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Rubius

Hoy siento que tengo más espacio en la cama de lo normal, abro los ojos y aún está oscuro, estiro el brazo intentado ubicar a Samu y no lo encuentro, miro el reloj y veo que son las cuatro de la mañana, pero donde se pudo haber metido mi chico, no lo entiendo, el no sabe levantarse en la madrugada al baño así que me sorprende que no esté aquí. Me levanto de la cama y noto que solo llevo puesto un bóxer y veo mi ropa en el tacho de ropa sucia, al menos por ese detalle se que está aquí, no recuerdo que hayamos follado. Voy hasta el baño y no lo encuentro ahí, también a su armario y está su camisa en el suelo, esto ya me está preocupando. Pellizco mi brazo izquierdo y por el dolor se que estoy despierto, además que tengo un dolor infernal de cabeza.

Bajo las escaleras y me acerco a la sala, mientras camino hacia el sofá tropiezo con una botella, la levanto y veo que es whiskey, ¿estuvo bebiendo?, esta nunca lo ha hecho, al menos no solo. Me acerco al sofá y el está tendido en el, tampoco recuerdo que nos hayamos peleado, además, yo soy el que termina en el sofá cuando peleamos.

—Sam... Samuel...—muevo su hombro

—Mmmmm—responde

Me arrodillo a un lado del sofá y acaricio su rostro, me acerco y le doy un beso en los labios, su sabor me confirma que estuvo bebiendo, pero me pregunto cuál fue el motivo.

—Bebé, por qué estás durmiendo aquí?—susurro

—Mmmmm—responde

Intento recordar lo que ha pasado antes de que lo llamara para que fuera a buscarnos pero no lo logro, estaba muy borracho.

—Ven cariño, vamos a la cama—intento levantarlo, pero joder, es pesado, los músculos que se carga no son en vano.

—Mmmmm Rubius—se queja cuando intento levantarlo otra vez.

—Ayúdame un poco amor que no puedo levantarte solo— acaricio su brazo muy bien formado.

A regañadientes, se endereza y echa la cabeza hacia atrás, nunca lo había visto así de borracho, es más, creo que nunca en su vida se ha puesto así. De la nada me agarra de la cintura, no me esperaba que me toque así que me he asustado.

—Como te amo...—dice mientras me pone a horcajadas sobre el—Estoy loco por ti...—suspira—Y el quiere arruinarlo.

Apenas dice eso me quedo de piedra, intento procesar lo que ha dicho.

—Que? Quien quiere arruinarlo?—otra cosa no, pero no dejaré que nadie intervenga en mi felicidad y ahora mismo mi felicidad y mi vida es él.

—El pasado...—responde, y es una respuesta sin sentido porque no logro entenderla.

No se cómo, pero estando borracho, Vegetta se levanta conmigo en sus brazos y empieza a besarme, estoy confundido, pero siempre corresponderé a sus besos, es como un hechizo del que no puedo librarme. Me aprisiona contra la pared y puedo sentir que está empalmado, sus besos y lamidas pasan por mi cuello repetidas veces, Vegetta suelta mis piernas poco a poco y hace que me ponga de pie, se arrodilla frente a mi y baja mis bóxers, es gracioso que aún estando borracho tenga el control de todo. Coge mi entrepierna y se la mete a la boca.

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Yo fui el primero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora