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 30 de Septiembre de 2020, Ubicación exacta: Moscú, rusia.

El cálido viento roza mi mejilla izquierda mientras la otra está apoyada en el frio metal de la pistola.

Ya tengo en la mira a mi próximo objetivo: Richard James, un narcotraficante que le debía sus buenos dólares a otro narcotraficante.

De esto vivo, saldo deudas y borro rastros. Me llaman "La Rosa Azul" y soy la mejor en lo que hago.

El sujeto está tomando un café tranquilamente en su casa. Ladeo la cabeza esperando la posición perfecta y que la dirección del viento cambie para que el disparo sea limpio y perfecto.

Desde mi posición puedo ver absolutamente todos sus movimientos. Hace una semana que lo vengo rastreando y sé hasta de todos sus amoríos. A su esposa, le haré un gran favor.

Cuando el viento merma y él se levanta de su silla es el momento perfecto.


Respiro, apunto, aguanto la respiración y disparo. Suelto el aire que estaba conteniendo a la misma vez que veo su cuerpo caer inerte. En el blanco.

Su esposa chilla horrorizada mientras se acerca al cadáver de su marido y busca por todos lados el culpable; aunque es inútil, mi posición es totalmente secreta y escondida.

Sonrio de lado por otro trabajo bien hecho y tomo mi comunicador para llamar con mi empleador.

- Está Hecho – digo cuando me atiende.

- Bien hecho Rosa Azul, una vez más gracias por tus servicios. Ya está depositado en tu cuenta el monto acordado.

- Gracias – digo al colgar.

Me levanto y procedo a juntar mis cosas pero noto la presencia de alguien.

- Solo dos preguntas – digo erguida.- ¿Quién eres y que haces aquí? - pregunto a las sombras detrás de mi.

Un hombre de traje sale de la oscuridad con una placa en mano.

- Adara Schulls, queda detenida por el gobierno de Rusia por sus cuantitativos crímenes y perjurios atentando contra la integridad física y mental, ademas de sus 50 homicidios en tercer grado....- sonrío porque ya me conozco el discurso y solo estoy buscando una vía de escape cuando veo la ventana.

- Tiene derecho a permanecer en silencio, todo lo que diga o haga será usado en su contra.- se me acerca con unas esposas y de la oscuridad emergen 10 oficiales armados.

No lo pienso dos veces y salto por la ventana, cayendo al vacío desde el 18cto piso del edificio. En dos segundos saco mi bayoneta y disparo hacia una columna.

De milagro se agarra y con la inercia rompo una ventana entrando a uno de los pisos del edificio.

Fue un golpe duro, pero la caída hubiera sido aun peor.

Es la primera vez que dan conmigo. Debo admitir que asustada estoy, pero es excitante la adrenalina de escapar.

Aunque no seria la primera vez que intentan arrestarme o matarme.

Las personas en la oficina se levantan de sus asientos cuando me ven entrar y con la misma rápidez correr escapando.

Voy empujando todos los hombres y mujeres y doy con el ascensor.

- ¡Ahi está! .- grita uno al final del pasillo.

- ¡Mierda! .- me quejo y salgo corriendo por otro lado. Tomar el ascensor si me vieron solo seria el suicidio.

Bajo rápidamente las escaleras y escucho los pasos de ellos detrás de mi.

Me lanzaria y usaría mi bayoneta pero aquí hay mas probabilidades de que me rompa los huesos y rota no puedo escapar.

Salto de a 4 los escalones y llego al primer piso de recepción pero sellaron las puertas.

Saco mi arma y apunto a la recepcionista.

- Ábrela – ordeno colocando la pistola en su sien.

Ella lloriquea negando con la cabeza.

- ¡Que la abras hija de perra! - apreto mas la pistola en su sien y ella está que se mea del miedo.

- Señorita Schulls, rindase. Está rodeada.- dice el mismo hombre que quiso arrestarme.- De hecho tenemos un trato justo para usted. Ahora deje a la dama y venga con nosotros.

Bajo el y en el mismo microsegundo dos oficiales me tiran al piso sometiéndome y colocándome esposas. En todo momento solo sonrío y no dejo de mirar al sujeto.

- Era una carnada, ¿verdad?.- le pregunto al detective.

Él mantiene el silencio imperturbable y me llevan al móvil obigandome a entrar.

No es un auto policial, es un auto de lujo. Dos oficiales están a cada lado de mi y el detective justo enfrente de mi con lo que yo supongo es mi expediente.

- Señorita Schullls.- comienza a hablar mientras abre la abultada carpeta que tiene en sus manos y yo me remueve en el costoso asiento de cuero.

- Adara.- lo interrumpo.- soy Adara para los amigos.- digo sonriendo cínicamente y él continúa su parloteo ignorándome categóricamente.

- Tiene un historial que me ha sorprendido, tiene mis respetos a pesar de ser una criminal globalmente buscada.

- Gracias, aprecio eso.- le sonrío sarcásticamente.- Pero usted habló de un trato.- digo enarcando una ceja.

- Queremos utilizar su talento en una misión. A cambio, será exonerada de todos sus delitos y crímenes.

- ¿Asi de fácil? .- pregunto desconfiada.- Suena a trampa.

- No, claro que no. No acudiríamos a una criminal de no ser porque no tenemos opción.

- Eso es obvio, vaya al grano.

- No sabemos quién es su objetivo asi que deberá descubrirlo y luego terminar el trabajo.

- Soy asesina, no un sabueso como ustedes. No tiene sentido.

- Miente, no es la primera vez que sigue a alguien.

- Por lo menos deme un apodo, un lugar, algo que me conecte al objetivo.

- ¿Está aceptando el trato?.- pregunta cerrando la carpeta.

- Eso es obvio. Estoy dentro.- digo ladeando la cabeza.

Esto será interesante.  

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Nueva historia y de un nuevo género para mi. Espero les guste. 

La Rosa AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora