Desde el momento en que se enteró que Sirius oficialmente iba a ser liberado, la poca tranquilidad que poseía respecto a ese tema se esfumó. Recordaba muy bien como fue ese día. Habían acabado las clases hace tres semanas y a pesar de que su problema con el chico no fue resuelto, ambos estaban cooperando para una mejor convivencia. Severus había preparado tarta de melaza, la favorita de Harry y juntos se habían sentado a desayunar en una mesa pequeña de la cocina.
Era un lugar de tamaño muy reducido, incluso la sala de estar era más espaciosa que la cocina, aunque era útil para dos personas como ellos. Solamente dos porque tres ya sería multitud. Solo tenía lo básico en instalaciones, estanterías, muebles y alacena, sin mencionar que estaba bastante desgastado. Lo único que revivía ese lugar ruinoso, era la luz que entraba por una ventana muy grande. A Severus nunca le preocupó arreglar algo de ese lugar, no es como si quisiera vivir ahí por mucho tiempo más. Y si a Harry no le molestaba, así se quedaría todo.
Si, lo recordaba muy bien. Había tomado el periodico que se le fue dado por una lechuza parda y lo había leído en El Profeta mientras bebía una taza de té. Casi escupe el contenido cuando vio la cara de aquel tipo, la foto de Sirius Black moviéndose desesperadamente. Incluso Harry se sorprendió, no es como si Severus fuera la persona más expresiva del mundo.
Ese día no fue horrible, pero alteró cada partícula de su ser. Por lo tanto, desde ese momento permanecía con los sentidos en alerta. No quería visitas sorpresas, no quería que se acercara a Harry, no quería que se lo llevaran ni que crucen palabras.
No quería al mugroso de Sirius cerca. ¿Era mucho pedir?Y todo estaba yendo estupendamente bien. Pasaron casi todas las vacaciones. De un abrir y cerrar de ojos, faltaban dos semanas para el inicio del tercer año. Harry, en esos días, había pegado un estirón bastante notable, cualquiera se daría cuenta de sus cambios. Sus facciones ya no eran las de un niño, tampoco era tan adultas pero se mantenía en ese punto donde se notaba por demás que ya no era pequeño. También, su altura había incrementado y en general, todo su cuerpo se había estilizado.
A Severus le parecía lindo. Siempre lo veía de reojo mientras tomaba algo de té, sentado en uno de los sillones, cruzando una pierna, disimulando como acostumbraba. Se enfocaba en él especialmente cuando el adolescente caminaba despacio por el living, buscando algún libro de los tantos que el adulto coleccionaban contra las paredes. Y aún más, no podía evitarlo cuando el joven decidía vestirse con camisas a cuadros, jeans y cinturones que lo hacían aparentar más edad. Que se le pegaban al cuerpo.
Sí, le parecía muy lindo. Estaba mal pensarlo, su consciencia lo reprendía todo el tiempo. De todas formas, no podía evitarlo. Le gustaba verlo así de bonito.
Y por suerte, no hubo señal alguna del chucho, ni siquiera hasta las últimas semanas de vacaciones. Parecía ilógico. Sirius sabía como funcionaba Hogwarts, fue un alumno, entraron al mismo tiempo. Durante un año entero no podría ver a su ahijado si es que esa era su búsqueda, así que Severus no comprendía porque no se había acercado. Porque siempre estaba esperando a que lo haga. Él creía que así funcionaba el cerebro del tonto Sirius.
Mejor. Sí, mucho mejor. Eso pensaba el pocionista. Después de todo, lo volvió a reafirmar. No, no quería a Sirius cerca. Y tal vez, durante todo ese tiempo pensó en que Sirius se interesaría por Harry. Pero tal vez, él no estaba buscado a Harry. Así que mucho mejor.
Lo que nunca pensó el adulto es que, Sirius si iría en busca de Harry para conocerlo, solo que él que decidió dar el paso adelante fue el adolescente. Y todo se dio por una estúpida pelea.
Resumiendo, el adolescente quería ir a la madriguera. El mayor no lo dejó, dando argumentos muuuy ridículos ya que nunca se animó a hablarle de Sirius y la poca familia que le queda al menor. Entonces, discutieron. Se dedicaron palabras tan horribles en esa noche que, como resultado, dio a un furioso y frustrado Harry que decidió largarse de La Hilandera. Como si no hubiese peligro, como si fuese inmune a la maldad de las personas.
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En La Hilandera
ФанфикSeverus Snape se ve obligado a criar a Harry Potter debido a la violencia y la irresponsabilidad de Petunia Dursley y su familia. Severus Snape no quería hacerlo, pero Albus no se lo dejó de otra manera. Severus Snape cree que los alfas no tienen un...