Capitulo 16

849 115 2
                                    

Llegue rápidamente a casa ya que compre lo que necesitaba en un minimarket cercano, también pase por una farmacia, no estaba segura de comprarle unas pastillas así que termine comprando un jarabe para niños y una bebida hidratante. Empecé a cocinar una sopa, aun eran las nueve de la mañana, pero eso no importaba... Fui a la habitación donde se encontraba el chico sin las cobijas encima, me acerque y lo obligue a tomarse el jarabe, al principio se negaba pero como era para niños termino disfrutando el sabor a fresa. Mientras la sopa se cocinaba me senté en el filo de la cama y acaricie sus cabellos.

-No tienes el pelo muy largo?- pregunté, pero no recibí respuesta alguna, suspiré -debe hacerte calor- mojé un poco el paño que tenía en su frente.

-Te gustaría que me lo cortara?- preguntó él devuelta, sobresaltándome por su gruesa voz.

-Oh... bueno, creo que te verías igual de atractivo y  tal vez no te haga tanto calor, aunque supongo que te crecerá rápido nuevamente... eres un hombre lobo después de todo- dije 

-Perdón- sorprendida le pregunté porque se disculpaba -por ocultarte esto, ibas a enterarte tarde o temprano- 

-Hubiese preferido que fuera tarde, esto es mucho que procesar sabes?- el asintió y abrió un poco sus ojos para verme. 

-Tú... me tienes miedo?- sonreí suavemente antes de contestar.

-Porque piensas eso? claramente no te tengo miedo por algo estoy aquí junto a ti, tranquila mientras te acaricio como un perrito- 

-No soy un perro- comentó el con esa cara sería y voz profunda sacándome una risa, tomó mi mano que se encontraba en su cabeza y dio un giro haciendo que caiga acostada entre sus brazos.

-Puedes hacerlo a voluntad?- el me miró con ojos cansados y asintió -puedes hacerlo ahora? solo las orejas, no hace falta que lo hagas de cuerpo completo- sacudió su cabeza y de estas aparecieron dos orejas de lobo, fascinada comencé a acariciarlas hasta que escuche algo golpeando el colchón, mire a su espalda y había una cola que no dejaba de agitarse, quizás no sea experta en animales pero estoy segura de que eso significa que esta feliz.

-Eres como un híbrido, uno grande, guapo y sexy- exprese mientras seguía acariciando su oreja izquierda ya que los dos estábamos acostados de costado, el acercó su cara hacia la mía, pero antes de besarnos puse mi mano entre nuestros labios -acaso quieres que yo también me enferme?- se alejó un poco y luego se dio la vuelta dejándome ver su espalda cubierta por una camiseta -eh? oye no te enfades- lo abracé de la cintura sintiendo como su cola empezaba a agitarse en mi estomago sacándome algunas risas por las cosquillas. Ya se podía oler la sopa, así que me levante para revisar y efectivamente esta ya se encontraba lista, deposite un poco en un plato y lleve este hasta la habitación, la puse encima del escritorio para que repose y se enfrié un poco, entonces me acosté en la cama junto al chico, la cama era para una sola persona así que quedábamos muy cerca -sería mejor si nos cambiamos al otro cuarto, hay una cama más grande- se levanto y medio tambaleándose se dirigió a la habitación, se tiró encima del colchón mientras yo llevaba la sopa, bebida hidratante y el jarabe -No te acostumbres porque este es mi cuarto- le dije divertida. Hice que se tomara la sopa para luego acostarme junto a el, la lluvia ya estaba parando, era un ambiente tranquilo.

-Me agrada aquí, era un poco incomodo dormir en una cueva- giré mi mirar hacia él, vivía en el bosque? eso explicaría muchas cosas, cuando se encontrara mejor le preguntaría, se acercó y me abrazo de la cintura para quedarse dormido, el frío del ambiente y sus cálidos brazos hicieron un ambiente tibio en mi corazón, era imposible no enamorarse, deje que durmiera un rato mientras yo jugaba en mi celular, no tenía sueño y si dormía ahora ya no dormiría en la noche. Pasaron tres horas y mi cuerpo exigía alimentos, intente levantarme sin despertar a mi acompañante, aunque claramente era algo imposible, ya no se veía enfermo así que le tome la temperatura y claramente esta había bajado... como Hitomi decía "una siesta cura todo mal" sonreí nostálgica al recordarla, todavía me faltaba su compañía.

-Voy a calentar la sopa, quieres que te sirva?- cuestione al estirarme, se iba a levantar pero lo detuve -ah no mi amigo, usted se quedara reposando, tenemos una hora para ir con Akane y hacer todo el tramite de la mudanza- iba a salir del cuarto pero sus palabras me dejaron en shock.

-Pero si las únicas cosas que tengo en casa de mi hermana es mi ropa- me detuve en seco y lo regrese a ver confundida, era enserio?, pudo avisármelo antes, por lo menos tenemos todos los muebles de Hitomi, la verdad es que yo tampoco tenía muchas cosas además de mi ropa, escritorio, ventilador y algunas decoraciones pequeñas, suspirando encendí el celular que tenía a mano y llame a mi amiga pelirroja para cancelarle. Calenté la sopa y serví dos platos, nos sentamos juntos a comer -Quiero el cuarto grande- dijo de repente el varón frente a mi.

-No- respondí secamente para seguir comiendo, al terminar fuimos en bicicleta hasta mi departamento para tomar dos maletas grandes, luego tomamos un taxi hasta la dirección que me había dado Hanna, Ame abrió con la llave que le había entregado su hermana, tomamos la poca ropa que tenía, fue inevitable encontrarme con algunos boxers al momento de guardar, uno en especial llamó mi atención, era celeste y tenía grabado varias caritas de lobo kawaii, al chico parecía no importarle, hice una lista mental de varias camisetas que quizás le robe, no es por nada pero me encantan las camisetas enormes, apenas tengo dos... o mejor dicho tenía.

Volvimos a tomar un taxi hasta la casa, y rápidamente empecé a doblar y guardar la ropa de mi acompañante, todavía tenía que regresar a atender la tienda y el peli azul no ayudaba mucho, y con no mucho quiero decir, nada.

-Oye aunque sea ayúdame con esto si ya te sientes mejor- le dije, pero el solo me veía sentado en la silla del escritorio que había en la habitación.

-No se doblar la ropa- lo miré sorprendida, todavía tenía muchas cosas que preguntar, luego las escribiría en un papel para no olvidármelas, termine con la primera maleta, ya lo ayudaría con la otra mañana, tomé un cuadernito de notas y anote gran parte de las preguntas en el camino a la florería ya que el oji castaño me llevaba en la bici. Al terminar nuestra jornada de trabajo le hice entrega de la llave de la casa y quedamos en que yo lo iría a ver a la casa ya que el señorito no sabía cocinar, tendría que venir temprano a hacerle el desayuno, también tendría que poner dinero para la despensa, cuanto ajetreo.

-Ojalá el dinero me cayera del cielo- hablé a la nada mientras iba en la bicicleta camino a mi departamento.

 1176 palabras 


𝖀𝖓𝖆 𝖛𝖎𝖉𝖆 𝖊𝖓 𝖑𝖆 𝖈𝖎𝖚𝖉𝖆𝖉 - Ame x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora