[039.]

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Las mejillas del rubio permanecían ligeramente sonrojadas mientras Mihoko le decía una y otra vez que no se hubiese molestado en llevar presentes, todos estaban sentados en la mesa y Hitoshi podía ver como los grises ojos de su novio recorrían la casa de punta a punta, de esquina a esquina con curiosidad palpable y... ese no era su novio.

Ese no era su novio.

No era.

No había puta forma de que lo fuera.

Lo analizaba una y otra vez y ese chico de voz dulce, mirada tímida y mejillas sonrosadas no podía ser el Neito que él conocía, ni ninguno de los otros neitos que también ya conocía. Seiji miraba como si esperara que algo ocurriera y finalmente todo explotase en un infernal caos.

O bueno, eso era lo que Hitoshi pensaba.

—Estaba a punto de empezar a cocinar —Menciono la mujer, Hitoshi se recargo sobre el respaldar de su silla.—¿Hay algo especial que quieras Neito-Kun?

—Por favor solo llámeme Neito, Mihoko-San.—Hablo de forma suave haciendo que el corazón de la mujer se derritiera en su interior, negando frenéticamente.

—No, no, puedes llamarme mamá! No seas tan modesto!—Dijo soltando una risilla despreocupada por el contrario a Hitoshi que se atoro con su propia saliva para seguido de recuperarse gracias a las palmadas de Neito en su espalda hiciera una cara de completo... algo.

Neito volteo a mirarlo y Seiji no pudo aguantar un segundo más soltando una risilla burlona hacia su primo haciéndole fruncir el ceño a Hitoshi y provocando por una milésima de segundo que Neito le dedicara a Seiji una mirada asesina.

Genial, ahí estaba. Ese si era su novio.

Al final su madre los dejo para ir a cocinar el almuerzo, claro que no sin antes estrechar a Neito en un abrazo que tomo al rubio por sorpresa casi dejándolo rígido por unos segundos pero que finalmente acepto con las mejillas sonrosadas y sintiendo un extraño sentimiento de pertenecía a pesar de que realmente todo era demasiado extraño e incómodo en aquellos momentos y sus ojos no dejaban de escanear todo lugar de la casa mientras su cerebro maquinaba bromas pesadas para luego joderle un poco la existencia a su novio aunque de alguna forma en aquellos momentos no se le ocurría nada debido a que posiblemente estaba tan abrumado.

La madre de Hitoshi parecía amable y seiji algo pesado en persona pero no le pareció desagradable... en cuanto a Hitoshi...

—¿Por qué estás aquí?—pregunto una vez estuvieron solos en el cuarto del violeta.

Neito lo miro con curiosidad, volviendo a su estado natural.

—¿No puedo? Seiji dijo que llorabas por mi todos los dias, asi que me apiade de tu miserable alma... y vine.—Contesto tranquilo mientras caminaba alrededor del cuarto y miraba con atención cada cosa incluyendo el piso bajo sus pies.

—Deja de inspeccionar mi casa.—Dijo molesto Hitoshi, algo aturdido por todo lo sucedido en tan solo unas horas luego de su despertar.— Y no, no lloraba por ti.

—Entonces... ¿No querías que viniera? —Pregunto parado en frente de la cama, con las manos entrelazadas en su espalda mientras miraba con supuesta atención el techo.—Entonces... ¿era mentira que querías verme?

Hitoshi se mordió la lengua castigándose a sí mismo.

—Lo siento, supongo que me aproveche de la situación y forcé las cosas.—Continuo hablando el rubio y Hitoshi le puso un poco más de atención.— Yo... No sabía si tu querías presentarme a tus padres y aun asi me impuse, soy terrible.—Murmuro sin despegar sus ojos del techo utilizando aquello como una salida para evitar mirarle la cara al violeta y evitar que el viera la suya también.

- Eres Tan Gay... Shinsou. [•ShinMono•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora