Media hora después, los dos hombres dirigieron sus ojos a la escalera, pues escucharon pasos y pensaron que era la Diosa. Pero era la castaña cambiada de ropa.
—¿Quien creían que era?—preguntó con una sonrisa. Los dos desviaron la vista al suelo. Sonrío levanté y sin que los otros supieran (porque no estaban viendo), le hizo señas a la mujer para que bajara lentamente.
—¿Que les sucede a ambos? Parece que están llorando a algún muerto—dijo Isis con una sonrisa ya parada al lado de la chica.
Al oir su voz, los dos levantaron la cabeza al unísono golpeándose entre sí en el proceso. Acción que causó que las mujeres rieran suavemente.
—Hermana/Isis—dijeron los dos al verla con ese hermoso vestido.
Los ojos del perro se aguaron al verla sonreír. Se levantó y se acercó a ella quedando a una distancia prudente. La mujer entonces caminó hasta el y le agarró la mano.
—Estás...—dijo el cabeza de animal tratando de no quebrarse enfrente de los desconocidos.
—¿Estás llorando?—preguntó la mujer poniendo su otra mano sobre el rostro ajeno y lo sintió húmedo.
El Dios se dio vuelta y se secó las lágrimas con el dorso de su mano.
—No... Yo no estoy llorando, para nada—despues de verificar que ya no salieran más pequeñas gotas se volvió para observar a su hermana.
—De vez en cuando es bueno liberar los sentimientos que tenemos dentro—comentó la menor de todos cruzándose de brazos—sin importar la forma en que sea.
El perro le gruñó mirándola. La chica rodó los ojos.
—¿Siempre hace eso?—le preguntó Scarlett a la Diosa señalándolo con el dedo.
Isis río.
—Creeme cuando te digo que cuando no era un guardian ni hacía eso de gruñir, aunque si refunfuñaba mucho—relató con el ceño fruncido y una sonrisa.
—¡O... Oye!—se quejó el oji-rojo con un tic en el ojo derecho.
—Te lo mereces por haber querido matarme hace rato—atacó la castaña.
—¿Otra vez?—preguntó el rubio con el ceño fruncido—tienes que controlarte amigo—le sugirió con una ceja alzada—si no te hubiera conocido hace solamente un par de horas te recomendaría un buen psicólogo, tienes un gran problema de ira.
—Siempre se lo recalqué y nunca me escuchó—Isis negó con la cabeza.
El Dios puso los ojos en blanco.
—¿Vas a comenzar a enumerar mis defectos?—preguntó cruzándose de brazos.
—Si hago lo que me pides, estaremos días aquí parados—comentó la Diosa con las manos en la cintura.—Se supone que deben sincerarse uno con el otro, pero recomiendo que sea de a poco—comentó el arqueólogo tratando de que las cosas se calmaran.
—Si se quieren matar, háganlo, pero aquí no—dijo la chica.
—¡Hey!—se quejó el oji-azul mirándola mal.
—¿Qué?—preguntó ella de forma inocente.
—Estoy tratando de parar esta inminente destrucción y tu le metes más leña al fuego—le susurró con el ceño fruncido.—Bueno ya—rodó los ojos molesta.
—Bien... Dejando de lado lo acontecido recientemente, me gustaría que comieran algo, ya que quien sabe cuánto tiempo estuvieron sin alimento alguno—sugirió señalando la mesa que ya estaba preparada.
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Mi Amada Diosa #ONC2021
FantasyIssac Hayes es un Arqueólogo principiante que desde que comenzó a trabajar, experimenta sucesos extraños relacionados con el Antiguo Egipto. Cuándo le toca liderar por primera vez una expedición a aquel místico lugar, decide indagar en el porque de...