Capítulo 14.

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Miro a mi alrededor. Las paredes blancas iluminadas por los fusibles del techo, me deslumbran. Estoy tumbada en una cama de poca altura, pero bastante amplia.
Me acuerdo de lo último que paso, de como Ryden me tapo la boca con un pequeño pañuelo. No entiendo porque lo hizo. No entiendo porque Jackson reaccionó así. No entiendo porque Brandon me miró así. No entiendo que paso en ese coche.
Tengo mucha hambre. Llevo sin comer desde que me contaron todo. Se me quito el apetito pero parece que ha vuelto.
Observo a mi alrededor por si hay alguna bandeja o una pequeña cocina, pero nada. Lo único que hay es un pequeño váter, una ducha y un lavabo. Un mini cuarto de baño.
Me levanto de la cama. La habitación es de un gran tamaño, pero esta casi vacía. Oigo mi respiración, aquí adentro hay eco.
-¿Hay alguien?-digo escuchando mi voz un par de veces más.
Nadie contesta.

Pasan horas y horas esperando a que alguien me diga que está pasando aquí. El cansancio puede conmigo así que, me tumbo en la cama para descansar no para dormir, pero al final me quedo dormida.

Noto como me zarandean. Abro los ojos rápidamente y miro hacía arriba.
-Señorita Catherine-me dice una joven morena con ojos verdes y piel oscura. Es realmente atractiva.
-Dígame, ¿porque estoy aquí?
-No puedo decirle nada. Aunque yo creía que tu los sabrías-me dice cruzándose de brazos sin apartar sus verdes ojos de mi.
Me incorporó un poco y apoyo mis dos manos en el colchón.
-No, nose nada. Esto parece una broma.
-Pues no es una broma, es la realidad. Estás aquí por ser quien eres.
-Soy Catherine Slyon, hija de Sofia Slyon. No se nada de mi padre, ni su nombre. Mi abuelo, una de las personas a las que más he querido en mi vida murió y todos, salvo él, hasta mi supuesto novio, me engañaron siempre, escondiendome de lo que es tener una verdadera vida. No veo nada interesante en eso, salvo que soy una auténtica desgraciada.
Tengo unas ganas inmensas de llorar, después de que estas palabras hayan salido por mi boca. Creía que nunca sería capaz de decir eso, pero me he dado cuenta de que, como últimamente, me he vuelto a equivocar.
La joven me mira.
-Vaya, no sabes nada-me dice aún con los brazos cruzados.
-Solo se que todos mis amigos, no eran amigos, sino personas voluntarias que se ofrecieron en un momento para protegerme de algo o de alguien.
La joven sonrie. Me fijo en su rostro, ni una sola imperfección en él. No se le forma ni una sola arruga al hablar ni al reir.
-Bueno, vas avanzando. No puedo decirte nada, solo me han mandado para que te traiga la comida-me dice señalando a la bandeja situada en el suelo.
-¿Quién te ha mandado?
-El Jefe, mi gobernador, el gobernador de los míos: Connor Galan.
Dicho esto, la joven se acerco a una pared de la habitación.
-3249A, abrir puertas-le dijo al reloj de su muñeca.
De la pared, apareció una puerta que se abrió para dejar pasar a la joven. Me levanto de la cama y corro hacía la puerta rápidamente, pero esta se cierra.
Cojo la bandeja del suelo y me siento en la cama. En la bandeja hay un vaso de agua, un trozo de pan y una manzana. Como poco a poco para saborearlo todo, como si fuera comida de restaurante, cosa que me parece después de no llevarme ni un alimento a la boca desde hace dias, no se exactamente cuantos.

Termino de comer. No se que hacer. Necesito respuestas paras tantas dudas y preguntas que tengo. Dejo la bandeja en el suelo y me siento en una esquina. Estoy harta de estar en la cama. No puedo aguantar más y empiezo a llorar. Odio mi vida, odio todo esto, me odio a mi misma.
-¿Por qué a mí?
-Porque eres La Elegida.

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora