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—Definitivamente no te acompañaré

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—Definitivamente no te acompañaré. Es mi respuesta final.

—Seokjin, dile a tu hermano que no le cuesta nada acompañarme­ —me exige la vocecilla de Park Jimin.

Aparto la vista de la mesa de Kim Jennie y sus amigas para poderme deleitar con los rostros de Jungkook y su amigo.

—Jungkook, no te cuesta nada acompañarlo —repito como grabadora yo.

Si no fuera por los enfebrecidos quejidos de los menores que me acompañan, a esta hora la cafetería del campus sería uno de los lugares más tranquilos que se podrían encontrar.

—Tengo que recoger a Tae de su facultad —se excusa mi hermano.

—¿Recogerlo? —indago sin pizca alguna de sutileza.

Me distraigo cuando Lalisa no evita girar su rostro para atender todo el alboroto que se comenzaba a armar, al momento en que su mirada me encuentra le dedico uno de mis mejores guiños y ella pone los ojos en blanco para después seguirle la conversación a Jennie.

El inconfundible sonido de un vidrio rompiéndose atrae mi atención de nuevo. El chico de espeso cabello rubio ha dejado caer un vaso.

—¿Bromeas? —Jimin parece estar alucinando de un momento a otro.

Cuando Jungkook le replica, es cuando noto lo perdido que me encuentro.

—No, es verdad. Taehyung y yo estamos saliendo —declara.

La última vez que vi a Jungkook podría haber jurado que no era homosexual, y si no mal recuerdo eso fue esta mañana antes de salir de casa.

—¡¿Por qué no me dijiste que sales con mi mejor amigo?! —Jimin se levanta de su asiento y aumenta aún más el volumen de su voz, indignado.

—La pregunta sería: ¿por qué tu mejor amigo no te dijo que sale conmigo? —omite la parte en la que aquellos tres son mejores amigos auto declarados.

—No sabía que fueras gay —interrumpo entonces.

Jimin exhala y vuelve a tomar asiento a la vez que atrapa mi botella de agua para declararla como suya. Esta vez ni siquiera el peso de la mirada de Kim Jisoo me hace perder la concentración.

—Si, bueno, yo tampoco lo sabía —alza los hombros—. Pero Taehyung llegó hoy llegó a la facultad con el cabello rubio, y wow, realmente se veía precioso. Entonces me pidió- me exigió saber en dónde me había metido ayer, después de eso me ruboricé.

Jimin deja salir una carcajada ante aquella absurda palabrería.

—Porque eso se escucha muy creíble— suelta.

—¡De verdad!, ¡estaba todo rojo! —lo jura mirándome con aquellos ojitos de ciervo que hacen que mis instintos protectores de hermano mayor salgan a la luz cada vez, le hago una seña para que continúe, no sin antes de darle una mirada de advertencia a Jimin, quien se encoge en su asiento. —Le dije que me gustaba cómo se veía y luego lo besé —relata.

Boys / 2seokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora