- Eres Tan Gay... Shinsou. [•ShinMono•]

[026.]

Neito bajo del auto sin siquiera dejar que su hermano le dijera algo.

Tan molesto como siempre.

Camino a pasos rápidos por el sendero de flores que llevaba hasta la entrada principal y abrió las puertas de par en par.

No había nadie en el salón principal así que fue hasta la cocina, el pelinegro lo venia siguiendo a paso tranquilo.

—Mamá esta en su cuarto. Ha estado deprimida últimamente.—comento aflojando un poco la corbata de su traje mientras vio como neito se encogía de hombros.

—¿Y eso a mi que?—la frialdad en su voz hizo a feitan sonreir.

—no lo se. Me pregunto... ¿culpa de quien será? Su adorado hijo no le contesta una sola llamada.—dijo de forma insinuante.

Neito se giro importándole menos.

—Su adorado hijo ha estado muy ocupado como para estar cumpliendo sus caprichos.

—que duro debe ser tener un hijo tan hipócrita.—dijo el pelinegro riendo con ganas, impresionado por la actitud de quien se suponía era su adorable y lindo hermanito.

—Y que lo digas... —respondió el rubio mientras revisaba las alacenas por su cuenta... se había acostumbrado a hacerlo en la U.A... maldición, shinsou le estaba pegando sus mañas de pobre.

—¿Qué haces?

—¿Qué te importa?

—Solo se me hizo raro.—se defendió el pelinegro.

—¿te afecta? ¿cambia tu estado emocional, económico o sexual lo que yo haga?

—definitivamente no.—sentencio riendo.

—entonces cierra la boca.

—¿acaso no tienes respeto?—pregunto luego de haber abierto la boca ofendido.

—Hacia ti? Ni un poco.—escupió las palabras casi con desprecio...¿Dónde estaba la cocinera?

—y... ¿Qué se supone que debo hacer para que me respetes?—pregunto sentándose en una de las sillas altas alrededor de la isla.

—es fácil.—se encogió de hombros.— resolver tus problemas por ti mismo en lugar de utilizarme. ya estas grandecito ¿no?

El pelinegro iba a hablar, pero la voz de una mujer lo dejo con los labios entreabiertos, ambos hermanos voltearon hacia e lugar de donde provenía la voz viendo a su madre bajando las escaleras.

Una hermosa mujer de cabellos rubios en rizos brillantes, delgada, alta. Vestida en un llamativo vestido blanco.

—y tan deprimida que esta...—murmuro neito, feitan tuvo que aguantarse una carcajada.

—¿Neito? ¿Cuándo llegaste mi pequeño?—la mujer se acerco abrazando a su hijo.—Dios, estas tan alto.

—Mamá...—Neito le sonrió emocionado, recibió el abrazo gustoso.—Acabo de llegar, Feitan me trajo.

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Una sonrisa refrescante en su rostro, su cabello peinado hacia atrás de un lado, dejando caer un poco de su fleco a su frete, zapatos brillantes y ropa delicada y bonita...

Repartiendo sonrisas y charlas agradables con personas que ni siquiera conocía mas allá de una breve investigación hecha por su cuenta, totalmente guiados por las apariencias y actitudes que mas les conviene.

En ese mundo, ser agradable lo es todo.

Sin importar que tan hipócrita, falso y traidor tengas que ser, tu imagen es lo primordial, neito conocía todo sobre ello, utilizando la estrategia que le enseñaron desde pequeño incluso dentro de su familia, incluso con sus padres. En algún punto de su adolescencia realmente ya no sabia cual era su verdadera perspectiva...