Capítulo 5

15 3 0
                                    

Pasaron varias horas, en las que Espejo, con ayuda de Escoba, quien parecía ser el único arfectacto/mueble con vida en el depósito, armaron a Ino con paciencia y perseverancia, logrando que este volviera a ser él y ordenase todos sus pensamientos.

— Estoy de vuelta, ¿no? —cuestioné ahora mismo mi propia existencia. Las transformaciones por las que he pasado en sólo un día de verdad que han sido bruscas.
— Sí lo estás, amigo.
— ¡ESPEJO! —grité con emoción.

Sí, ya lo había visto pero había quedado medio estúpido. Ya estoy en mis cabales.

— Ya, ya, pasé horas descifrando lo que decías mientras parecías Martín cuando tenía los ojos rojos. Ahora quiero que me cuentes cómo fue que diste con llegar aquí.
— Bueno... ¿Recuerdas que dije que volaría, y entonces explotaste?
— Sí. Lo siento por eso. —parecía avergonzado.
— Tranquilo, te fue peor que a mí. Y... Bueno, lo logré. Yo volé.

Él permaneció callado, y luego un papelito oportuno cayó en él y parecía que estuviese frunciendo el ceño.

— Tú... Eh, ¿Hablas en...
— Sí, Espejo, se que suena raro pero lo hice. Tú debes explicarme cómo sigues con vida. —dije, un poco fastidiado.

Nunca me fastidio pero Espejo... Logra sacar lo peor de mí.

— Bueno, bueno. Igual que tú, si nuestras moléculas no son calcinadas, podemos seguir con vida. Claro que limitados, pero logré pegarme con un pegamento viejo que tenía la bolsa de Martín en casa. —explicó. — Eso fue todo, y... Ya que... ¿Volaste? —asentí—, ¿Para qué o cómo explicas tu llegada aquí?

Bueno Espejo ni siquiera yo lo entiendo. Pero si hay algo que entiendo, es que a mi parecer estamos muy tranquilos como para estar en un sitio como este.

— ¿Dónde es aquí? —pregunté ignorando lo que él cuestionó antes.
— Un camión de basura, estuve varios minutos en una bolsa negra antes de subir aquí.

No puedo ir a un vertedero teniendo una cita pendiente. Se que dirán 'Oh Ino, ya deja eso'. Pero no, lo siento. La misma plenitud que yo sentí cuando estaba volando, es la que quiero sentir por el resto de mis días. Nunca sabes si mañana morirás, así que debo darlo todo de mí hoy, en especial porque tengo la oportunidad.

— Debemos escapar de aquí. —sugerí.

Espejo carraspeó su garganta y miró todo el lugar.

— ¿Cómo? —preguntó.
— Volando. No creo que puedas, pero puedes venir conmigo. —dije.
— Estás loco, no pienso que t... Oh, —se sintieron fuertes temblores en nuestro entorno—, Dios santo, parece que ya llegamos al vertedero. Por favor sacanos de aquí Ino, vuela, corre, nada, como sea pero hazlo ya.

Sus suplicas eran... Super innecesarias, que bajo, Espejo, igual te sacaría de aquí.

— ¡HEY! ¡No nos dejen! —gritó la Escoba.
— Ni a mí.
— Ni a mí.
— Ni a mí.
— SI, SÍ, ¡YA SE! NO LO REPITAN MÁS Y ACÉRQUENSE. —estaba un poco desesperado, no me detendría a escuchar literalmente 432053 veces esa frase mientras nos reciclaban.

Todos se acercaron y se adhirieron a mí como les fue posible. Es hora de despegar.

Esta vez... Espero lograrlo.

¿Podrá nuestro héroe descifrar cuál es su objetivo? ¿Volverá hecho pedacitos? ¿Es Ino consciente de que Lavabo tiene una conexión espiritual y que le hizo pipí en la boca en sus visiones?

Son buenas preguntas.

El inodoro que habla (y vuela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora