EVA
Tras una semana analizando los pros y los contras de mantener una conversación con Hugo, llegué a la conclusión de que era inevitable, y cuanto más tardase en confesar, peor sería.
Así que esa mañana de lunes, después de dejar a los niños en el colegio y hacer algunos recados que tenía pendientes, envié un mensaje a Hugo pidiéndole que viniera a casa.
Sólo un "puedes venir a casa?" fue suficiente para que llegase en menos de diez minutos. Cuando le abrí la puerta estaba muy nervioso y pasó corriendo sin ni siquiera saludarme.
Hugo: qué ha pasado? - preguntó alborotado una vez que llegamos al salón.
Eva: nada - dije tranquila.
Hugo: no le ha pasado nada a la niña ni a ti? - preguntó y negué con la cabeza - joder Eva, sabes el susto que me has dado? - dijo después de soltar un gran suspiro que provocó mis carcajadas - no te rías.
Eva: por qué te has asustado? Sólo te he dicho que vinieses.
Hugo: por eso, llevas una semana sin hablarme y ahora, de repente, me pides que venga a casa? - le miré extrañada - a ver, que a mí me encanta venir.
Eva: anda, relájate que tenemos que hablar.
Hugo: 'relájate' y 'tenemos que hablar' no pueden ir en la misma frase - dijo haciendo que volviese a reír - y de qué quieres hablar? - preguntó ya más tranquilo.
Eva: de todo, bueno, más bien de nosotros.
Hugo: de verdad Eva, no me voy a cansar nunca de pedirte perdón por todo lo que he...
Eva: Hugo - le interrumpí.
Hugo: no Eva, es todo mi culpa, si yo no hubiera...
Eva: Hugo - le volví a interrumpir.
Hugo: déjame acabar, de verdad que lo siento y...
Eva: HUGO! - grité interrumpiéndole de nuevo.
Hugo: QUÉ! - me devolvió el grito.
Eva: QUE NO FUE CULPA TUYA.
Hugo: cómo? - preguntó bajando el tono.
Eva: la ginecóloga me avisó de que el niño estaba grave y había muchas posibilidades de un aborto.
Hugo: QUÉ?! - exclamó.
Eva: siento haberte hecho pensar que era todo culpa tuya, pero estaba enfadada, querías quitarme a los niños..
Iba a seguir hablando pero el sonido de una llamada en mi móvil me interrumpió.
Eva: sí?...sí, soy yo...enserio?...por supuesto, ahora mismo voy - dije al teléfono - Junior ha vomitado - me levanté y cogí las llaves del coche - quédate aquí, vuelvo rápido y seguimos hablando.
Salí rápido de casa y fui al colegio, ahí estaba mi pequeño con una bolsa por si volvía a vomitar y restos del desayuno en su camiseta. Llegamos a casa y Hugo no estaba, como era de esperar, cambié a Junior y lo dejé durmiendo en su cama.
Yo fui al salón y de repente la puerta se abrió y apareció Hugo con un paquete de arroz blanco en la mano.
Hugo: he ido a comprar esto - lo alzó - es bueno para los vómitos - dijo y sonreí.
Eva: está acostado - dije y se creó un silencio incómodo - siento mucho haberte mentido.
Hugo: no importa. Lo importante ahora es que volvamos a estar como antes: sólo tú, los niños y yo.
Eva: Hugoo - alargué la última letra quejándome.
Hugo: Eva, vuelve conmigo.
Eva: Hugo, esto ya lo hemos hablado. Querías dejarlo y así ha sido. Además, yo quiero estar con alguien que me quiera.
Hugo: y yo te quiero.
Eva: no Hugo, tú quieres al bebé que llevo dentro y sentirte bien contigo mismo, pero a mí no.
Hugo: entonces, no quieres que volvamos?
Eva: claro que sí, es lo que más quiero en el mundo. Daría lo que fuera por retroceder estos meses y que nada hubiese pasado. Pero también quiero estar con alguien que me quiera sin importar lo que lleve dentro.
Hugo: y entonces, qué somos?
Eva: padres divorciados - respondí - y si quieres amigos - dije sacándole una sonrisa.
Hugo: sabes que tú y yo no podemos ser sólo amigos.
Eva: pues habrá que aprender a serlo.