obsesivo era avaricioso, además de un tacaño y malicioso además de dramático.

Una cosa si era cierta, el era muy conoció en todo el mundo marítimo pero a estas alturas tanto las autoridades como sus enemigos sabía que eran intocables y que si intentaban algo en algún momento les iría muy mal.

Todo el mundo se entero de que Sebastián Michaels el pirata, llegaría a Puerto esa tarde, lo que nadie sabía es que iba a llegar acompañado de un omega, que tenía los ojos más hermosos y que su cabellos
con el sol daba a conocer un tono azul también muy bonito.

Además este, se veía cuidado, por lo tanto a su llegada dedujeron que por fin, alguien había podido atrapar al alfa y no precisamente las autoridades.

Ahora bien, si todo el mundo estaba enterado de que había llegado a Inglaterra, por supuesto también se había enterado ese omega malvado.

Al llegar a la mansión el alfa cargo al omega hasta entrar a la mansión como si fueran un par de recién casados.

—muy bien corazón hemos llegado a nuestra nueva casa. —dijo el alfa bajando ahora al omega.

—¡wow! —Exclamó el omega al ver el esplendor de aquella casa enorme.

Para variar, tenía de todo, tenía piscina, sala de juegos y otras cosas, todo, era de lujo. Se notaba que el alfa se había esmerado en el arreglo de aquella casa, había mandado a los mejores diseñadores a que hicieran aquel trabajo.

—entonces... ¿Te gusta? —pregunto el alfa un tanto ansioso.

—¿que si me gusta? ¿Preguntas si me gustó? ¡Me fascina! —exclamó el menor abrazando emocionado al alfa. —todo esto es magnífico.

—es aquí donde comenzaremos un nuevo hogar. —dijo el alfa al oído del omega.

—si, contigo iría hasta el fin del mundo, hasta el fin de los mares. —esta vez el. Abrazo se volvió menos entusiasta ya que el omega se estaba comenzando a poner sensible sin razón.

—¿que pasa? —dijo el azabache notando el cambio de humor del oji-azul.

—nada. —dijo el omega ya desganado.

—¿dime porfavor?

Los hombres del alfa que iban llegando, se quedaron estupefactos ya que jamás en sus vidas habían escuchado al azabache decir porfavor.

Estaban tan sorprendidos, que se quedaron helados a plena vista de ambos.

—¿que no tienen nada que hacer? —exclamó el alfa haciendo también saltar al omega. Los escoltas salieron rápidamente, puesto que a este alfa se le conocía por tener poca paciencia pero con el omega era diferente. —perdón, ¿te asuste? —pero ya era demasiado tarde, al voltear a ver al omega este ya tenia lágrimas en los ojos y la vista nublada por el llanto. —¿que pasa? Dime.

—que ya no vas a quererme cuando me ponga gordo y panzón. —el omega ya se había puesto a llorar como niño de cinco años, se tallaba los ojos para evitar que las lágrimas siguieran saliendo pero era inútil.

—¿como dices eso? Jamás dejaría de amarte. Jamás. Ni gordo, ni flaco, ni calvo ni...

En ese momento se escucho el sollozo del omega más fuerte. —¿me estoy quedando calvo?

—¡no! ¿Como crees? Estas muy guapo, sobre todo el día de hoy. Solo quiero que sepas que te amo y te amaré sobre todas las cosas. Hasta moriría por ti.

—¡no! ¡No quiero que te mueras! —el omega abrazo al alfa, pero esta vez como si se fuera a ir.

—mira, vamos a hacer una cosa. Vamos a nuestra habitación, enciendes la televisión, mientras yo bajo a pedir que nos suban fruta y helado.

El omega parecía niño pequeño y no era para menos, iba a ser madre y eso más temprano que tarde estaba haciendo sus efectos.

A pesar de su carácter el alfa le tenía una paciencia inmensa al omega, además sería la madre de sus hijo y no iba a permitir que a ninguno de los dos les pasara nada.

Cumplió lo prometido, se quedo con el oji-azul hasta que este se quedó dormido, hizo que se llevarán las charolas de fruta y helado, acomodo al omega para que durmiera más cómodamente y bajo a hacer algunos deberes.

La intensión era terminar antes de que el omega despertara, pero cuando regresó vio aún oji-azul sentado en la cama aún triste.

—¿que pasa? —preguntó el alfa.

—perdoname, te avergoncé allá abajo.

—no, para nada. Mi vida personal no les incumbe a esos idiotas. Tú eres mi vida y esta personita que se forma en estos momentos, así que si a ustedes les pasa algo, ahí si me muero.

El omega solo sonrió y de dejo brazar por el alfa.

I LOVE A PIRATEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora