[035.]

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Después de haberse dado una ducha, el rubio se puso a estudiar y completar unas que otras tareas que tenía pendientes por no haberlas acabado en clase, lo cual era algo sumamente extraño ya que Neito solía ser uno de los primeros en acabar los deberes y nunca dudaba de presumirlo. Cuando terminó cerró sus libros y cuadernos, guardó sus elementos y los dejó ordenados sobre el escritorio para después soltar un fuerte suspiro.
Arrastrando los pies llegó hasta su cama donde se dejó caer mirando al techo.
La imagen de Hitoshi cubierto de sangre y con una varilla de metal enterrada en el estómago le hizo levantarse de golpe, quedando sentado al borde de la cama.
Su estómago dio vuelco y su pecho subía y bajaba, estaba harto de esas imágenes que repentinamente venían a su mente después de haber sido victima de «Pesadilla».
Sabía muy bien que se trataba de los efectos secundarios que dejaba el poder, pero maldición... verlo asi, cuando menos se lo esperaba era como recibir un botellazo directo en la cabeza.

Pasó una mano por su cabello, peinando con sus dedos su flequillo para atrás, sus ojos quedaron fijos en la pared por unos segundos antes de estirar su mano hasta su móvil y buscar entre sus chats el de Hitoshi, aunque el final terminó por guardarlo en su bolsillo y salir de su cuarto hacia el del violeta. Su semblante parecía tranquilo, sus pasos eran lentos y a la vez firmes, pero sus pies descalzos y su cabello algo desordenado le delataban. No le importó.

Necesitaba ver a Hitoshi.

Necesitaba verlo ahí en su cuarto, sin hacer nada, echado y totalmente desparramado sobre su cama mientras jugaba a la consola...

Necesitaba verlo con su cara de hastio.

Solo para asegurarse.

Tocó la puerta pero ni siquiera espero unos segundos antes de abrir la puerta del cuarto del violeta y... Nada.
No había nadie allí.

Un escalofrío le recorrió toda la espalda, de repente se había quedado en blanco.

.

.

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Hitoshi había tenido su entrenamiento con Aizawa, como cada miércoles pero esta vez habían comenzado más temprano, debido a que el pelinegro quería aumentar el entrenamiento.
Prefirió irse sin molestar a Neito, debido a que había estado mucho más irritable últimamente y le había dicho que no le moleste por que no podía concentrarse con él cerca.

— Ya no me hables en clase, ni me mires. —dijo apenas saliendo del aula.

Hitoshi le miro perdido.

— ¿Por qué no? Me gusta mirarte.

— Pues a mí no me gusta. No puedo concentrarme si tienes tus ojos clavándome en la cabeza ¿Entiendes? ¿O te lo explico con manzanas?

Supo que fue mala idea irse sin decirle nada a su novio cuando al terminar el entrenamiento al anochecer Aizawa le devolvió su móvil, encontrándose unas cinco llamadas de Neito, qué no era nada si las comparaba con las 15 llamadas diarias de su madre. Claro, si no fuese porque Neito nunca le llama, normalmente siempre envía mensajes y no reclamaba si se tardaba en responder... Neito no era del tipo controlador, al menos en ese aspecto así que encontrarse cinco llamadas del rubio ya era la suficientemente preocupante para Hitoshi.

A penas se despidió de Aizawa, no parecía haber nada extraño pero una sensación extraña en el pecho le hacía caminar de forma apresurada, al entrar no había nadie en la sala, supuso que todos estaban en sus cuartos a excepción de Kaibara y Yui quienes parecían estar peleando por qué preparar para la cena... bastante usual...

Saludó con un asentimiento y ellos le devolvieron el saludo, se dirigió hacia su cuarto, iba a cambiarse antes de ver a Neito ya que probablemente se quejaría de su ropa sucia pero al parecer no hizo falta por que al entrar a su cuarto ahí estaba el rubio, acostado en su cama y abrazando una de sus almohadas, sus ojos se cruzaron con los de Neito y...

- Eres Tan Gay... Shinsou. [•ShinMono•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora