Acción y consecuencia:

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Kagome temerosa cerraba los ojos con fuerza, no quería llevarse una gran desilusión y encontrarse con una cruda realidad. En el cual ella ya no existiera.

—Se valiente —se dijo a modo de ánimo abriendo lentamente los ojos.

La luz era fuerte y sintió que todo había acabado para ella, debía haber oscuridad en aquel cobertizo pero lo que había era una fuerte claridad.

No había casa, solo un templo, un templo algo descuidado.

Las lágrimas escaparon y un gemido se ahogó en su garganta.

Su existencia no era más y mayor prueba no podía haber. Todo había cambiado.

—Es el precio que debo pagar –afirmó mientras musitaba y empezó a llorar y fijó su vista a los cielos— ¡¿no podían perdonarme por lo que hice?! ¿por qué me castigan así?, ¡¿Por qué?!, ¡Madre! —gritó al darse cuenta que nunca más la vería mientras caía sobre sus rodillas y con un puño golpeaba el suelo, torrentes de lágrimas escapaban de sus ojos.

Ya no pudo pronunciar alguna palabra solo lloraba desconsoladamente. Era tan cruel, a su manera de ver tal castigo. Todo lo que ella había amado simplemente no existía.

Vio con consuelo el pozo y los que habían del otro lado. Solo Irasue y Toga eran los únicos que podrían darle consuelo y un hogar.

Se acercó lentamente al pozo y lo toco, miro hacia dentro y luego dirigió su mirada hacia aquel tiempo de la era moderna.

—Si no hay nada para mí —dijo con pena mientras que aun con sus ojos llenos de lágrimas miraba su entorno— en este tiempo, solo me queda irme, madre —susurro y ahogó un grito— ¡lo siento!, te extrañaré— repitió— lo siento— volvió a decir a la vez que se lanzaba hacia su nuevo presente.

Todo acto es recompensado, eso dicen las personas pero en el caso de Kagome al parecer no era así. Ella creía que había sido castigada por los kamis y que por eso ella merecía perder a su familia.

Era Feudal:

Sintió el duro suelo y se quedó ahí sentada, aun llorando.

Solo que fue interrumpida por alguien, aquel youkai iba a decirle algo se había acercado al percibir su presencia, se hallaba en el borde del pozo pero guardó silencio a ver el estado de la joven.

Dudoso estaba el heredero si decirle algo y más que nada preguntar el motivo de su llanto, pero siendo tan inteligente supo que algo le había sucedido en el futuro y supuso que se trataba de su familia.

Extendió su mano hacia ella.

Ella no alzaba la mirada, estaba muy triste para hacerlo. Le costaba mucho si quiera respirar. Sus gimoteos eran lo único audible en aquel pequeño lugar.

Narra Kagome:

Dolor, la definición de aquella palabra quedaba corta ante lo que sentía, quería morirme, que alguien me diera la paz y dejar de existir.

Solo que en ese momento Sesshomaru estaba a mi lado, había saltado dentro del pozo, sentí que me observaba y no me dijo nada. Quizás porque no sabía que decirme o simplemente porque quizás disfrutaba mi dolor. Para ser sinceros no sabía qué pensar de los hermanos Taisho, eran diferentes.

Quería quedarme sola pero él no se iba o al menos no sentí que se moviera.

—Déjame sola —dije con la voz entrecortada.

No hubo respuesta, ya estaba empezando a pensar que él disfrutaba de mi dolor, así que insistí.

—Por favor Sesshomaru, déjame sola —solo que en ese instante alcé la vista y vi que él me extendía la mano.

Un Giro Al TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora