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Brian comenzó a abrir sus ojos lentamente. La cabeza le punzaba y un agudo dolor incordiaba en su sien.

Las imagenes de su visión eran borrosas hasta que se incorporó un poco mareado. Estaba en la casa de la playa.

-Es un idiota, les dije que teniamos que matarlo cuando pudimos - la voz de Vladimir sonaba furiosa mientras caminaba por el lugar resoplando señalando a sus hermanas.

Anastasia levantó la vista hacia Brian que se hizo pequeño en su lugar cuando los tres se acercaron a él.

-Perfecto, el bello durmiente mete pata ha despertado - Adara se paró frente a él de brazos cruzados-Tienes suerte de que haya salvado tu inútil trasero rubio, agradecemelo luego -murmuró enarcando una ceja.

-Yo... -quizo hablar pero fue interrumpido por una enojada Ana.

-Solo tenias un trabajo. Solo uno -marcó ella cada palabra con rencor señalandolo con el índice-. Si me hermana hubiera muerto por tu culpa juro que... -Vladimir la alejó negando con la cabeza mientras Adara suspiraba.

-Nada sirve que nos pongamos a discutir de esto ahora, estoy agotada y necesito una ducha. Lleven a Brian a su casa, tiene muchas cosas en las que pensar.- resopló hastiada saliendo de la habitación.

-¿Que cosas debo pensar?- preguntó tocando la venda en su cabeza.

-Si sigues con nosotros haras que se te ordena, o puedes irte a la mierda - murmuró Ana siguiendo a Adara.

Vladimir acomodó el cuello de su camisa con la mandibula apretada.

-Andando chico- susurró acompañandola a la salida mientras Brian caminaba dolorido- Lo sé, palizas como esas dejan secuelas. Pero tranquilo solo tienes una contución leve y un par de costillas astilladas.

-Eso explica porque me duele al respirar-respondió llevandose una mano a la zona del dolor mientras caminaba.

Vladimir lo detuvo antes de que suba al auto mirandolo seriamente.

-Si fuera por mi, ya estariamos muerto -apretó los dientes mirando a su alrededor para luego volver a centrar su atención en él- Es por Ana que sigues aqui, por alguna razón le agradas.

Eso causó una sensación de confort en Brian que sonrió sin darse cuenta. Vladimir enarcó una ceja y puso mano en su hombro haciendo que el rubio se estremeciera por dentro.

-Ni siquiera se te ocurra tocar ni mirar a mis hermanas - sentenció antes de que ambos se subieran al vehiculo.

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-¿Oye debo cuidar a la babosa todo el día? -se quejó Diana cargando a su sobrina mientras Venus y Minerva se alistaban.

-Solo es un momento Diana, debo ducharme sin mi hija presente -respondió Vesta de mal humor- Mamá llegará pronto, ella te ayudará.

Diana rodó los ojos e inspeccionó de arriba a abajo a sus hermanas.

No llevaban tacos altos, tampoco ropa fina y eso que a ellas les encantaba. Era como si estuvieran por ir a alguna misión secreta ya que sus movimientos eran tan precisamente pensados. La mentira de que irían de compras no se la iba a tragar fácilmente.

-Asi que, ya que van a Gucci ¿Me traen un bolso? -fingió inocencia en su pregunta mientras las miraba sonriente.

-Compralo cuando vayas con madre -respondió Minerva esta vez firme.

Minerva siempre era dulce y gentil, la más paciente de su familia y la hermana más responsable. Muy pocas veces se enfadaba pero sus hermanos nunca la habían visto en ese estado.

La Rosa AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora