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La piel del alfa estaba completamente erizada, el tocar al omega era una experiencia totalmente diferente, es como haber encontrado el tesoro más codiciado por cualquier pirata.

-¿que haces? -dijo el omega con una voz que mas bien parecía un gemido.

—disfruto de cada una de tus curvas mi amor. Eres tan delicioso como una rebanada de fruta en el verano.

—c-callate... —dijo el omega sonrojándose y desviando la mirada.

—tranquilo, no voy a hacer nada que tu no quieras.

—e-es que... Ese es el problema... Quiero todo contigo. —dijo aún más avergonzado Ciel ante esa confección tan reveladora.

El alfa no pudo contenerse más y llegó rápidamente al miembro del menor comenzado a succionar la punta. Eran tan excitante hacer eso, que frunció un poco el seño al sentir que un bulto se originaba en su entrepierna.

—mhg... E-espera... Harás que me corra m-muy...

Era demasiado tarde, el omega se había corroído en la boca del alfa, avergonzándose por no poderle avisar antes.

—esa es la idea corazón, que te corras las veces que quieras. No sabes cuanto me excita escucharte gemir y sollozar.

Se sonrojo aún más pero no podía negar que el escuchar al alfa decir esas palabras era también sexy y excitante para el.

Después de ese intenso episodio Ciel abrió sus piernas y also la cadera invitando e incitando al alfa para que entrará en el en ese instante.

—no aguanto más quiero que entres y hagas conmigo lo que quieras. —dijo el oji-azul en un tono pervertidos y a la vez tan provocativo que el alfa no podía negarse a los deseos del menor.

Sólo hizo crecer un poco más su miembro para que pudiera entrar de forma "fácil" en la entrada del virgen oji-azul.

Entro y un gemido, se hizo presente y salió de los labios del alfa, la entrada del pequeño omega era estrecha, pero muy excitante para el.

En ese momento experimento cosas que con nadie más había sentido, también despertando en el un instinto de protección y al mismo tiempo, se dio cuenta de que ya no iba a poder estar lejos de el por mucho tiempo... Se había enamorado pérdida mente del omega.

Comenzó el vaivén dentro del omega, el cual al sentir la dureza de aquel miembro se éxito aún más gimiendo fuertemente, apretaba las sábanas con fuerza y finalmente sin darse cuenta, terminando por rasguñar la espalda del alfa.

La respiración entrecortada de ambos hacia la experiencia más excitante y más placentera para los dos, ya que ninguno de los dos podía emitir otra cosas de sus bocas que no fueran agudos gemido unos más que otros.

Dentro de todo el éxtasis que estaban sintiendo, aún el alfa tenía un atisbo de piedad por el omega para no marcarlo, ganas no le faltaban, pero era ya casi imposible.

El tener el cuello del omega tan cerca hacia querer morderlo y que todo el mundo se diera cuenta de que era suyo y de nadie más, pero esperaría que su oji-azul se lo pidiera.

De tantos movimientos y sin pensarlo, los dos se corrieron, el omega mancho de nuevo, estaba vez el abdomen de ambos.

—eres... Genial. —dijo Sebastián mientras aún chapoteaba la entradas.

—no... Hagas eso... Esta muy sensible ahí. —dijo el omega jadeando.

—si sabes lo que acaba de ocurrir... ¿Verdad?

—si, lo entiendo... Me da miedo... —dijo algo triste el omega.

—no tengas miedo, te protegeré hasta el fin de la tierra si es preciso. Te daría el mundo si pudiera.

La siguiente vez, ahora Ciel estaba sobre la cama poniendo sus cuatro extremidades sobre ella y parando el trasero, dejando su entrada totalmente expuesta.

El alfa lo había abrazado por detrás haciendo que su miembro se encajara más en el omega llegando a su punto dulce rápidamente volviendole loco por qué se moviera.

El miembro del omega chorreaba e intentaba detenerlo, pero no podía, con el movimiento que hacía el alfa detrás de él solo hacía que se masajeara el solo excitando lo más.

—te ayudo... —dijo el alfa tomando el miembro entre sus manos ayudándose de sus movimientos adelante y hacia atrás.

El omega estaba que se retorcía de placer pero quería aguantar un poco más para poder seguirle el paso al alfa, pero eso era bastante difícil.

Estaba seguro de que en algún momento terminaría exhausto y solo esperaba no decepcionar a su luna.

En algún punto se había perdido, ya que despertó en la cama, tapado por la sabana y el alfa ya no estaba.

Por un momento entró en pánico porque no vio a Sebastián, pero cuando lo vio entrar con una gran charola llena de comida le brillaron los ojos y se le nublaron un poco.

—¿que pasa?

—pensé que te habías ido. —dijo Ciel avergonzado y agachando la mirada.

—no, jamás me iría y jamás te dejaría. —sonrió y le dio de comer en la boca al omega.

Después del desayuno lo llevó a darse un baño, ya que a los dos les hacía falta, continuando en aquella tina lo que habían dejado pendiente.

—dime una cosa...

El alfa ponía toda su atención.

—¿me quedé dormido en algo importante?

—no, de hecho, estuviste maravilloso, terminamos ambos una vez más y ahora si, te quedaste dormido y yo también. —decía esto mientras tallaba su espalda y recorría sus huesos de la columna admirando cada parte.

El omega se dejaba querer y hacer por el alfa, para finalmente de un momento a otro terminar de nuevo en la cama.

Viéndose frente a frente, el omega hizo y dijo algo que el alfa esperaba con ansias. —marca me. Quiero ser tuyo para siempre.

El alfa lo sentó enzima de él dejando que su miembro entrará haciendo estremecer al omega.

Al mismo tiempo este le dejaba todo su cuello libre para que el azabache hiciera lo suyo.

—¿estas listo?

El omega solo asintió.

Después de eso, unos dientes se quedaron marcados en el cuello del omega, no dolía ni nada, solo se sentía una seguridad enorme y la sensación de que ahora pertenecía a un lugar y a una persona que le protegería y le amaría.




I LOVE A PIRATEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora