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Adara

No puedo ver nada, apenas puedo respirar con esta bolsa en mi cabeza. Me duele la nuca y solo escucho mi respiración y una gotera como a lo lejos.

Estoy en algún lugar grande y abandonado, por el eco de los sonidos del exterior que se repiten muy débilmente aquí dentro.

Mis lágrimas salen al recordar los momentos antes de este secuestro. Vladimir, está muerto.

Parte de mi quiere que sea mentira, que solo estén jugando conmigo y quizás está bien. Ana irá a buscarlo y luego vendrán por mi, dónde sea que me encuentre me van a encontrar, siempre lo hacen.

¿Verdad?

No estoy tan segura esta vez. Me siento cansada de esta vida. Me hice de muchos enemigos y ahora mi familia paga el precio.

Oigo pasos que retumban en todo el lugar, acercándose lentamente a mi.

—Adara, La Rosa Azul. Muy interesante encontrarte en mi ciudad. ¿Recuerdas mi voz? —su acento es ruso, así que debe ser algún familiar de algunos encargos que he tenido en ese lugar.

—Iluminame, cariño.

Me quita la bolsa de la cabeza y mis ojos intentan acostumbrarse al cambio brusco de iluminación.

Veo su rostro marcado y cortado en señal de una equis cerca del ojo.

Claro que sé quién es.

—¿Sorprendida? —pregunta escupiendo hacia el suelo mientras se aleja unos pasos.

—Bastante, por lo general cuando mato a alguien, se quedan así. Pero quién diría que te veías mejor muerto que ahora —murmuro soltando una risa sarcástica.— Diablos, esa cicatriz se ve bastante fea.

Logro hacerlo enfadar y se acerca a mi silla sosteniendola con firmeza mientras su rostro se ruboriza por la cólera.

—Pues tu padre dice que se me ve muy bien, de hecho. —murmura enarcando una ceja.

Mi sonrisa se borra de forma automática. Estoy en shock. ¿Escuché mal? ¿Mi padre?

—Mi padre está muerto, imbécil. No sabes hacer bien tu tarea. —digo totalmente segura.

—Pues de hecho la hice muy bien. —silba y un par de hombres emergen de las sombras.

Quedo helada al reconocer a uno de ellos.

—¿Papá?

Él se acerca con una sonrisa engreída igual a la de Vladimir y achina sus ojos azules grisáceos peinando su pelo blanquecino.

—Hola Ada.

~•~•~•

Marcel

Lo primero que hice fue hablar con mi padre. Debe saber en lo que se está metiendo.

Golpeo la puerta de su oficina y espero unos segundos.

—Adelante. —responde detrás de la puerta.

Está fumando sus habanos y veo en él una expresión difícil de leer.

—Papá debo decirte algo sobre el círculo.

Él me mira serio y niega lentamente.

—Luca está muerto. —suelta sin más.

Abro mi boca para responder y me quedo estático en el lugar.

—¿Qué? Es imposible. Acabo de hablar con él. —murmuro confundido.

—¿Eres estúpido? —se pone de pie y coloca ambas manos en su escritorio mirándome desafiante— Saliste de allí y ya estaban listos para asesinarlo. —me extiende unas fotos que están pegajosas por ser impresas hace poco.

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2023 ⏰

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