Capítulo 8

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EVA

Tras una semana analizando los pros y los contras de mantener una conversación con Hugo, llegué a la conclusión de que era inevitable, y cuanto más tardase en confesar, peor sería.

Así que esa mañana de lunes, después de dejar a los niños en el colegio y hacer algunos recados que tenía pendientes, envié un mensaje a Hugo pidiéndole que viniera a casa.

Sólo un "puedes venir a casa?" fue suficiente para que llegase en menos de diez minutos. Cuando le abrí la puerta estaba muy nervioso y pasó corriendo sin ni siquiera saludarme.

Hugo: qué ha pasado? - preguntó alborotado una vez que llegamos al salón.

Eva: nada - dije tranquila.

Hugo: no le ha pasado nada a la niña ni a ti? - preguntó y negué con la cabeza - joder Eva, sabes el susto que me has dado? - dijo después de soltar un gran suspiro que provocó mis carcajadas - no te rías.

Eva: por qué te has asustado? Sólo te he dicho que vinieses.

Hugo: por eso, llevas una semana sin hablarme y ahora, de repente, me pides que venga a casa? - le miré extrañada - a ver, que a mí me encanta venir.

Eva: anda, relájate que tenemos que hablar.

Hugo: 'relájate' y 'tenemos que hablar' no pueden ir en la misma frase - dijo haciendo que volviese a reír - y de qué quieres hablar? - preguntó ya más tranquilo.

Eva: de todo, bueno, más bien de nosotros.

Hugo: de verdad Eva, no me voy a cansar nunca de pedirte perdón por todo lo que he...

Eva: Hugo - le interrumpí.

Hugo: no Eva, es todo mi culpa, si yo no hubiera...

Eva: Hugo - le volví a interrumpir.

Hugo: déjame acabar, de verdad que lo siento y...

Eva: HUGO! - grité interrumpiéndole de nuevo.

Hugo: QUÉ! - me devolvió el grito.

Eva: QUE NO FUE CULPA TUYA.

Hugo: cómo? - preguntó bajando el tono.

Eva: la ginecóloga me avisó de que el niño estaba grave y había muchas posibilidades de un aborto.

Hugo: QUÉ?! - exclamó.

Eva: siento haberte hecho pensar que era todo culpa tuya, pero estaba enfadada, querías quitarme a los niños..

Iba a seguir hablando pero el sonido de una llamada en mi móvil me interrumpió. 

Eva: sí?...sí, soy yo...enserio?...por supuesto, ahora mismo voy - dije al teléfono - Junior ha vomitado - me levanté y cogí las llaves del coche - quédate aquí, vuelvo rápido y seguimos hablando.

Salí rápido de casa y fui al colegio, ahí estaba mi pequeño con una bolsa por si volvía a vomitar y restos del desayuno en su camiseta. Llegamos a casa y Hugo no estaba, como era de esperar, cambié a Junior y lo dejé durmiendo en su cama. 

Yo fui al salón y de repente la puerta se abrió y apareció Hugo con un paquete de arroz blanco en la mano.

Hugo: he ido a comprar esto - lo alzó - es bueno para los vómitos - dijo y sonreí.

Eva: está acostado - dije y se creó un silencio incómodo - siento mucho haberte mentido.

Hugo: no importa. Lo importante ahora es que volvamos a estar como antes: sólo tú, los niños y yo.

Eva: Hugoo - alargué la última letra quejándome.

Hugo: Eva, vuelve conmigo.

Eva: Hugo, esto ya lo hemos hablado. Querías dejarlo y así ha sido. Además, yo quiero estar con alguien que me quiera.

Hugo: y yo te quiero.

Eva: no Hugo, tú quieres al bebé que llevo dentro y sentirte bien contigo mismo, pero a mí no.

Hugo: entonces, no quieres que volvamos?

Eva: claro que sí, es lo que más quiero en el mundo. Daría lo que fuera por retroceder estos meses y que nada hubiese pasado. Pero también quiero estar con alguien que me quiera sin importar lo que lleve dentro.

Hugo: y entonces, qué somos?

Eva: padres divorciados - respondí - y si quieres amigos - dije sacándole una sonrisa.

Hugo: sabes que tú y yo no podemos ser sólo amigos.

Eva: pues habrá que aprender a serlo.

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