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Antiguo Egipto.

-¿Que quieres que haga?-preguntó Neftis mirándola con una mueca.

-Vas a momificar mi cuerpo en vida- dijo simplemente la Diosa de la Sabiduría.

-¡¿QUÉ?!- preguntó la otra en un grito- ¿Acaso estás loca?- la levantó por los hombros y comenzó a sacudirla-

-Si consideras que quiera que mí cuerpo y mí alma descansen para no ver las consecuencias de una traición así al reino, sí... Considerame loca- sonrió triste.

-Pero sabes las consecuencias que esas prácticas dejan en el cuerpo...- comentó su hermana en voz baja.

-Si, lo sé, pero si es necesario lo soportaré...- ayudada por Neftis, se levantó del suelo y ésta la condujo hasta la cama.

- A nuestra madre no le gustaría lo que estás a punto de hacer Isis... -trató de conversar.

-Sé que ella hubiera luchado para recuperar lo perdido, pero ahora mismo no me siento con la suficiente fuerza como para hacerlo... Últimamente, me he estado sintiendo débil.

-Me podrías haber dicho... Te hubiese dado un poco de mi poder, aunque eso te hubiese corrompido de a poco y sería casi lo mismo que lo que quieres hacer- frunció el ceño mirándola- todavía no entiendo que quieres hacer exactamente.

-Mira, quiero que apliques las mismas técnicas que hacíamos en los rituales en el sur del Río Nilo... Y mientras haces eso, voy a tratar de hacer algún hechizo para mantenerme cuerda el tiempo en que esté dormida- comentó mirando de solayo a su par y fijando su vista en la ventana que tenía cerca.

La Diosa de la Oscuridad suspiró al ver a su hermana con la vista perdida. Sabía lo que a su familiar le esperaba al hacer semejante acto, pero si Isis estaba tan deshecha por haber sido testigo de aquel intercambio como para siquiera pensar en hacer aquello con su forma terrenal, no podía impedirlo.

Estaría de más querer atrasar ese hecho con la excusa de que no hallaba la manera de ayudarla.

No cuando la sabia mujer le ayudó a la par de Anubis a reconstruir el cuerpo de su hermano y después de darle un hermoso sobrino que de repente se había convertido en alguien desconocido.

Fijó sus ojos en el piso de mármol y se mordió los labios conteniendo la ira. El bastardo iba a pagar... De eso estaba segura, el maldito come hormigas no iba a sobrevivir de nuevo.

Isis al ver que su hermana no había dicho nada aún después de haberle revelado su idea/plan, la volteó a ver para saber que le sucedía.

-Sé... Sé que esto es muy precipitado, pero siento en mí interior el hacerlo Neftis... Sé que nuestros padres harían lo mismo y a la vez se lanzarían a la batalla; también sé que tú harías lo mismo por mí, y por eso mismo lo hago, porque quiero que tú también tengas tu propio flocercer... Que tomes desiciones y que aprendas a ser una buena soberana como lo fuimos nosotros en nuestro tiempo- le sonrió y la abrazó. Sería difícil afrontar las cosas que vinieran pero sabía y confiaba en su par de tal forma que incluso daría la vida por ella.

El contacto le provocó a Neftis un nudo en la garganta y no pudo evitar entrar en llanto. Toda la vida habían sido unidas, jugaron juntas, aprendieron sobre los Dioses juntas, crearon juntas...

-Que Ra y nuestros padres me perdonen, pero voy a ayudarte...- dijo luego de haberse calmado y recuperado la voz.

La Diosa del trono le sonrió y la abrazó de nuevo fuertemente agradeciéndole en silencio.

-Bien...-comenzó a decir la Diosa de la oscuridad cuando se separaron- debes saber de antemano que quizás te encuentres con Osiris en tu viaje- la miró con el rostro serio y terminó suspirando.

La otra asintió sin desanimarse.

-Lo sé y espero que no quiera traerme de nuevo a la vida porque sino patearé su velludo rostro- dijo ella para hacerla sonreír, cosa que logró al instante.

-No entiendo cómo terminé siendo tu hermana, pero me alegra tonta- Neftis se carcajeó al oírla decir aquello.

-Como no voy a estar a tu lado el tiempo que te quede en esta tierra, comportemonos como niñas hasta que me vaya por favor-le pidió Isis con lágrimas en los ojos.

Neftis asintió rápidamente como hacía cuando era niña para ocultar las lágrimas que amenzaban por bajar por sus mejillas.

-¿Te acuerdas de ese poema que nuestro padre le recitó una vez a nuestra madre?- preguntó Isis de pronto.

-¿Cómo no olvidarlo?-la otra rodó los ojos asqueada- siempre después de oírlo teníamos que taparnos los oídos para no escuchar los gemidos que venían de su cuarto.

-¿Tuviste que escucharlos?- preguntó horrorizada Isis- me hubieses dicho... Te hubiese llevado conmigo fuera.- la miró con desaprobación.

-"Única es mi amada, sin igual,
más hermosa que ninguna otra mujer.
Miradla, como estrella que se eleva,
anunciando un año próspero.

Radiante, preciosa, piel clara,
ojos seductores cuando mira,
dulces labios cuando habla,
sin hablar nunca de más;
cuello esbelto, blanco pecho,
pelo puro lapislázuli;
brazos más bellos que el oro,
dedos como brotes de loto;
nalgas llenas, cintura estrecha,
muslos que pasean tales bellezas;
con paso delicado pisa el suelo,
y al caminar me roba el corazón.

Los cuellos de todos los hombres
dan la vuelta para verla.
¡Feliz aquel que la abrace,
enamorado elegido!
¡Cuando ella sale parece
la diosa del amor!".

Recitaron las dos juntas al unísono sonriendo al recordar aquella experiencia traumática para (por lo menos) una de ellas.
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Época Moderna.

Issac estaba ya por dormirse cuando de repente su celular sonó. Tomó el aparato de la mesa contigua al sillón en el que se había dormido; lo prendió y después de acostumbrarse a la luz led que emanaba del mismo, vió que un número desconocido le había marcado. Dudando aceptó la llamada... Acción que segundos después deseó no haber hecho.

-Humano- escuchó una voz profunda y grave del otro lado- tu existencia va a cambiar quieras o no... Nuestra Diosa te ha elegido, no puedes escaparte o morirás-en medio de la frase del extraño sujeto empezó a llover y en la última palabra cayó un trueno, iluminando el lugar a la vez que hacía aparecer la sombra de lo que parecía un hombre alto con una cabeza de perro. Lo que le hizo poner los pelos de punta al tener la ventana sin nada que la cubra.

Con el corazón en la garganta, se juró que terminaría con eso o sino moriría de un ataque cardíaco.

-"Deberé ir al psicólogo, sino no sé que voy a hacer... Ésto me está afectando bastante"-pensó al ver que aún tenía el libro de Mitología en el regazo.

Mi Amada Diosa #ONC2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora