Sigo mirando el suelo. Algo, en este momento corre dentro de mí: miedo, curiosidad, odio, ira. Corro hasta la pared y doy golpes en ella.
-¡Abrir! ¡Sacarme de aquí, joder!-grito mientras no dejo de golpear la pared.
Nadie responde a mis golpes y gritos. Se que me ven y me escuchan. Están ahí, lo sé. Connor esta ahí.Veo números en mi cabeza. Estoy dormida pero mi cerebro no deja de trabajar. Ahora han aparecido letras. Recapacito. Me suenan de algo esos números que pasan por delante de mí como veloces aviones que despegan y ponen en marcha el vuelo:>>0001<<, >>3249<<.Me despierto rápidamente, con las gotas de sudor que caen por mi frente. La cabeza me va a explotar. Recuerdo los números del sueño y caigo en la cuenta de que, se como salir de esta habitación. Solo me falta algo, las letras del final.
0001C, la contraseña para salir de Connor.
3249A, la contraseña de la chica morena.
Me dirijo a la puerta para hablar e intentar salir pero hay varios problemas: 1) Aquí hay cámaras; 2) No tengo la misma voz que aquella chica y 3) Ahora no es el momento de actuar. Se que tengo que esperar a que se haga de noche.
El segundo problema es fácil de solucionar, puedo emitar la voz de aquella chica: cálida y dulce a la vez que áspera.
Pero hay un problema que es mucho más difícil, las cámaras. Solo hay dos, una que mira hacia la puerta y otra que mira hacia el pequeño cuarto de baño, ninguna hacia la cama, eso ya es una ventaja. Tengo que intentar parecerme a ella pero no se como hacerlo. Su pelo es oscuro y mi pelo se va degradando de moreno a rubio. Tengo que esconder parte de mi pelo. También puedo tapar mi cara con varios mechones. Me siento en la cama y espero a que pasen unas horas.Tienen que ser cerca de las doce de la noche. He contado las horas desde que vino aquella chica aproximadamente. Me acerco al pequeño lavabo del baño y me mojo las manos. El agua esta helada y tengo la necesidad de pegar saltos para que mi sangre coja calor y mi cuerpo aumente de temperatura. Con las manos me mojo el pelo para oscurecerlo un poco. De mi pelo cojo orquillas. Me meto las puntas para dentro y las cojo con estas. Me tapo la cara con varios mechones. Me acerco a la cama y coloco la almohada en vertical y la tapo con las sábanas.
La pared-puerta está a solo centímetros de mí. Respiró hondo y cambio la voz.
-3249A, abrir puertas.
Pasan tres segundo -los tres segundos más largos de mi vida- y se habren las puertas. Salgo por ellas corriendo y sin mirar atrás.
Hay un cambio de luz al traspasar la puerta. Los focos se debilitan y la luz se vuelve cálida y confortante. Me cuesta un poco ver ahora pero al momento mis pupilas se dilatan y puedo ver el largo pasillo de paredes grises, sin ninguna iluminación natural. Corro sin parar por lo largo del pasillo. Aparecen dos pasillos más y decido tomar el de la derecha. En este aparecen otros dos pasillos y tomo por el de la izquierda y sigo corriendo. Aún no me he cruzado con nadie así que no me detengo. Corro por el mismo pasillo hasta que me encuentro con una puerta. Intento abrirla pero no cede. Le pego una patada y no abre. Me desespero. Voy a probar con el código.
-3249A, abrir puertas-digo cambiando la voz de nuevo.
Las puertas se abren y pienso en correr, pero al otro lado hay gente, así que decido ir tranquilamente andando. Ando mientras numerosas personas, andan de un lado a otro. Ninguno me mira, a pesar de que no parezco ser uno de ellos: llevan vestimentas oscuras de colores negras, azules, moradas. Los observo a todos detenidamente y me doy cuenta de que todos llevan un brazalete plateado que les abarca desde la muñeca hasta el codo. Meto mis brazos dentro de la chaqueta para ocultar mis brazos y que no averiguen que en verdad no soy uno de ellos. Sigo andando hasta salir a una habitación enorme, llena de mesas y de sillas con numerosas personas mirando a pantallas de ordenadores sin parar de teclear. Ando atravesando la sala y llego a otro pasillo sin dejar de mirar la sala. Mis pies tropiezan con algo y unas manos me sujetan por debajo de los brazos. Miro fijamente a la persona que me ha cogido y de nuevo su belleza me deslumbra como la primera vez que le vi.
Ryden.
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La Elegida
Science FictionDos palabras que ahora le dan nombre: La Elegida. Una realidad que se convirtió en mentira: Su vida. Un nombre que puede condenarla: Catherine Slyon. Soy Catherine Slyon, vivía en Regiwick antes de que la realidad saliera a la luz, antes de salir de...