Howards parte 2

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El Gran comedor quedó en silencio cuando los nuevos alumnos entraron, Dumbledore estaba complacido al ver a su nueva marioneta pero no veía al supuesto cazador, tenía que jugar bien sus cartas para que ambos estén en sus líneas.

Sin darse cuenta Unos ojos Ónix y otros verdes se reencontraron, un sentimiento desconocido pero reconfortante nació en el pecho de la chica, estaba tan concentrada con no escucho las palabras de la profesora Mcgonagall, hasta que empezó a llamar a los alumnos cuando por fin salió de sus pensamientos, no se había dado cuenta que ya varios habían sido seleccionados, los dos chicos que conoció en el tren estaban en la casa de los leones, Draco había ido a la casa de las serpiente al igual que sus gorilas guarda espaldas, a su punto de vista el señor Gyomei daba más miedo que esos dos juntos, pero para ella era un buen hombre si se le conocía bien.

-Potter Harriet- anunció Mcgonagall, el Gran Comedor quedó en silencio al escucharla, con pasos firmes se acercó y tomó asiento para que su visión fuera tapada por el sombrero.

-mmmm interesante, si si... Veo que no solo eres una Potter, si no también una Snape... veo un gran potencial en su querida oh pero no nos apuremos debo de evaluar te- la voz del sombrero hacia echo en su cabeza, sabia que solo ella podía escucharlo y eso la relajaba- tienes la lealtad de un Huflepuff, pero te sentirías cómoda en esa casa.. veamos mmm... tienes la inteligencia de un Ravenclaw pero esa casa no es para... la valentía de un Gryffindor y la Astucia de un Slytherin... dime pequeña, ¿a que casa te gustaría ir?-.

-confio en que usted me pondrá en la casa que pertenezco sabiamente- respondió mentalmente.

-sabias palabras, veo en ti mucho potencial, no por nada eres una de la menores cazadores a pesar de tu corta edad siendo la más joven, si!... por supuesto.. te pondré en... Slytherin!!- finalizó gritando el nombre la casa de las serpientes, le entregó el sombrero a Mcgonagall y se fue a sentar.

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Estaba extasiado cuando ella pasó al frente, pudo ver bien la espada en su cintura, el cazador que iba asistir era su misma arma, si las cosas salían bien ella quedaría en la casa d ellos leonés, pero nunca espero que su selección tardara más, hasta después de 5 minutos el sombrero anunció la casa.

-Slytherin!!-

El claro sonido de que algo atorandose en su garganta y un leve sonido de su boca indicó que se estaba atragantado con su preciada gota de limón haciendo su mejor esfuerzo por no toser y golpear su pecho. Su mirada siguió a la chica hasta la mesa de las serpientes, tenía que convencerla de que ella se cambiara a la casa de los leones tenía que persuadir la, sobornar la, lo que sea para estuviera en sus arrugadas manos.

Harriet apenas puso atención al discurso del director, el banquete se hizo presente en las mesas, los Slytherin miraban con asombro los modales con los que comía la pelinegra, una clara evidencia de su tiempo en Japón, tanto por las pequeñas pero nutritivas cantidades de comida, una mano con un pañuelo para evitar ensuciar y desperdiciar la comida, aún que la comida no estaba mal, empezaba a extrañar las comidas que solía preparar tanjirou para los viajes, aquello le hizo recordar el día que conocieron a Zenitsu después de ser golpeado por una chica, una pequeña risa baja escapó de sus labios que solo draco pudo escuchar.

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Los días fueron pasando, su cuervo no dio indicios de una próxima misión, las clases eran fascinantes pero el profesor de Defensas contra las artes oscura era difícil de entender pero sentía algo en el que la tenía inquieta pero no para mal, conoció a Hagrid quien le contó algunas cosas de sus padre lo cual ella agradeció, era un buen sujeto, tuvo algún que otro problema con dos leones cada uno por separados, Weasley y Granger, uno la fastidiaba solo por estar en Slytherin diciéndole serpiente rastrera, que era alguien oscura, y la otra quería hacer notar su inteligencia tratando de responder a todo, cosa que agradecía cuando estaba en pociones.

Aún no sabía cómo acercarse a su hija, pero agradecía a su ahijado que le contara lo que ella le suele contar, fue gracioso cuando los vio hablando en la sala común escuchando una anécdota de una de las tantas misiones. Aún no entendía bien lo que ella suele hacer, estaba tan sumido en sus pensamientos que el bullicio del Gran comedor lo hizo alzar la mirada de su desayuno, en la puerta había una mujer de cabello negro con unas mechas moradas y unas extrañas ropas.

-konichiwa, lamento la interrupción, pero estoy buscando al director Dumbledore y a Harriet Potter- comentó la pilar mirando fijamente la mesa de profesores.

Casi todos miraron sorprendidos a la ojiverde, quien solo se levantó y caminó hacia Shinobu.

- "señorita Kocho, no esperaba verla"- comento en un perfecto japonés dejando sorprendidos a muchos.

-es bueno volverte a ver Harriet, ara ara~ tu cabello es un desastre- respondió mirando el cabello mal tomado de la chica  quien solo se sonrojo, tanjirou y/o nezuko solían peinarla, ella no podía ya que se mostraba re asia a mirarse en un espejo. -me permite su tiempo directo?- pregunto mirando al hombre de larga barba.

-por supuesto, sería apropiado hablar en mi oficina- respondio para guiar a ambas mujeres a su oficina.

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Nota de escritora:

En esta historia cambiaré cosas del canon de kimetsu no yaiba, entre ellas algunas muertes, la intención de muzan, etc.

Si tienen algunas sugerencias para próximos pueden decirlas.

Harriet Potter La cazadora de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora