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Época Moderna.

Durante la semana que pasó, Issac se sintió constantemente perseguido... Fue a un médico para preguntarle que tenía y éste le recomendó un psiquiatra, incluso por esa misma razón no fue al trabajo, lo que técnicamente estaba mal porque había empezado en aquel lugar hacia solo unas semanas atrás.  Por lo que suspirando, se levantó de las cómodas sábanas y se empezó a preparar para ir al centro Arqueológico.

Su hermana menor estaba en el comedor haciendo el desayuno para ambos.

-¿Te encuentras bien hermano?- le preguntó bajando el fuego de la estufa y caminando para darle un corto abrazo de bienvenida.

-Si, estoy bien Sky, pero sabes que me afecta eso- dijo medio bajoneado el rubio.

-Al único que debes creer es a ti mismo Issac... No debe importarte la opinión de los demás- la chica le acarició la mejilla suavemente- Bueno,  ¡A quitar ese ánimo de basurero! Hoy hice tostadas con jalea, huevo con tocino y té de frutas para desayunar- dijo feliz.

El oji-azul trató de sonreír, pero solo le salió una mueca.

Desayunaron en silencio y después de recoger todo la vajilla y darle un beso de despedida a su “pequeño desastre” como él le decía a su hermana pequeña, dejó el departamento.

Los rayos que se colaban por las nubes lo cegaron por un momento. Cuando se acostumbró, bajó las escalerillas y empezó a caminar. No a todos les gustaba Londres por la monotonía rutinaria. Él era uno de los pocos a los que eso le era grato.

Le gustaba el hecho de tener que mojarse en los días de lluvia, le calmaba el hecho de tener que esforzarse para lograr ser alguien en la vida. Después de una hora y media de viaje (incluyendo el metro y un par de autobuses), llegó a su destino.

Al entrar al edificio vidriado, saludó a la recepcionista con una sonrisa genuina. El paisaje urbano le había ayudado.

-Buenos días Amaia, ¿Alguna novedad?- preguntó haciendo el check-in para demostrar que ya estaba trabajando.

-Por el momento no, pero cuando salga algo, yo voy a ser la primera en llamarte; sé cuánto quieres ir a una expedición- le sonrió la chica de rasgos asiáticos apenada.

-Aún mantengo esa esperanza- comentó alegre. No había estudiado en vano, iba a estar en algún equipo si o si.

Ese día lo requirieron más de debido, lo que le pareció extraño, pero no protestó. Veía gente correr de aquí para allá cargando costosos aparatos que vaya a saber que hacían. La mayor parte del día se la pasó transcribiendo manuscritos y otras cosas.

El jefe de todos allí, lo llamó a su oficina. Lo que el rubio dudoso fue a su encuentro.

-¿Me necesitaba para algo capitán Jakesully?- preguntó el oji-azul mirando al piso.

-Asi es novato- afirmó el hombre entrado en años- Te has especializado en manuscritos antiguos, ¿No es así?- preguntó viendo unos documentos.

-Si señor- respondió extrañado aún mirando sus zapatos- ¿Porqué?- quiso saber.

-Bueno muchacho, quiero que te prepares, nos vas a ayudar a traducir el lenguaje del Oriente Medio- dijo el hombre soltando los papeles en la mesa frente a si.

-Oh, de acuerdo- dijo desanimado. Pensó que iba a tener por fin un lugar entre aquellos que se iban- cuando vuelvan, traigan los papeles a mí puesto que los traduciré- se encaminó a la puerta- con su...- comentó para salir hasta que su superior lo interrumpió.

-¿Que haces?- preguntó con el ceño fruncido- te estoy diciendo que deberías prepararte para acompañarnos, ¿Y te vas sin decir nada?.

-¿Eh?- preguntó Issac no entendiendo al otro.

Mi Amada Diosa #ONC2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora