El ruido de las máquinas me afirma donde estoy. Oigo que mis pulsaciones son normales, pero cambian cuando le veo. Está con la cabeza apoyada en la cama. Está llorando y sus lágrimas para mí no son ninguna satisfacción. Su mano está tocando la mía. No deja de decir las mismas palabras una y otra vez:
- Quédate conmigo. Te necesito. No te marches. Por favor.-dice Tobias sin dejar de llorar con el corazón encogido.
Está procupado por mí. Quiera o no me duele el saber que una de las personas que más me han importado en mi vida, mejor dicho, una de las personas que más me importa, sufre así por mí.
No puedo evitarlo. Muevo mi mano para que se de cuenta de que me he despertado. Me mira y sus ojos llenos de lágrimas, brillan como nunca.
-¡Catherine!-dice mientras termina de llorar para empezar a sonreír-¡Por un momento has estado muerta!
-Siento como te he tratado esta mañana en mi casa.-le digo muy debil, acariciandole la cara con la mano donde no esta la vía.
-Eso no importa ahora. Aunque eso no ha ocurrido está mañana, sino ayer.-me dice él todavía intentando dejar de llorar-Tengo que avisar a tu madre y a los médicos.
-No, por favor. Quédate aquí conmigo.-le digo.
-Pero...-empieza a decir cuando le interrumpo.
-Por favor.
Acepta y se sienta en una silla a mi lado. No puedo dejar de mirarlo. Finalmente, cierro los ojos y me quedo dormida.
Despierto y está allí mi madre, sentada en la misma silla dónde se sentó Tobias.
-Hola.-le digo.
-Oh, Catherine,-me dice mi madre mientras me da un abrazo y un beso en la mejilla-¿cómo te encuentras?
-Bien. Mama, ¿dónde está Tobias?
Mi madre no me mira. Noto como está tragando saliva. No le salen las palabras. Finalmente, me mira y dice:
-Ha desaparecido.
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La Elegida
Science FictionDos palabras que ahora le dan nombre: La Elegida. Una realidad que se convirtió en mentira: Su vida. Un nombre que puede condenarla: Catherine Slyon. Soy Catherine Slyon, vivía en Regiwick antes de que la realidad saliera a la luz, antes de salir de...