Reescribiendo el destino: Un nuevo comienzo.

3.9K 208 26
                                    

Sengoku:

El ambiente de aquel tiempo en apariencia nos mostraba calma. El ruido que hacían las aves eran tan solo un engaño, sus melodiosos cantos, opacaban lo que ocurría realmente.

El gran bosque que los albergaba parecía un lugar calmado cuando en verdad ocultaba muchos eventos desagradables que ocurrían sea de día o de noche.

Era muy sabido que existía una mala relación entre hanyous, youkais y humanos. Las tres razas vivían en pugnas constantes y entre ellas mismas habían conflictos. En medio de estos sucesos había llegado Kagome hace unos meses atrás, y la causante era la Perla de Shikon que había estado dentro de ella por quince años.

Narra Kagome:

Acostumbrarme a la vida que ahora llevaba me costó mucho, pues las necesidades básicas tan normales en mi época, eran un lujo conocido solo para los nobles y eso que no tenían aún lo que conocemos como electricidad.

Referente a Inuyasha que es un hanyou y que en un principio me sorprendió saberlo porque en mi tiempo solo existen humanos es, a ver déjenme pensarlo, ¿cómo describirlo? ¡ah ya sé! Es un inmaduro, gritón y pesado. Nada le parece y siempre paramos en constantes desacuerdos. La verdad ya me hubiera ido pero recuerdo que hice añicos aquella "bendita" Perla y debido a eso, puras cosas malas es lo que ha provocado. Y cada vez que pienso en irme, rápidamente espanto tal idea de mi mente.

Hoy amaneció algo nublado y solo quería quedarme unos minutos más en mi bolsa de dormir, pero un grito tan característico de su portavoz me hizo levantar.

—Deja de ser holgazana y levántate —me dijo el molesto de Inuyasha mientras me miraba— los fragmentos no se recolectarán solos.

Pues sí, ahí iba otra vez gritando sobre los fragmentos, no había amabilidad en su vocabulario ¿acaso decir un buenos días y continuemos en la búsqueda por favor, lo iban a matar? Al parecer sí. Aun mirándolo fruncí el ceño y le dije:

—Es muy temprano y hace frío . Además aún estoy cansada de caminar, así que buscaremos los fragmentos luego —trate de sonar lo más amable posible e hice acopio de mi buen aplomo.

Él me miró con aquellos ojos ámbar chispeantes de molestia y me volvió a gritar.

—¡Levántate de una vez, no tenemos tiempo que perder! —pero al ver que no decía nada siguió provocándome —Ya sabía que los humanos eran unos débiles que no aguantan una corta caminata.

¡Ay! que no lo aguanto, como me gustaría...

Serena respira, respira, creo que conté hasta 100 y me levanté aún bajo la mirada de Inuyasha que se había alejado un poco y para ser exactos estaba que sacaba cosas de mi mochila, pero aún así me mandaba miradas para ver si me levantaba.

—¡¿Quién te dijo que puedes agarrar mis cosas?! —pregunté, mejor dicho le grite, pero el muy sinvergüenza sacó un paquete de toallas higiénicas, eso provocó que me molestara más.

—¿Para qué es esto? —me pregunto muy curioso mientras que olía el paquete de toallas.

No hubo una respuesta mía, porque el grito que di, lo dejo en el suelo. Así es, grite a voz en cuello aquel conjuro que la anciana Kaede me había brindado. Aunque lo veía en el suelo mi cólera no menguaba y el muy descarado aun sostenía aquel paquete.

—¡Abajo!, ¡Abajo! —grite con más fuerza.

Después de ello tomé aquel paquete y me fui por mi mochila, hambre ni tenía, con semejante enojo mi hambre había salido corriendo.

Después de aquello pasaron unas horas en las que ambos no hablábamos, ya que él estaba "indignado" y yo estaba molesta por ser tan imprudente y confianzudo con mis cosas.
Solo que esto cambió rápidamente, porque él me tomó por el brazo con algo de fuerza y me puso tras de él, como si él fuera un escudo.

Un Giro Al TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora