Su mal pensamiento en mi contra me hizo sentir un poco mal para ser sincero, pero al verla de nuevo frente mis ojos me reencontré con mis sueños, miré sus ojitos como el añil del cielo y sus labios con un color intenso, tan densos y suaves como las nubes, confieso que mi mente se llenó de sabor e imaginé la calidez de su aliento abrazando mi alma, así que no pude resistir y la besé, ella no se negó; el momento y la situación jugaron a nuestro favor. Fué un beso tan corto que duró más que un relámpago, como un milagro más, un beso con sabor a montañas y al aroma de las flores; la unión de nuestro labios fué la poesía de rima amorosa, de colores del iris que se asoma entre las nubes después de la lluvia , fué ese beso de ella en tan corto tiempo que pintó con los mejores colores una esperanza en mi vida, un beso con sabor a mujer hizo inquebrantable mi fe de amar, un beso que me desconectó del mundo.
Con sus ojitos cerrados apoyó su frente en mi pecho y me dió un abrazo de esos que rompen por fuera y construyen por dentro, no niego que fue el mejor momento de mi vida, me sentí con dieciséis años.
–¿Qué fué eso?– Preguntó con una voz baja.
–Es lo que quise hacer desde el primer momento en que ví.
Frunció el ceño y dijo todavía más bajo.
–A veces me cuesta estar cerca de tí.
– ¿Porqué?
– Porque haces que me lata el corazón.
– ¿Y eso que tiene de malo?
Se encogió ligeramente de hombros.
–Mientras más late, más fácil es que se rompa.
– ¿De verdad te pasa eso?
– No lo puedo negar. ¿ A ti no te pasa?
– !Por Dios! Si cuando estoy contigo lo primero que se me antoja es un poco de eternidad.
–Es una locura esto Alvis.
–Aceptalo ambos lo estamos– Dije abrazándola fuerte.En su rostro y su tono de voz me dí cuenta que tenía miedo de correr para llegar y que ya yo no estuviera esperando, que fuera otra la que le diera el último trago a la botella y ella muera de sed.
Así que susurré en su oído – No te haré daño, yo sé que has sufrido y que te ha ido mal en el amor, pero debes entender que yo no soy ese que poco a poco destrozó tú corazón , yo quiero ser tu luz y tú nueva verdad, solo te pido que lo intentes.
– Pero es muy poco tiempo.
– Pero y eso que?
– Tú lo dices fácil, a mi me da miedo.
– ¿Que quieres de mi?– Pregunté, en un arrebato de valor. Sentía una auténtica curiosidad por saber cómo podía estar bien conmigo. Jane no me miró.
– No sé. ¿Qué quieres tú?
– Ya lo sabes.
– No, no estoy muy segura.
–Te quiero a ti.
Entonces sonrió levemente pero no llegó a decir " Yo también", tampoco fué necesario, su mirada dijo más que eso, dió la espalda y se retiró lentamente de mi lado, ya era hora de irse, pero para ser sincero en ese momento no sabía si estar feliz o estaba triste, o tal vez ambas, ese beso fue mi gota de agua en el desierto, fué el faro que me arrastró hasta la orilla cuando pensé qué estaba perdido, pero al mismo tiempo fué el boleto del amor, y cuando compramos ese boleto también está incluída la tristeza, es un viaje en el que la mayoría se rinde a la mitad.Pero cada risa, cada abrazo, cada aventura me hacía creer de nuevo en el amor, y no tanto en el amor, sino en ella, en sus brazos y en su mirada que me llenaban de paz y tranquilidad. Nunca entendía la realidad hasta que con un suspiro la mire y pensé " Por fin llegó o llegué" como si fuera un lugar, mi lugar. Y no, no quería quedarme, tenía algo mejor para los dos , la llevaría conmigo y caminaría con ella Una y mil vidas más.
Antes de irse, le pedí que me acompañara hasta el balcón, fuí por dos tazas de café, me quedé a su lado, los dos en silencio observando la ciudad y todos los colores de una mañana que marcó mi vida para siempre.
Dije en voz baja – Siempre quise esto.
–¿Que cosa?
– Mirar el cielo acompañado de alguien.
Ella seguía en silencio, y en murmuro dijo
– No sabría decir que cantidad de personas hay en esta ciudad tan gigante, sobre todo mujeres, son miles y miles.
Ella solo me observaba pero nada decía.
Al terminar su café, se levantó y caminó hasta la puerta, pero antes de salir.
Dijo apretando sus labios – Mañana retomo las terapias.
– Mañana nos vemos.
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Hasta Encontrarnos.
RomanceLe dí un beso en la frente y mientras acariciaba su pelo susurré. -Yo le pido a Dios que te cuide para mi y que bendiga nuestro amor, que nos ayude a superar todos nuestros problemas y nos permite vivír mucho tiempo juntos, una vida entera si es pos...