Killua no era un principe educado, no era
Honesto, ni obediente. Mucho menos amable.
El era un ladrón con sus propias razones y pasado.
Killua no quería casarse. ¡No podían obligarlo!
Oh bueno, si podían, más bien su padre podía después de todo el...
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Seré realista la noche anterior creía que seria mi fin. Pero para mi suerte mi tía Mito aún no se encontraba en casa, vaya suerte que tuve.
Estaba tan cansado que literalmente me desmaye cuando pude sentir mi reconfortante cama.
Ahora estoy aquí, en mi habitación, mirando el techo como si fuera lo mas fascinante de este mundo.
—"¿Qué habrá sido de Killua?"—.
Killua le resultaba algo misterioso, también tenia una actitud algo arrogante y orgullosa, aunque no le molestaba en absoluto. Tan solo le causaba curiosidad, además, aunque le cueste admitirlo, él también era orgulloso y obviamente era terco, puede que por eso se llevaran bien.
—Aunque lo vi nervioso cuando le pregunte por su familia... meh, la verdad me importa muy poco—. En dos días volvería a ver a su nuevo ¿Conocido? nunca dijeron que eran amigos aunque esto no le molesta al moreno, de hecho le parece fantástico, Killua realmente le agrado.
—"Creo que no conoce el Reino ¿Y si le doy un tour? ¡SI! Eso haré"—.
Gon salió casi "volando" de su cama.
Pero luego paro en seco, es cierto, faltan dos días, no sabe donde vive, no lo conoce en absoluto.
Aunque eso no quita el hecho de que esta fascinado con él, quiere ser su amigo ¡SU MEJOR AMIGO! Si es posible claro, la razón es que simplemente ese chico le atrae como si de una fuerza magnética e invisible se tratara.
Le parece un chico muy genial, algo sarcástico, narcisista e incluso arrogante y orgulloso, y por supuesto era tan terco como él, de hecho viéndolo así es un completo idiota, pero bueno tiene curiosidad por ese idiota.
Era albino, cosa que ya en serio es muy común en ese Reino, al igual que las nevadas, es más, el raro es él, casi nadie es moreno allí, todos eran blancos, pálidos, de cabello azabache, o marrón, pero Killua era mas pálido que los demás, su cabello le recordaba a una nube suave y esponjosa, cosa que le hace dar ganas de tocar aquellas hebras tan raras y extrañas.
Pero había algo peculiar en Killua y tal vez lo más magnífico de su persona, eso eran sus ojos, definitivamente sus ojos azules, parecían algo opacos y tristes, pero cuando había logrado hacerlo reír con uno de sus malos chistes (tan malos que son buenos) pudo ver un pequeño brillo, uno hermoso, uno que solo logró despertar aún mas la curiosidad por aquel desconocido.
Alguien que logro una de las cosas mas difíciles, acaparar toda su atención, cosa que realmente es complicado, normalmente su curiosidad tan solo duraba unas pocas horas y y luego lo dejaba de lado, pero este chico lo descoloco por completo, ahora sus pensamientos se habían extendido, ahora solo pensaba en tres cosas.
