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𝐎𝐛𝐚𝐌𝐢𝐭𝐬𝐮
𝑆𝑒𝑥𝑜 𝑛𝑜 𝑝𝑒𝑛𝑒𝑡𝑟𝑎𝑡𝑖𝑣𝑜, 𝑟𝑒𝑙𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒𝑐𝑖𝑑𝑎.𝑆𝑒 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑚𝑖𝑒𝑛𝑑𝑎 𝑑𝑖𝑠𝑐𝑟𝑒𝑐𝑖𝑜́𝑛.
•❁•──────────•Obanai dio un respiro tembloroso de anticipación cuando las manos de Mitsuri se posaron en su cintura. Ella había estado repartiendole amorosos besos a lo largo de sus mejillas y si cuello. Con cuidado, y sin despegar los labios de su cuerpo, comenzó a descender por su pecho. La piel pálida y sensible del chico estaba expuesta porque su camisa había quedado olvidada en el suelo hacía sólo unos minutos.
Mitsuri no se detuvo mucho tiempo en sus clavículas, dio un único beso sobre su esternón antes de seguir bajando. Mientras tanto, sus manos le habían estado delineando su vientre bajo, merodeando sobre la tela de sus bermudas, provocándole un hormigueo casi insoportable, pero al mismo tiempo, gratificante.
Un gemido un poco alto se le escapó cuando ella tocó su erección sobre la tela de su ropa, inmediatamente se cubrió la boca para no hacer más ruido. Mitsuri se rió un poco de su acción, pero tampoco le dijo nada por cubrirse. Después de todo, fue ella misma quien le había explicado que una vecina se quejó sobre este tipo de actividades y el ruido. No quería tener que volver a pasar por esa conversación otra vez.
Obanai apretó la sábana y mordió su mano cuando ella le dio un beso en un punto muy sensible de su vientre y le bajaba poco a poco las bermudas y sus boxers. Tuvo un pequeño respiro cuando Mitsuri se apartó para sacarle por completo sus prendas, y las lanzó sobre su cabeza.
Sin embargo, en vez de rodearle la cabeza con sus labios (que era lo que quería y pensaba que haría) Mitsuri estiró su mano a un lado de la cama, para alcanzar algo en la mesa de noche. Abrió el gabinete, y de ahí sacó algo, un pequeño envase transparente.
—¿Qué dices? —preguntó, pero no entendía a qué se refería.
—¿Eh?
—¡Hace mucho que no lo hacemos! —le dijo, acercando en tarro a su rostro. Fue entonces cuando Obanai reparó en que era aceite.
Mitsuri tenía razón, la última vez que lo habían hecho había sido hacía meses. Se les había acabado el aceite de bebé, y se les olvidó comprar más. El pene de Obanai se creció un poco más sólo de imaginar la posibilidad. Rápidamente superó sus espectativas originales sobre el sexo oral.
—Si quieres hacerlo, no te voy a decir que no.
Mitsuri no tardó en desabrochar su sujetador. Se acomodó entre las piernas de su novio, y comenzó a dejar caer el aceite en su pecho para lubricarlo. Suspiró y se mordió los labios cuando vio la sustancia viscosa e incolora resbalar y gotear por el cuerpo de la chica. Luego, ella comenzó a distribuirlo por su piel, amasando su propia anatomía y frotando sus pechos entre sí. Obanai no sabía si mirar lo que estaba haciendo, o mirarla a los ojos, así que comenzó a perder la cabeza.
Antes de que se desmayara, Mitsuri atrapó su miembro entre sus manos, y comenzó a masajearlo un poco. No pudo evitar gemir (moderando su volumen) porque sus manos estaban calientes y lubricadas. Su glande quedó expuesto y fue cuando Mitsuri finalmente inclinó la parte superior de su cuerpo sobre él.
Gimió su nombre cuando la anatomía blanda de su novia lo rodeó. Se sentía apretado y estaba resbaladizo. También cálido, el entremedio de sus pechos siempre era así. Ella comenzó a subir y a bajar, sujetando sus dos senos y aprisionado su pene entre ellos.
—¿Lo estoy haciendo bien?
Obanai sabía que lo hacía para provocarlo, y lo había conseguido porque con esa pregunta se calentó todavía más. Pero aún así sentía que tenía la obligación de responderle, para molestarla a ella también.
—S-sí... —gimió, y le acarició el cabello rosa, robándole una sonrisa juguetona. —lo estás haciendo muy bien
Mitsuri perdió el ritmo que llevaba cuando él habló. El tono de su voz ahogado y suplicante, su rostro sonrojado y excitado. Su centro comenzó a gotear, mojando sus bragas, la única prenda que llevaba a esas alturas. Decidió seguir complaciendo a su novio, así que intentó retomar lo mejor que pudo su trabajo.
Obanai volvió a gemir. Se apoyó sobre sus codos, levantándose un poco para ver mejor a Mitsuri. Ella le devolvió la mirada de manera lasciva, y comenzando a dar unos gemidos pequeños, que descargaban una pequeña cantidad de aliento caliente sobre su punta sobresaliente. Volvió a morderse el labio inferior y su respiración se volvió más dificultosa.
—M-Mitsuri...
Ella movió sus senos en direcciones contrarias, uno arriba y el otro abajo, repitió el movimiento varias veces antes de volver al inicial. Liberó el pene del envilecimiento de los pechos para frotar su glande con sus pezones rosados y erectos, cubriéndolos con el líquido preseminal, que llevaba ya unos minutos de haber comenzado a salir.
El cuerpo de Mitsuri comenzaba a entumecerse por su posición, se estaba cansando. Volvió a tomar el pene entre los pechos, y lo apretó una vez más. Los movió con suavidad, disminuyendo la velocidad con que lo complacía, aunque resultara agotador para ella misma. Miró la punta que sobresalía con cada desliz, hinchada, rosada y a punto de estallar. Mitsuri sacó su lengua y la lamió cuando la tuvo cerca.
—Ahh... —ella lo repitió, y él volvió a gemir. Obanai estaba sudado y hecho un lío, probablemente ansiando su liberación, y cansado de esperar, igual que ella se estaba cansando.
Mantuvo en línea sus movimientos, deslizando el pene entre sus montículos apretados y lamiendo la punta cada vez que salía. Sintió una mano delgada apretando su hombro, antes de que Obanai estallara en su cara y su pecho. Su cuerpo, antes cubierto por el aceite, ahora tenía el líquido espeso de color blanco de su novio cubriéndola. Mitsuri se sentó en la cama, descansando por fin de su antigua posición. Recogió con sus dedos un poco del semen que había caído sobre su mejilla, y se lo llevó a los labios para degustarlo.
Obanai la tomó por los brazos más rápido de lo que esperaba. Terminó recostada sobre su espalda en la cama antes de sentir los labios ansiosos de su pareja. La lengua del pelinegro empujó contra sus labios para que los abriera, y eso fue lo que hizo. Al parecer él ya había tenido un descanso suficiente, y apenas habían comenzado.
Mitsuri vivía con su mejor amiga en el apartamento, sin embargo, Shinobu había ido a visitar a su familia aquel fin de semana, así que ella no dudó en decirle a Obanai que podía quedarse y hacerle compañía. Y considerando que apenas era viernes, iba a tener un fin de semana largo.
Probablemente la vecina iba a quejarse con ella una vez más.
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︶︶︶︶︶︶ ˗ˏˋ🍑ˎˊ˗ ︶︶︶︶︶︶¿Cómo le llaman a esta práctica de donde vienen? 7_7 yo la conozco como "la rusa" pero desconozco si es así en otros lugares. Creo que también me dicen "la cubana" y me pregunto por qué le colocan nacionalidades como nombre xd
¡Recuerden! El sexo penetrativo no es la única manera de tener sexo, y no siempre es la mejor jeje 😋
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ꓸ᭄ꦿ⃔⸙ 𝐋𝐮𝐬𝐭─ ࿊⃨
Fiksi PenggemarA todos les gusta morder la jugosa, maldita y prohibida manzana, y deleitarse con su dulce sabor, sin miedo a que las manchas del delito los condene. Porque, aunque nadie lo dice, la lujuria es el pecado favorito de los humanos. ⋆⋅⋅⋅⊱∘─...