Cap 14 | Morado y Verde

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Narra Rubius

Cada uno de nosotros ya nos encontrábamos frente al espeluznante círculo de pétalos negros. Cada uno en un pequeño círculo. Pero todos con el mismo pensamiento.

~ Llegó el momento ~

—Para comenzar el ritual —comenzó hablando Luzu, el cual sería el encargado de llevarlo acabo— necesito que todos traten de despejar su mente al máximo, no piensen en nada por favor —volvió a hablar mientras sacaba de su mochila una pequeña cuchilla negra. Luego pasó dicha cuchilla por su mano, hasta que esta comenzó a sangrar— todos debemos hacerlo.

Una vez dicho aquello, todos nos pasamos la cuchilla y comenzamos a imitarlo. Todos en un silencio que solo demostraba lo preocupados que estábamos. Tanto que ninguno se atrevía a romper ese incómodo silencio.

~ Siento que podría desmallarme en cualquier momento ~

—En este punto creo que debo admitirlo... —Lolito comenzó a hablar, dejando atrás el silencio de hace unos momentos. Ocasionando que todos lo miráramos— Tengo tanto miedo... Miedo de lo que encontraremos una vez él regrese —dijo mientras bajaba la mirada— no lo malinterpreten, quiero que regrese triple siete, pero... ¿Y si quién regresa no es nuestro triple siete?

Al terminar de escucharlo, nadie parecía sorprendido ante aquello. Como si todos ya lo hubieran considerado

~ ¿Él aún me amará? ~

—Vamos chicos, todos conocemos al mismo Vegetta —comenzó esta vez Willy— ¿Enserio creen que algo tan insignificante como la muerte, va a cambiar a nuestro perfeccionista amante del morado? —la manera en la que habló, mostraba más seguridad de la que seguramente tendría.

~ ¿Cómo logras hablar así de tranquilo? ~

—Si, creo que tienes razón... —volvió a hablar Lolito mientras sonreía más calmado.

—¡Eh! Nada de "creo". Willy tiene razón chavales —habló esta vez Fargan mirando a Willy, el cual desvió la mirada algo sonrojado.

~ ¿Qué coño? ~

—Además el ratón seguro ya hasta se construyó su isla flotante, para gritarles a todos desde arriba, lo ilegal que es el fuego —volvió a hablar, a lo que todos reímos, todos menos Alex.

~ De acuerdo, ¿Qué pasó cuando tomamos el descanso? ~

—Bien, ahora que todos parecen más calmados, debemos seguir, no olviden que no tenemos toda la noche —habló Luzu con el tono que usa cada vez que entra en modo "mami Luzu".

~ Tengo tanto miedo, y a la vez estoy tan ansioso ~

Luzu siguió dejando más cosas, mientras mezclaba nuestra sangre con la que ya estaba derramada. Y esto lo acompañaba con palabras que ni siquiera podía entender. Bueno, en realidad el único que entendía aquello era el propio Luzu, ¿Y cómo no? El cabron era un viejo brujo.

~ Un viejo brujo chaman y emo, solo que más joven ~

—Rubius —escuché hablar a Luzu y di un salto por el susto— deja de pensar que soy un brujo y concéntrate.

~ ¡¿Cómo?! ~

—Este círculo y nuestra sangre nos une por unos momentos, lo que hace que la persona que haga el ritual, escuche y sienta todo lo de los demás —dijo como si fuera lo más obvio del mundo— por eso necesito que tú, y los otros tres, que ya saben quienes son, se concentren y dejen esos temas para después. —volvió a hablar, mientras cerraba sus ojos y seguía susurrando palabras sin sentido.

Y aunque nadie había contestado a aquello, más que yo. No necesitaba ser muy genio, para imaginarme de quienes hablaba.

Aunque sinceramente tampoco quería imaginarlo. Mi mente apenas podía sostenerse con la incertidumbre y desesperación, porque llegara el momento. Porque él regresara.

—Cierren sus ojos todos y tómense de las manos —hablo Luzu, a lo que todos obedecimos al instante— sientan lo que sientan, y escuchen lo que escuchen, no se atrevan a abrir los ojos o romper el círculo. Si lo hacen todo esto habrá sido en vano.

Cerré mis ojos con tanta fuerza que tenía miedo de lastimarme, mis manos que eran sostenidas por las de mis amigos se sentían frías al tacto ajeno. Mi corazón latía como un loco, un loco que estaba desesperado por el reencuentro que tendría, aquel reencuentro con la persona que amaba y que llevaba tanto tiempo sin ver.

Y es que por un momento, nada más que esto tenía sentido. Pues parecía como si las dudas se quemarán junto a las velas del círculo. Como si de la nada mis pensamientos fueran sustituidos únicamente por un par de ojos morados que ya estaban en mi mente. Haciendo que únicamente contemplara su silueta. Esa silueta que me invitaba a hundirme en sus brazos, y no volver a separarme de ellos.

~ Vegetta ~

Una fuerte corriente invadió el lugar, esta fue tan fuerte que podría jurar que apagó las velas. Pues los mechones de mi cabello se movieron hasta seguramente dejarlos más despeinados que antes. Y aunque tenía la necesidad de dejarme caer y que el viento me arrastrara, las manos de mis amigos sostenían las mías en una promesa: estamos juntos en esto.

~ Vegetta ~

Una vez el viento comenzaba a disminuir, solo dejó únicamente el rastro de un cosquilleo en nuestra piel. Y pronto comenzó un silencio, un silencio que volvió a consumirnos, un silencio que era roto apenas por unos suaves pasos. Unos pasos que juraba provenían del círculo.

~ Vegetta ~

Quería abrir mis ojos, pero no podía. No sabía si era por lo que dijo Luzu, o si en realidad había algo que no me lo permitía. Como si fuera un peso muerto que descasaba sobre ellos. Un candado que me negara la visibilidad a mi alrededor: o tal vez solo era el miedo.

~ Vegetta ~

Di un pequeño salto cuando unas frías manos acariciaron mi rostro. Estás pasando por mi barbilla, hasta llegar a mis labios. Casi tuve que contener el aliento y las ganas de separar mis manos, para así poder apreciar mejor las facciones de la persona que estaba frente a mi.

—Chicos —se escuchó la voz de Luzu en todo el lugar— pueden abrir sus ojos, el ritual está completo.

~ Vegetta ~

Y a pesar de tener una ganas horribles de acatar aquella orden, simplemente no podía, sentía como si ese candado seguía oprimiendo mis ojos. Seguía asegurándose que estos no se abrieran.

~ Vegetta ~

Y ni siquiera noté el momento en que mis amigos soltaron mis manos. No lo noté hasta que mis propias manos comenzaron a agitarse nerviosas. Hasta que mis dedos pellizcaron con fuerza mis brazos.

~ Vegetta ~

Pero aún así, aún con todo aquello consumiendo mi alma. Aún con todo aquello que la quemaba y la hacía arder. Yo no abrí mis ojos. No hasta que lo escuché.

—Rubius.

Y al escuchar aquella voz, me fue imposible no abrir mis ojos. Me fue imposible no mezclar morado con verde.

—Vegetta.

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¿Aún me amas? [Segunda Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora