18. Fastidio

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   Después de semejante drama, cualquiera necesitaría algo de paz. Salirse del foco, no ser más el centro de atención de tanta gente,  tampoco involucrarse en problemas.

   Quería y necesitaba estar tranquilo. No pedía mucho. Harry Potter necesitaba eso, nada más, no pedía algo imposible de conseguir. No pedía veneno de acromántula. Tan solo un día con paz era suficiente. Lamentablemente, Cedric no parecía querer darle tregua o aunque sea dejarlo de molestar ya que, le estaba haciendo pasar la mayor vergüenza de su vida y para colmo, lo estaba viendo todo el mundo, incluso Albus Dumbledore.

   Incluso Severus Snape.

   Todo inició de una forma sencilla. La mañana había llegado tan pronto que resultaba irritante. No tenía más remedio que levantarse evidentemente pero... ¿No podían concederle una hora más?. El hecho de llorar tanto por lo estúpido que se sentía, lo había agotado de todas las maneras posibles. Quedarse un rato más era lo único que lo podría ayudar.

   Desgraciadamente, darse el lujo de seguir durmiendo no podía, así que se preparó y vistió como siempre lo hacía, mientras pensaba en la cantidad de horas y de días que faltaban para llegar a las vacaciones de verano.

   Junto a Ron, se encontraron con Hermione en la sala común de Gryffindor. Como siempre, formando el trío de oro. No podía faltar nunca. Y luego de hallarse, caminaron juntos hasta el comedor para poder probar bocado.

   La secuencia era la misma de todos los días, de todos los años. Llegaban, se sentaba, con magia servían la comida frente a sus narices, ellos elegían y devoraban con mucha hambre. Mientras Hermione leía El profeta como de costumbre, Ron y él charlaban un poco.

   El alfa estuvo bastante gracioso esa mañana. Quería subirle el ánimo a Harry para que ya no pensara en ese estúpido. Ya había pasado demasiadas amarguras. Y lo había logrado con mucho éxito.

   Hasta que los tres acabaron, se levantaron de la mesa y cuando iniciaron su camino para irse del comedor con la idea de tomar la primera clase, el revuelo inició.

   Cedric se había levantado de su mesa lo más rápido que pudo. Todo el mundo lo había visto algo nervioso y tenso. También, los alumnos de su casa habían notado que observaba mucho al omega pero no le habían dado importancia hasta ese momento. Incluso Harry y sus amigos no le habían prestado atención hasta que se puso al frente de ellos y en menos de un segundo, se tiró al suelo sin explicación alguna.

   Y entonces, empezó a rogar casi a gritos.

   Harry Potter se asustó tanto al principio que creyó que le daría un infarto. Nadie con algo de cordura se echaría al suelo para gritar súplicas, palabras como "perdón" y todas sus variantes. Además, acompañado de frases como "lo recompensaré", "haré lo que tu quieras"  y tomándole los pies. Casi que perdía toda capacidad de respirar, lo había puesto muy nervioso.

  El estrés era incomparable con lo que sentía en ese momento.

   Al reaccionar, trató e hizo lo imposible para quitárselo de encima. Lo empujó con los pies hasta que Cedric los tomó. Se movió muchas veces con la idea de que lo suelten e intentó irse junto a sus amigos, ya que lo habían empezado a tironear por las mangas de la túnica. Sin embargo, nada sirvió.

     Incluso Ron en algún momento le dio una patada en la espalda, cosa que tampoco fue de una gran utilidad ya que el Hufflepuff seguía empeñado en retener a Harry y seguir montando ese espectáculo. Bueno, al menos se había quitado la bronca del sistema. Desde hace varios meses quería aunque sea meterle un golpe. Pero de igual forma y como si no entendiese, el circo parecía no querer cesar. Cedric parecía no querer dejar ese escándalo. Se había aferrado como nunca.

En La HilanderaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora