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Su infancia había sido una gran ola de asesinatos, muerte y desgracia..

Su padre había sido un asesino.

Y ella creció asimilando que su madre la había abandonado a ella y a sus hermanos cuando siguieron los pasos de su padre.

Adara Ivanov se había preparado para ser una mujer práctica, que trabajaba sin descanso con cautelosos y bien pensados pasos.

No se permitía titubear. Si era necesario tomar atajos lo hacía, no importaba si podía llegar a perder la vida haciéndolo.

Eso era ella, y siempre lo había creído así: El resultado de su genética, de su crianza y de las reglas que se había impuesto a si misma.

Y ahora aquí estaba. Se sentó, todavía aturdida por la sorpresa de haber sido atrapada, frente al ordenado escritorio de la también perfectamente ordenada oficina del detective.

Le habían quitado la libertad, sí... pero a cambio de recuperarla solo debía ejecutar este trabajo.

Estaba siendo procesada por desfalco y asesinatos en tercer grado. La habían atrapado con las manos en la masa; había saldado la cuenta de sus clientes y sido acorralada y a punto de ir a la cárcel.

El trato era justo, solo debía descubrir quien era el líder de la mafia llamada "Los Dioses" y matar a su líder. Porque eran cómplices de ayudar al gobierno norteamericano en contra del gobierno ruso.

El detective estaba encantado con la idea de que aceptara. Eso le genera desconfianza pero no habia otra salida.

Se había el tomado tiempo para conversar con él, aunque tenia muy poco que perder durante ese rato.

Entonces él se encargó de recordarle las acusaciones, los cargos y la cadena perpetua que deberia cumplir si se negaba.

Ella se habia mostrado agradecida cuando le comentaron que le darían una ubicación para comenzar su búsqueda, y una casa para albergarse en lo que completaba la misión.

- Le implantaremos un chip y estará monitoreada desde nuestros centros para asegurarnos que no va a traicionarnos.

- Me parece justo. Pero ¿quien me asegura que no van a traicionarme ustedes a mi? - le dijo reclinándose y cruzando sus manos detrás de su cabeza.

- No le quedará mas remedio que confiar señorita Schulls- dijo el detective levantandose y ofrece su mano.- ¿Tenemos un trato?

- Asi es.- dijo ella muy segura y sellando el trato apretando su mano.

Ada emprendió viaje hacia Puerto Rico, allí estaban "los dioses" los supuestos traidores.

Pero faltaba comprobar si eran realmente ellos y quienes eran realmente ya que eran mas mito que realidad.

Pero no podria hacerlo sola, un trabajo tan importante como éste necesitaria de sus refuerzos.

Sin pensarlo dos veces tomó su teléfono en el aeropuerto y llamó a Vladimir. El cual respondió en el primer tono.

- Rosita querida .- dijo el en un tono jovial y sereno del otro lado de la linea.

- Me metí en un lio - le soltó ella de repente. Vladimir suspiró.

- ¿Dónde estás?.- le preguntó.

- En un aeropuerto rumbo a Puerto Rico.- dijo ella mientras arrastraba la pesada maleta hasta un banco.

- Llegaré en tres dias, iré con la pulga.- dice y colgó.

Adara sonrió a su teléfono. Sabia que en un caso asi era necesario contar con sus hermanos.

Además queria pasar tiempo con ellos. Nunca se habian separado demasiado y si el gobierno la traicionaba y la mandaba a la cárcel tendria que huir y tal vez seria la ultima vez que trabajarian juntos.

No dejaría pasar algo asi.

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Sentado en su reposera tomando un trago y disfrutando de la vista del mar ,a 500mts, estaba Marcel Bianco. Tez morena, cabello negro y ojos marrones oscuros. Mismas facciones a su padre y contextura similar, con 38 años de edad.

El mayor de los 7 hijos Bianco, heredero y apoderado de todo lo que su padre Júpiter habia edificado y prosperado desde sus 20 años de edad. Él se dedicaba a dirigir absolutamente todo con su padre, siendo Júpiter la cara visible de todo.

Una de las familias más ricas y respetadas de Puerto Rico, con una empresa de bienes raíces y muchos negocios "bajo la mesa".

La cálida brisa puertorriqueña acaricia su bronceada piel mientras The Weekend suena de fondo.

- ¿Piensas estar todo el dia echado Marte? - la voz de su hermana melliza lo trajo de vuelta a la realidad. Posicionandose frente a él con la arrogancia que llevaba en sus venas.

Vesta Bianco, con mismo cabello, ojos y piel que su hermano mellizo. Madre soltera de una beba de 2 años de edad. Ella se dedicaba a controlar el contrabando que entraba o salia bajo su apellido.

- ¿Qué quieres Vesta? Son mis vacaciones, no jodas.- dijo incorporándose mientras buscaba un cigarro y un encendedor.

- Son las vacaciones de todos idiota .- replicó ella parándose firme frente a él y arrebatandole el cigarro de las manos.- Hasta Mercurio está ayudando a mamá en la cocina, tu nada haces.

- El pendejo hace bien, le servirá para su futuro hacer algo por la patria .- dijo apretando la mandibula.- ¿Qué quieres de mi? ¿No está Neptuno por ahi que te ayude?.

- Ese es otro idiota.- dice prendiendo el cigarro que le habia robado a su hermano y dándole una calada.- Se fue anoche y no volvió aún. Papá quiere hacer una reunión familiar en la sala por eso te llamaba.- dijo echando el humo en la cara de su hermano.

- Pues se jode entonces, no hagamos esperar al viejo .- se quejó entrando en la casa con su hermana pisando sus talones.

El encerado y costoso piso de madera rechinaba suavemente bajo sus pies a cada paso.

Efectivamente en la sala estaba su padre y su madre con un semblante frio y serio.

Marte y Vesta tomaron asiento en un sofá mientras sus demás hermanos los esperaban ya en del otro lado en un sofá de más tamaño.

- ¿Y Neptuno aun no llega?- preguntó su padre a Marte mirandolo con seriedad.

- Lo acabo de llamar.- elegantisima en su conjunto de cachemir, Minerva Bianco, de 34 años, se plantó en el umbral con las manos apoyadas sobre sus caderas -. ¿Que voy a hacer con él?

- Ya llegará - murmuró con fastidio Venus, de 26 años.

- Empecemos sin él, siempre hace lo mismo - concluyó Diana, la más pequeña de los Bianco, con solo 20 años de edad.

- Siempre caprichosa babosa .- se quejó algo drogado su hermano Mercurio, de 23 años.

- Por favor niños.- interviene Juno Greco, su madre abanicando su rostro con su mano cargado de la joyeria más cara del momento -.

- Bueno, como sabrán estas no son en realidad unas vacaciones familiares -. comienza su padre -. sino más bien un fuerte donde nos vamos a esconder hasta que pase la tormenta.

- Papá, al grano -. pide Venus en un tono sombrío.

- Nos están cazando familia.

El silencio reina como nunca en la sala. Mientras Júpiter inspecciona las reacciones de sus hijos.

- ¿Cómo dices? -. Marte se puso de pie mirando a todos buscando una explicación.

- El gobierno ruso ha mandado a alguien para que nos mate -. concluyó su padre saliendo rápidamente de la habitación seguido de Marte.

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Estoy esperimentando con una nueva narrativa. Mas detalles y esas cosas. ¿Que les pareció?

La Rosa AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora