no quiero ser un cobarde

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El día anterior tuvo suerte ya que nadie fue a molestarlo a su habitación mientras no estaba, consiguió algo para retrasar su boda, realmente todo estaba yendo bien.

Sospechosamente bien...

Si, es un paranoico que no confía en la vida, no es como si la vida le haya dado razones para que pueda confiar en ella, ni esperaba una, la vida no lo ayudó nunca ni la suerte o la puta religión, él mismo se ayudó.

Tampoco necesitaba que alguien lo ayude, él no era una princesa esperando un príncipe, no, no. Él era un príncipe que luchaba con lo que le venga a cagar su vida, lucho para ser un prodigio con la espada, lucho para ser lo suficientemente inteligente como para reinar a pesar de las protestas de su padre sobre que él no necesita saber nada, lucho para no ser matado por los feroces entrenamientos que le aplicaban, lucho cada noche contra la culpa de haber matado con tan solo cinco años.

Hasta tuvo que luchar contra su "propio demonio".

Ahora luchará para que todo su esfuerzo no haya sido en vano, no se casará por beneficio, no quiere seguir cumpliendo cada capricho de su padre.

Simplemente quiere decidir que es lo mejor por el al menos una vez en su vida.

¿Acaso era mucho pedir?

"Conociendo a mi padre, incluso decidir por mi cuenta cuando debo cagar es pasar los límites, maldito viejo controlador".

—Ne~ que pereza, Sebastián no vino a joderme hoy... seguro está con alguna sirvienta, bah a quien le importa.

Ya resignado el albino se levanto de su cama, le habían traído el desayuno, lo cuál a cualquiera le gustaría, pero él no era el caso, al menos no con el mensaje que le trasmiten discretamente.

Si sales de tu habitación en estos momentos te voy a castigar.

Él prefería conservar su vida sana y salvar así que no salió, su padre en momentos como estos no lo dejaría ni siquiera entrar a su lugar de trabajo, así que a pesar de la biblia que se tiró recién, como buen cobarde escribió todo en una carta.

Bueno no se que esperaban, el hombre es capaz de paralizarlo con solo su voz. Le dejo traumas y marcas que le tomará años borrar, si es que lo hace, una cosa es querer que todo cambie y otra muy diferente cumplirlo, no dice que no lo hará, solo que aún era muy pronto para eso, apenas si podía verlo a los ojos cuando el albino mayor se enoja.

Era simplemente terrorífico, no estaba preparado para enfrentar a ese monstruo todavía.

Así que armó los mejores argumentos de su vida y puso todo de si en la estúpida carta, si su padre la lee le contestara con otra carta, con tan solo algo escrito en ella.

Un Si o un No.

Esperaba mas la primera opción que la segunda.

—Bien, creo que esta lista. —Habló contemplando la hoja de papel, definitivamente era genial con las palabras. —Ahora solo tengo que llamar a una sirvienta y que se la lleven a su lugar de trabajo, y todo saldrá espléndido.

Tal como dijo llamó a una mujer para que le llevaran la carta a su padre, ni loco salía él y se arriesgaba a que su padre o hermanos lo vean.

No gracias, él quiere vivir y no planea que su último aliento sea en este desesperante lugar.

Como ya sabía que no podría salir posiblemente en todo el día, decidió mandarle un mensaje a su hermana también, le contó sobre la idea, aunque claro la conto como si a él se le hubiese ocurrido, ya que no mencionó a Gon ni los sucesos anteriores a conocerlo.

El Príncipe y el Ladrón (Gonkillu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora